Unos 500 brasileños se manifestaron este sábado en Brasilia para exigir una mayor flexibilización del uso de armas de fuego en el país, en una marcha en la que participó el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro.

Bajo el lema “No caminamos por armas, caminamos por libertad”, los manifestantes, vestidos de blanco y con banderas de Brasil, se concentraron frente a la Catedral Metropolitana de Brasilia y marcharon hasta la Explanada de los Ministerios, donde se ubican todos los edificios del poder público.

La protesta, organizada por la Asociación Nacional Movimiento Pro Armas (Proarmas), pidió la liberación de la posesión y el porte de armas de fuego, camino ya iniciado por el Gobierno de Jair Bolsonaro por medio de una serie de decretos que, en muchos casos, han sido suspendidos o matizados por la Justicia y el Congreso.

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En su discurso, Eduardo Bolsonaro reivindicó que haya personas que quieran “armarse” para su “legítima defensa”.

“A pesar de lo buena que es la Policía, no es omnipresente, no puede estar en todas partes a la vez. Entonces, es necesario que tengamos armas. Es necesario porque vamos a hacer nuestra autodefensa”, expresó el diputado.

El hijo de Bolsonaro también consideró que con un mayor número de armas de fuego en circulación, los índices de criminalidad van a bajar, argumento que no comparten las asociaciones y expertos en seguridad, que advierten de justamente lo contrario.

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El número de armas de fuego en manos de particulares ha crecido un 241 % en Brasil durante el Gobierno de Bolsonaro, según datos oficiales de los 27 estados del país.

En 2019, año en que el líder de la ultraderecha asumió al poder, había 197.390 salvoconductos otorgados a particulares, número que para el 30 de junio de este año se había disparado hasta los 673.818.

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La manifestación de este sábado, en la que se pudieron ver algunos niños, se desarrolló de forma pacífica y contó con la presencia del también diputado Daniel Silveira, condenado en abril pasado a casi 9 años de prisión por amenazar al Supremo y a otras instituciones democráticas, y por hacer apología a la dictadura, en otros delitos.

No obstante, el congresista fue indultado un día después de recibir la sentencia por Jair Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña. (I)