Las patentes son unos derechos de explotación exclusiva que tiene como objetivo proteger e incentivar la innovación. En el campo de la medicina no solo las vacunas tienen patentes, también los medicamentos, muchos mecanismos de dispensaciones de gel, o algunas jeringuillas, por ejemplo.

Incluso algunos países permiten no solo patentes para el producto, sino también para el procedimiento de producción, detalla Europa Press.

Ahora, varios países de bajos y medianos ingresos están pidiendo a la Organización Mundial de Comercio (OMC) -el organismo que rige los acuerdos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio-, que se establezca una exención de estos derechos para poder producir masivamente y de forma accesible las vacunas de COVID-19.

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Países ricos como Reino Unido, Estados Unidos, Suiza y naciones europeas, se oponen a la propuesta, presentada por Sudáfrica e India y apoyada por decenas de países en desarrollo, indica BBC. Argumentan que esas patentes son necesarias para incentivar la investigación y el desarrollo de medicamentos.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se ha mostrado favorable a la propuesta de que se suspendan las patentes de vacunas, tratamientos y otras herramientas sanitarias contra el COVID-19.

“Es el momento de usar todas las herramientas que tengamos para poder aumentar la producción, lo que incluye la transferencia de licencias y la exención de los derechos de propiedad intelectual. Es ahora o nunca”, dijo Tedros en febrero pasado.

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De aprobarse, la exención permitiría que copias de vacunas, tratamientos, pruebas de diagnóstico y otros fármacos contra el COVID-19 puedan empezar a producirse en otros países, a gran escala y precios inferiores.

Bill Gates -quien ha defendido la necesidad de asegurarse de que las vacunas lleguen al mundo en desarrollo- es una de las personas que se opone a la liberación de las patentes.

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El cofundador de Microsoft y copresidente de la Fundación Bill y Melinda Gates en Seattle, que ha invertido mucho en la respuesta a la pandemia en los EE. UU. y en todo el mundo, considera que compartir la “receta” de las vacunas no sería útil.

“Hay un número limitado de fábricas de vacunas en el mundo y la gente se toma muy en serio la seguridad de las vacunas”, dijo Gates a Sky News. “Por tanto, mover algo que nunca se había hecho, mover una vacuna, digamos, de una fábrica [de Johnson & Johnson] a una fábrica en la India, es novedoso, es solo gracias a nuestras subvenciones y experiencia que puede suceder’'.

“Lo que está frenando las cosas en este caso no es la propiedad intelectual”, continuó Gates. “No es como si hubiera una fábrica de vacunas inactiva, con aprobación regulatoria, que fabrica vacunas mágicamente seguras. No, tienes que hacer test y pruebas de estas cosas. Y cada proceso de fabricación debe analizarse de manera muy cuidadosa’', estimó. (I)