Durante los últimos meses el petróleo ha seguido aumentando su precio, en gran parte por la estrategia de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y sus aliados (OPEP+, que suma 10 países más) de mantener un límite en la producción y por el crecimiento de la demanda a medida que el mundo intenta volver a los niveles de producción tras la afectación causada por la pandemia.

El lunes el barril de crudo WTI (petróleo intermedio de Texas), de referencia para países como Ecuador, llegaba a 80,96 dólares en la bolsa de Nueva York.

Menos de dos semanas antes la alianza OPEP+ anunció que dejaba sin cambios sus planes para incrementar el suministro solo 400.000 barriles diarios en noviembre.

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Para Trevor Higgins, director sénior de clima y energía del Centro para el Progreso de EE. UU., muchos países vieron reducciones temporales en la demanda de petróleo como resultado de los bloqueos causados por la pandemia, pero ahora las economías se están recuperando.

“Seguiremos dependiendo de los combustibles fósiles a menos que cambiemos nuestros sistemas de energía y transporte. Este es el momento adecuado para crear un sistema mejor”, apunta Higgins.

El uso del crudo también tuvo un revés este mes por los más de 570.000 litros de petróleo vertidos en la costa sur de California, Estados Unidos, que han dado nuevos argumentos a la lucha de numerosas organizaciones, activistas y políticos contra la perforación en altamar y la dependencia energética de los combustibles fósiles.

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La última fuga de petróleo desde un oleoducto que transporta el crudo que extrae la plataforma marina Elly, frente a Huntington Beach, ha vuelto a poner encima de la mesa las consecuencias de este tipo de prácticas, recuerda EFE.

Para Francisco Swett, docente de Economía de la Universidad Espíritu Santo y exministro de Finanzas, lo que hay es una crisis energética.

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Una de las discusiones que se tienen está relacionada con el calentamiento global y el efecto que tiene el uso de los hidrocarburos. Por lo que se busca entrar en una situación sustentable en cuanto a la generación energética que ayuda a suplir todas las necesidades de los distintos países.

“Como toda transición tiene ciertos momentos de descanso, ciertos descalabros y es justamente lo que está ocurriendo ahora... entonces, lo que usted tiene primero es un efecto de transición... segundo, hace escasamente un año la OPEP se vio enfrentada a que los precios del crudo bajaron a niveles irrisorios y eso determinó que no obstante que el cartel había acordado subir la producción en ochocientos mil barriles diarios, solo llegaron a cuatrocientos mil. Hay una falencia de oferta. Tercero, es que saliendo de la pandemia hay una tendencia a que la economía mundial tenga que restituirse a los niveles de 2019... eso eleva las proyecciones de consumo de combustible”, explica Swett.

Con la decisión de la OPEP+ los que son productores reciban más dinero por su petróleo, pero los que lo importan, por ejemplo India, deben afrontar la situación incluso usando las llamadas reservas estratégicas para equilibrar un poco la oferta interna.

Justamente la probabilidad de que EE. UU. utilice su reserva interna causó preocupación en los países productores este mes, pero luego de que el Gobierno dijese que aún no lo iba a hacer el precio del crudo incluso aumentó un poco.

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En medio de esto los expertos consultados, así como de otros países, han mencionado que en lo energético, además del petróleo, también hay que ver qué pasa con el gas, ya que también hay problemas con este, en especial en Europa, mientras se está entrando a la temporada de frío, lo que va a incrementar su demanda.

“Una de las razones por las que están subiendo los precios del gas natural es el cambio climático. La Administración de Información de Energía de EE. UU. explica que las altas temperaturas de este verano han mantenido bajos los niveles de almacenamiento de gas natural y el huracán Ida detuvo más del 90 % de la producción de gas natural en el golfo de México; factores de estrés como estos empeorarán a medida que continúe el cambio climático. La transición a la energía limpia nos dejará menos dependientes de los volátiles mercados de combustibles fósiles”, afirma sobre el caso estadounidense Trevor, quien trabajó como asistente legislativo responsable de energía, transporte y cambio climático para la senadora Dianne Feinstein.

Regresando al tema petrolero, siempre es un poco peligroso hacer proyecciones respecto al precio, pero hay cierto consenso en que los precios del barril seguirán en aumento e incluso llegarían a entre $ 90 y $ 100. Algo que podría ayudar a los países que dependen de su venta, siempre y cuando tengan una buena fiscalidad.

Un buen año

El petróleo sigue siendo, pese a las críticas por la contaminación, el principal combustible que mueve el mundo y tras la debacle causada por la baja demanda en 2020 por la pandemia de coronavirus, este 2021 su demanda crece constantemente.

Una muestra es que el precio del barril WTI y el Brent (de referencia para Europa) superaron los $ 80, mientras que el año anterior los valores llegaron incluso a ser negativos.

El experto ecuatoriano en petróleo Galo Salcedo, Ph. D. en Geología por U. de Kansas, comenta que esta subida solo podría afectarse un poco si Irán, que tiene grandes reservas, comienza a producir más, pero es poco probable por sus problemas internos y y las sanciones económicas.

Salcedo plantea que el tema del gas natural también se debe considerar porque su precio ha subido, razón por la que compradores podrían preferir el petróleo líquido. Dos cosas más a tomar en cuenta es qué tan fuerte será el invierno y si habrá más demanda por el incremento de los viajes aéreos.

“Durante la pandemia, por el bajo consumo, tampoco se invirtió mucho en explorar y explotar nuevos campos. Por ello, hay una baja oferta relativa. Las proyecciones son que el petróleo siga subiendo hasta los $ 100 por barril”, apunta Salcedo.

Además explica que los precios que se tiene ahora son para compras del mes siguiente y usualmente el crudo ecuatoriano -Oriente y Napo- son castigados por tener menos grados API en referencia al WTI, pero cuando no hay mucha oferta, como en estos momentos, son beneficiosos para el país. En el precio final de venta también inciden el transporte y la cantidad de azufre que tenga el petróleo.

La OPEP plantea que el coronavirus ya no afectará la demanda de crudo en lo que resta de 2021 y en 2022. (I)