La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EE. UU. (NASA) protegerá al telescopio espacial James Webb del impacto de micrometeoritos, mediante la fijación de una zona de evitación de micrometeoritos (MAZ), que se superpone aparte del campo de observación del telescopio espacial, para así garantizar que todas las partes del observatorio continúen funcionando de la mejor manera.

El espejo principal de 6,5 metros del telescopio _emplazado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra_, lleva registrados 14 impactos de micrometeoritos medibles, con un promedio de uno o dos por mes. 

En mayo tuvo un imprevisto, cuando un micrometeorito (del tamaño de un grano de polvo) impacto que de un contra uno los segmentos de su espejo primario. En todo caso, los expertos indicaron que siguió funcionado sin mayores problemas.

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Para garantizar que todas las partes del observatorio continúen funcionando de la mejor manera, La NASA convocó a un grupo de trabajo de expertos en óptica y micrometeoritos del equipo Webb de NASA Goddard, el fabricante del espejo del telescopio, el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial y la Oficina de Medio Ambiente de Meteoroides de la NASA en Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA en Huntsville, Alabama.

El equipo concluyó que el impacto de mayor energía observado en mayo fue un evento estadístico poco común, tanto en términos de energía como en el impacto en una ubicación particularmente sensible en el espejo primario de Webb, detalla Europa Press.

“Los micrometeoroides que golpean la cabeza del espejo (moviéndose en la dirección opuesta a la que se mueve el telescopio) tienen el doble de velocidad relativa y cuatro veces la energía cinética, por lo que evitar esta dirección cuando sea factible ayudará a extender el exquisito rendimiento óptico durante décadas”, dijo en un comunicado Lee Feinberg, director de elementos ópticos del telescopio Webb en NASA Goddard.

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Esto no significa que estas áreas del cielo no se puedan observar, solo que las observaciones de esos objetos se realizarán de manera más segura en un momento diferente del año cuando Webb se encuentre en una ubicación diferente en su órbita. 

El telescopio Webb llegó al espacio el pasado diciembre y fue lanzado desde la Guayana Francesa. Todo el proyecto se estima que costó 10.000 millones de dólares, y su objetivo es conocer misterios insondables del universo. Siendo un telescopio infrarrojo, el Webb debe funcionar a temperaturas muy bajas.

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Se estima que el propulsor del Webb puede tener una vida útil de 20 años, tiempo en el que trabajará junto a los telescopios Hubble y Spitzer para responder las preguntas fundamentales del cosmos.

Cuenta con un sistema de espejos, llamado Optical Telescope Element, tiene una valiosa misión: captar la luz del espacio para dirigirla hacia los instrumentos científicos encargados de su análisis. Está formado por 18 segmentos hexagonales hechos de berilio y recubiertos de una película de oro, diseñados para funcionar como una única pieza, aunque plegados de tal forma que puedan caber en el interior de un cohete. (I)