En Argentina, una siniestra secta conocida como “Los Elegidos” operaba durante décadas bajo el disfraz de una escuela de yoga y talleres ontológicos. Atraían a personas vulnerables emocionalmente, separándolas de sus familias y sometiéndolas a un control absoluto.

Prometían un tratamiento espiritual que culminaría en la reencarnación, pero en realidad, se trataba de explotación sexual y servidumbre. Esta secta acumuló millones de dólares a lo largo de los años, permitiéndoles expandirse en Estados Unidos y Argentina.

Una secta detrás de una escuela de yoga

La organización fue desmantelada gracias a 50 allanamientos en Buenos Aires, resultando en la detención de 19 personas, incluido su líder, Juan Percowicz, apodado “El Ángel” o “El Maestro”. Aunque había enfrentado acusaciones previas en los años 90 y se había salvado, esta vez enfrentaba una investigación que avanzaba con fuerza, según informa el medio RT.

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Los detalles revelados asombraron al público: la secta manejaba una estructura piramidal, con subordinados a cargo de la captación y entrenamiento, además de “geishado VIP”, los cuales mantenían relaciones sexuales con figuras públicas para proteger a la secta.

Así operaba la secta del horror en Argentina

Las atrocidades cometidas por la secta incluían orgías que involucraban a menores de edad y relaciones sexuales forzadas entre miembros y sus propios padres o madres. También extorsionaban a los miembros con donaciones que iban desde los 200 hasta los 10,000 dólares, con requisitos especiales en el cumpleaños del líder.

Este grupo expandió sus operaciones a ciudades como Las Vegas, Chicago y Nueva York, utilizando propiedades para lavar dinero. Además, se las ingeniaban legalmente para quedarse con los bienes de los miembros fallecidos.

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Durante los allanamientos, se encontraron valiosas joyas, autos, miles de dólares y pesos en efectivo en la posesión del líder, demostrando la riqueza acumulada. Uno de los denunciantes clave fue Pablo Salum, quien logró escapar y proporcionó pruebas gráficas de las actividades aberrantes.

Las acusaciones también apuntaron a figuras prominentes en Argentina, como el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y otros líderes de derechos humanos, que supuestamente protegieron a Percowicz, argumentando que era víctima de una campaña antisemita.

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