La popular historia de Laurie “Bambi” Bembenek fue muy popular en los años 80. Todo el mundo conocía a la bella mujer de ojos claros y un rostro angelical que eligió ser policía, pero asegura que la fuerza estuvo en su contra por tener información sobre casos de corrupción.

Rodeada de drogas, denuncias por corrupción y mentiras, la que alguna vez fuera también conejita de Playboy en un bar, terminó siendo acusada por el crimen a balazos de la exmujer del oficial quien era su pareja y desde allí su vida se convirtió en una película hollywoodense, escribió Infobae.

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Laurie “Bambi” Bembenek, la bella asesina que juraba inocencia

Lawrencia Ann “Bambi” Bembenek nació el 15 de agosto de 1958 en Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos. Era la menor de tres hermanas y se crió en una familia muy católica y estricta.

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Cuando era una estudiante de modas, aprovechó su belleza y realizó varios shootings fotográficos como modelo y trabajó como vendedora en locales de ropa. En 1978, fue Miss Marzo en el calendario que distribuía la empresa Joseph Schlitz Brewing Company.

Dos años después, motivada por su padre, Joseph Bembenek, quien fue un destacado policía, se inscribió en la Academia de Policía de Milwaukee. Pero eso no impidió que rápidamente tuviera su primer problema con la ley. Una denuncia anónima la acusó de fumar marihuana en una fiesta, aunque “Bambi” negó los cargos y aseguró que esa acusación provenía de la celosa mujer de un oficial de policía.

Los policías de su departamento eran “brutales, apáticos y corruptos” y las mujeres que trabajaban allí solían ser objeto de acoso y abuso durante los entrenamientos. Aseguró, incluso, que los varones solían ridiculizar a las mujeres víctimas de violaciones.

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“Bambi” insistió que ante la menor falla ellas eran castigadas con más severidad que los hombres, quienes sí tenían comportamientos graves y con su rechazo a la injusticia, vendría el siguiente capítulo oscuro de su vida.

Laurie “Bambi” Bembenek denunció un escándalo de corrupción que le costó su libertad

En mayo de 1980, una de sus amigas fue arrestada por fumar marihuana. “Bambi” mintió en su declaración para defender a su amiga y eso le costó ser dada de baja de la policía por falso testimonio. Aunque otras mujeres de la fuerza, evitando ser identificadas por temor, aseguraron que ella decía la verdad

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En ese entonces, la despedida Bembenek comenzó a trabajar como moza-conejita en el Playboy Club del lago Geneva, en Wisconsin.

La joven resentida por el trato de sus compañeros, no tardó en vengarse. Laurie se las ingenió para conseguir una serie de escandalosas fotografías de sus compañeros de la policía donde aparecían bailando desnudos sobre unas mesas de picnic, durante un festejo en un parque de Milwaukee, delante de familias y niños.

“Bambi” las publicó asegurando que ella había sido discriminada. Los reportes de la exconejita Playboy llegaron a Asuntos Internos ante quienes denunció, además, haber sido testigo del uso generalizado de marihuana, cocaína y otras drogas por parte de varios miembros del cuerpo.

Venganza en contra de Laurie “Bambi” Bembenek

El 28 de mayo de 1981, a las 2:15 de la madrugada, llegaría la posible jugada en su contra por denunciar la corrupción de la policía. La exmujer de su pareja, Elfred Shultz, Christine, fue asesinada en su propia cama.

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Con sus dos hijos en otra habitación y quienes vieron al atacante, el mayor de 11 años declaró que el sujeto que la atacó había sido un hombre alto y corpulento, vestido con una campera verde y zapatos de policía negros. También aseguró que observó que el hombre llevaba el pelo atado en una coleta de un color rubio rojizo, el color de pelo de “Bambi”, quien además medía 1,78 m.

El exmarido de Christine y esposo de “Bambi” fue el primer investigado. Schultz mintió en su declaración, antes de colaborar con los detectives. Por otro lado, los peritos de balística determinaron que las balas provenían de una de las armas que él tenía registradas.

“Bambi” era la siguiente sospechosa. Además, ella tenía acceso tanto al arma de su pareja como a las llaves de la casa de Christine que Elfred había copiado con la ayuda de su hijo mayor.

El 24 de junio de 1981, fue arrestada, mientras que Schultz fue exonerado. El juicio a “Bambi” Bembenek comenzó en 1982 y los fiscales aseguraron que ella deseaba ver muerta a Christine Shultz para que su nuevo marido no tuviera que pagar la manutención de 700 dólares al mes.

Todas las pistas conducían a la despampanante mujer. La evidencia más potente que se exhibió en el estrado estaba en un sobre: dos cabellos humanos dorados que habían sido recogidos en la escena del crimen. Concordaban perfectamente con el pelo de “Bambi”.

Por otro lado, la joven calzaba correctamente con las referencias del hijo de Christine, sin embargo, él siguió insistiendo que no era una mujer, sino un hombre corpulento.

