Este martes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó al Senado federal a romper con una tradición parlamentaria sólidamente anclada, llamada “filibusterismo”, para pasar a la fuerza su gran reforma electoral que busca proteger el acceso al voto de las minorías.

¿Qué es el ‘filibusterismo’?

Durante mucho tiempo, el Senado estadounidense no impuso límites a la duración de los debates sobre proyectos de ley. Esta posibilidad de obstrucción permitía a los parlamentarios impedir que un texto sea sometido a voto. Se hablaba entonces de “filibusterismo”, palabra derivada del francés “filibustier”, ya que “pirateaban” el cierre del debate.

Desde 1917, los senadores pueden decidir parar el debate si logran reunir suficientes voces. Hoy, 60 senadores de 100 son necesarios para que un proyecto de ley sea sometido a votación.

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En un Congreso en el que demócratas y republicanos tienen cada uno 50 asientos, esta supermayoría es casi inalcanzable en temas sensibles, lo que ha bloqueado la mayoría de iniciativas propuestas por Biden.

La regla no aplica para las leyes presupuestales.

¿Qué alternativas existen?

En lugar de abandonar completamente la regla del “filibusterismo”, los demócratas consideran una “opción nuclear” que permitiría a los senadores votar excepcionalmente la vasta reforma electoral con mayoría simple.

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Esta opción ha sido llamada así porque rompe brutalmente con la tradición, haciendo planear el riesgo de una escalada con el próximo cambio de mayoría.

Pero para activar la “opción nuclear”, los demócratas necesitan el respaldo del conjunto de su campo. Y varios senadores demócratas, entre ellos el representante de Virginia Occidental, Joe Manchin, han mostrado escepticismo.

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La oposición republicana se alza en contra de toda reforma al “filibusterismo”, asegurando que “rompería el Senado” y daría a los demócratas un poder desmedido.

Sin embargo, los republicanos usaron en 2017 la famosa opción para bajar a 51 la cantidad de votos necesarios para nominar a los jueces de la Corte Suprema, que son vitalicios, lo que provocó la ira de los demócratas. (I)