La pandemia de COVID-19 continúa causando estragos en el empleo en todo el mundo, y una recuperación a los niveles anteriores a la crisis sanitaria podría tomar varios años, afirmó este lunes la Organización Internacional de Trabajo (OIT).

La OIT (agencia de la ONU) se ha visto forzada a revisar a la baja sus previsiones de recuperación del mercado laboral en este año, especialmente a causa del impacto provocado por las variantes delta y ómicron del coronavirus en la mayoría de los países.

Ahora, sus pronósticos señalan un déficit general en cuanto a horas trabajadas equivalente a 52 millones de empleos a tiempo completo, respecto al cuarto trimestre de 2019.

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O sea, el doble de lo que Naciones Unidas preveía en mayo de 2021, según el informe sobre tendencias del mercado laboral en 2022, dado a conocer este lunes.

“Tras dos años de crisis (sanitaria), la perspectiva sigue siendo frágil y la vía hacia la recuperación es lenta e incierta”, señaló en un comunicado el director general de la OIT, Guy Ryder.

“Ya estamos observando daños potencialmente duraderos en el mercado de trabajo, junto con un preocupante aumento de la pobreza y la desigualdad”, añadió Ryder, poniendo como ejemplo que “los trabajadores se están viendo obligados a cambiar a un tipo diferente de trabajo”, como en los sectores del turismo y viajes internacionales, particularmente damnificados por las restricciones sanitarias.

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El índice oficial de desempleo continúa siendo más alto que antes de la pandemia, y se espera que se mantenga esta situación por lo menos hasta 2023.

La OIT calcula el número de desempleados para 2022 en 207 millones de personas (5,9% de la fuerza laboral), contra 186 millones en 2019.

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Años para reparar daños

En 2022, la tasa de actividad global permanecerá en un 1,2% por debajo de la de 2019, de acuerdo a estimaciones de la organización.

Pero, subraya en particular que la crisis sanitaria --que ya ha provocado, según balances oficiales, más de 5,5 millones de muertes y ha costado billones de dólares-- ha tenido efectos mucho más graves que los mencionados, puesto que no se incluye a aquellas personas que han salido del mercado del trabajo.

“No puede haber una verdadera recuperación de esta pandemia sin una amplia recuperación del mercado de trabajo. Y, para ser sostenible, esta recuperación debe basarse en los principios del trabajo decente, con inclusión de salud y seguridad, igualdad, protección social y diálogo social”, advirtió Ryder.

Según este informe, América del Norte y Europa muestran señales más fuertes de recuperación, a diferencia del sureste asiático, América Latina y el Caribe.

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A escala nacional, como era de esperar, la OIT prevé que “la recuperación del mercado laboral será más fuerte en los países con ingresos altos, en tanto se percibe más débil en las economías con ingresos medianos y bajos”.

“Es probable que el impacto excesivo de la crisis laboral entre las mujeres persista durante los próximos años”, prosigue el informe, añadiendo que el cierre de escuelas, a veces durante periodos muy prolongados, “tendrá un efecto en cascada a largo plazo” sobre los jóvenes, sobre todo entre aquellos que no tienen acceso a internet.

Para Guy Ryder, “sin un esfuerzo mancomunado y políticas eficaces, tanto a nivel internacional como nacional, es muy probable que en algunos países se tarde años en reparar los daños”, lo que estará acompañado de otras consecuencias a largo plazo “en cuanto a la tasa de participación, los ingresos en los hogares, pero también para la cohesión social e inclusive a nivel político”, apostilló. (I)