Elfred Shultz, mientras se desarrollaba el juicio, cambió de idea repentinamente y para él, su esposa era culpable, mientras que ella aseguraba que el culpable era él, quien contrató a un sicario. “Bambi” insistió que su abogado, contratado y pagado por Schultz, había escondido evidencia.

Bambi de 22 años, fue encontrada culpable y condenada a prisión perpetua el 9 de marzo de 1982. La enviaron al correccional Taycheedah en Fond du Lac, Wisconsin. Un año más tarde, la convicta pidió el divorcio de Schultz, quien ya estaba viviendo con una joven de 19 años en el estado de Florida, según un reportaje de The Milwaukee Sentinel.

Para “Bambi” lo importante era demostrar que su juicio estuvo manipulado y fue injusto, porque detrás de todo lo ocurrido estaba su rol como testigo en una investigación federal sobre corrupción en la policía.

El escape al estilo hollywoodense y con una historia de amor

“Bambi” ya en prisión, se enfocó en estudiar en la Universidad de Wisconsin a distancia. En la cárcel conoció a su próximo amor y con quien viviría una historia al estilo “Bonnie y Clyde”. Se trataba de Dominic “Nick” Guglietti (34), hermano de su compañera de celda.

Ella fue sancionada un día porque el guardia observó que Nick había apoyado su mano en su muslo. Le prohibieron hablar por teléfono y hacer deporte. Ella se quejó: los guardias aceptaban que las lesbianas se besaran en esas salas, pero a ella la habían sancionado por una sencilla caricia.

Esto fue motivo suficiente para que “Bambi” y Nick planearan una fuga digna de una película. El 15 de julio de 1990, la joven se trepó a la ventana de la lavandería y escapó en una distracción de los guardias.

Laurie gozaba de buena forma física y corrió y corrió hasta el alambrado perimetral, mientras lo trepó se lastimó, pero eso no impidió su huida. A poca distancia de allí fue recogida por su novio Guglietti en una camioneta y cruzaron la frontera sin inconvenientes hasta Canadá.

La historia de “Bambi” la conoció todo Estados Unidos y su popularidad aumentó exorbitantemente. Era “La rubia asesina con cara de ángel” que enamorada escapó de la justicia.

La felicidad no le duró mucho. Luego de que se cambiara el nombre a Jennifer Gazzana y consiguiera trabajo, tres meses después la policía tocó la puerta de donde la pareja vivía en Thunder Bay, Ontario, luego de que un turista viera el escape de Bambi en el programa America’s Most Wanted.

Ambos fueron arrestados. Guglietti fue deportado a los Estados Unidos y sentenciado a un año de prisión. Bembenek, en cambio, solicitó estatus de “refugiada”, pues sostenía que había una conspiración en su contra protagonizada por la policía a la que había acusado de corrupción y el sistema judicial.

Las autoridades canadienses le dieron una mano. Antes de devolverla a su país, consiguieron el compromiso de la justicia norteamericana para revisar el caso, sin mucho éxito. Aunque sí encontraron siete negligencias ocurridas durante la investigación del crimen de Christine Shultz.

“Bambi” tuvo la oportunidad de un nuevo juicio. Con esta garantía, el 22 de abril de 1991, volvió a su país. Fue juzgada por asesinato en segundo grado, no premeditado y la sentencia fue de 20 años, lo que ya había cumplido fue suficiente y le concedieron la libertad.

No disfrutó la libertad

La libertad no le resultó fácil a “Bambi”. Volvió a enfrentar problemas con la ley y fue arrestada por tenencia de marihuana y por múltiples estafas bancarias. Poco tiempo después, desarrolló hepatitis C y se sumergió en el alcoholismo.

En el año 2002 vivió un trágico episodio. Laurie cayó de un primer piso de un cuarto de hotel en Los Ángeles. Se especuló que era un intento de suicidio, pero su abogada aseguró que “Bambi no aguantaba la vigilancia permanente a la que era sometida, entró en pánico e intentó salir por la ventana y cayó al vacío”. Quedó con vida, pero le tuvieron que amputar el pie derecho.

Con poco más de suerte, conoció a Marty Carson, con quien se casó en 2005. Él la empujó para que volviera a la pintura, algo que hacía desde chica. Llegó a tener treinta trabajos expuestos en una galería de arte, pero ahí acabó su fortuna y la galería se incendió con toda su obra dentro.

En un último intento, retomó su caso y su abogado apuntó a evidencia que no había sido escuchada en el juicio original como el ADN masculino hallado en el cuerpo de la víctima, la evidencia de que indicaba que Christine habría sido sexualmente asaltada y los testimonios de los dos hijos pequeños que aseguraban que quien mató a su madre era un hombre.

La Suprema Corte de Wisconsin, en 2008, le denegó esa posibilidad.

Su cuerpo devastado por la enfermedad colapsó con una falla hepática y renal el 20 de noviembre de 2010, en Portland, Oregon. Tenía solamente 52 años y murió sola en un establecimiento para cuidados paliativos para gente sin recursos. (I)

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