El presidente Joe Biden denunció un “error trágico” que “pone en peligro la salud y la vida de las mujeres” y llamó a los estadounidenses a defender el derecho al aborto durante las elecciones de medio mandato que se celebrarán en noviembre.

“Necesitamos más líderes estatales que protejan este derecho a nivel local (...) Tenemos que elegir a funcionarios que hagan eso”, dijo Biden tras el fallo del Tribunal Supremo que revoca las protecciones al derecho al aborto.

Hasta el viernes por la noche, al menos siete estados habían prohibido el aborto: Alabama, Arkansas, Kentucky, Luisiana, Misuri, Oklahoma y Dakota del Sur.

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Clínicas que practican abortos en estos territorios van cerrando sus puertas una tras otra, pero estados demócratas, como California o Nueva York, se comprometieron a defender el acceso a la interrupción del embarazo.

La decisión va en contra de la tendencia internacional de liberalizar el aborto, con avances en países donde la influencia de la iglesia católica sigue siendo fuerte, como Irlanda, Argentina, México y Colombia.

A nivel internacional, varias voces, como el primer ministro británico Boris Johnson y su homólogo canadiense, Justin Trudeau, o el presidente francés Emmanuel Macron han deplorado el fallo judicial.

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El fallo llegó después de 50 años de lucha de la derecha religiosa, para la que representa una enorme victoria pero no el final de la batalla: seguirán movilizándose para intentar que la mayor cantidad de estados lo prohíban e incluso en busca de una prohibición federal.

Una revolución desatada por la decisión de la Corte Suprema de revocar su emblemática sentencia “Roe v. Wade”, que desde 1973 garantizaba el derecho de las mujeres estadounidenses a abortar. Ahora la mayoría de los jueces la considera “completamente infundada”

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“La Constitución no hace ninguna referencia al aborto y ninguno de sus artículos protege implícitamente este derecho”, escribió el juez Samuel Alito, en nombre de la mayoría. Roe v. Wade “debe ser anulada”. (I)