El movimiento bolsonarista no acepta la derrota por la mínima diferencia tras la segunda vuelta electoral en Brasil y salió a las calles este miércoles. Muchos simpatizantes de Jair Bolsonaro, que entre lunes y martes ya habían hecho peticiones para no aceptar el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva, marcharon hasta la puerta de muchos cuarteles y exigieron una “intervención militar”.

Las manifestaciones fueron multitudinarias y pacíficas pero de un claro talante antidemocrático, al punto de que reclamaron que las Fuerzas Armadas impidan el próximo 1 de enero la toma de posesión de Lula, que el pasado domingo derrotó en las urnas al presidente Jair Bolsonaro por una mínima diferencia de 1,8 puntos porcentuales.

La convocatoria fue hecha por las redes sociales, en las que los grupos de ultraderecha que respaldan a Bolsonaro tienen una febril actividad, y sobre todo a través de servicios de mensajería privada como WhatsApp y Telegram.

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Ayer, sin mencionar el triunfo de Lula, Bolsonaro tácitamente aceptó el triunfo electoral de su rival al afirmar ayer que seguiría la Constitución brasileña, pero sin decirle a sus simpatizantes que dejaran la protesta. Solo remarcó que las manifestaciones debían ser pacíficas.

Las mayores concentraciones fueron en Río de Janeiro y Sao Paulo, y en ambos casos en las sedes de los comandos regionales del Ejército, al igual que ocurrió en Brasilia, aunque con un menor número de personas.

Miles de personas participan en una protesta de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro por el resultado de las elecciones hoy, frente al Comando Militar del Este, en Río de Janeiro (Brasil). EFE/Antonio Lacerda Foto: Antonio Lacerda

La consigna en todos los casos fue la misma: “Intervención federal”, bajo el artículo 34 de la Constitución nacional, que en uno de sus puntos dice que el Gobierno central puede intervenir, si fuera necesario y por los medios posibles, para garantizar la “forma republicana, el sistema representativo y el régimen democrático”.

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La excusa, según carteles mostrados por los manifestantes, fue también la misma y es que un Gobierno de Lula llevará a Brasil al “comunismo” e implantará un régimen similar al que viven países como Venezuela o Nicaragua, citados en muchas pancartas y fiel al discurso de Bolsonaro en su campaña electoral.

También han denunciado un supuesto fraude, una hipótesis que ha sido negada por la justicia electoral y todos los partidos y las instituciones, que han reconocido la victoria de Lula, al igual que cientos de gobiernos extranjeros.

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Camioneros ceden

Las manifestaciones de este miércoles, festivo en Brasil por el Día de los Muertos, siguieron a las masivas protestas de camioneros alienados en el bolsonarismo, que desde el pasado lunes bloquearon unas 600 carreteras en todo el país para protestar por la victoria de Lula.

Grupos de camioneros bloquean carreteras, el 1 de noviembre de 2022, en Río de Janeiro (Brasil). EFE/André Coelho Foto: ANDRÉ COELHO

Este miércoles, de acuerdo a la Policía de Carreteras, los bloqueos persistían en unos 150 puntos de 15 de los 27 estados del país y en muchos de los casos eran sólo parciales, pues obstaculizaban pero no impedían por completo el tránsito.

Este miércoles, frente a las manifestaciones a las puertas de los cuarteles, Bolsonaro se mantuvo en silencio, al igual que Lula, cuyo equipo anunció que el presidente electo estará “dos o tres días” en una playa del noreste del país, a fin de descansar tras una dura campaña electoral. Se prevé que este jueves se inicie la transición entre los equipos de Lula y Bolsonaro. (I)