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Guerra entre Ucrania y Rusia retoma problemas pendientes de su pasado

Años de tensiones han desembocado en un conflicto que pone la atención del mundo en Rusia y hasta dónde puede llegar su presidente, Vladimir Putin.

KIEV. Soldados ucranianos observan restos de un vehículo militar ruso en la capital Kiev. Se cumplió el tercer día de ataque ruso a Ucrania. Foto: afp

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Por tercer día consecutivo el ejército ruso trataba ayer de avanzar en territorio ucraniano y tomar la capital, Kiev, mientras ambos se acusaban de no querer negociar una tregua.

Esta invasión lanzada por Rusia la madrugada del jueves ya ha dejado (hasta ayer) alrededor de 200 muertos, mientras EE. UU. y la Unión Europea (UE) elevan las sanciones al gigante euroasiático y a su presidente, Vladimir Putin.

En el tercer día las fuerzas rusas realizaron incursiones a Kiev, aunque se replegaron a las afueras ante la feroz resistencia de las tropas ucranianas. Sin embargo, el ejército ruso recibió ayer la orden de ampliar su ofensiva.

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Con marchas con antorchas o simples caminatas callejeras, las manifestaciones de solidaridad con Ucrania y en contra de la invasión rusa se multiplican en todo el mundo, desde Argentina hasta Georgia, pasando por Italia. “Los rusos y los ucranianos tenemos mucho en común. Así que mi principal sentimiento es la ira. Lo último que imaginé fue que los rusos vendrían a matar a mi pueblo”, clamó al borde de las lágrimas a la AFP Tetiana Abramchenko, de 40 años, que llegó a Argentina en 2014, después de la anexión rusa de Crimea.

Pero pese al momento actual y las tensiones vividas durante las últimas semanas, el origen del conflicto se remonta a varios años atrás y tiene que ver hasta con el pasado histórico de ambos países.

Para Carlos Espinosa, profesor de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas de la Universidad San Francisco de Quito, Rusia mantuvo previamente una especie de ambigüedad en parte para abrir la posibilidad de ganar con una negociación, pero cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) decidió no ceder en cuanto al posible ingreso de Ucrania, Putin tomó la decisión de invadir y ya estaba preparado para hacerlo.

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Espinosa añade que Rusia quiere que Ucrania siga siendo su colchón ante la OTAN y la percibe como parte integral de la “Rusia histórica”.

“Ucrania sí ha desarrollado su propio proyecto nacional y el deseo de ser un Estado independiente se ha acentuado en los últimos años, pero Rusia lo desconoce y más bien insiste en que es parte integral de ella, una divergencia importante porque Rusia no reconoce a Ucrania como un Estado soberano con identidad nacional propia”, dice Espinosa, quien añade que el 70 % de los ucranianos está a favor de orientar a su país hacia Occidente.

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El propio Putin ha dicho públicamente que Ucrania nunca ha sido un Estado propiamente dicho y cree que ahora es un títere de Occidente y no quiere que sea parte de la OTAN ni la UE, pues indica que eso atenta contra su seguridad, el argumento que más repite para justificar su decisión.

“Este es un intento de cambiar con el uso de la fuerza las fronteras en Europa, quizás incluso de borrar un país entero del mapa”, dijo el canciller alemán, Olaf Scholz.

La llegada al poder de Putin, un exagente de la KGB, en 1999 le volvió a dar a Rusia influencia en la antigua zona de las ex repúblicas soviéticas, como Ucrania. Varios analistas y biógrafos han hablado en el pasado de la añoranza que tiene de volver a convertir a Rusia en un jugador hegemónico de la política mundial.

Adicionalmente hay datos que marcan tensión desde hace siglos entre ambos territorios, desde la época de los zares, pasando por la Unión Soviética y su caída, para terminar en el conflicto iniciado en 2014, cuando cayó el gobierno ucraniano de Viktor Yanukóvich, quien había preferido apoyo ruso a concretar la unión de su país con la UE. Esto, cuando la mayoría de la población, especialmente de las ciudades, quería el acercamiento. Esto al final ocasionó protestas que provocaron su derrocamiento, pero zonas rusohablantes y pro-Moscú terminaron por desafiar a Kiev. En ese proceso la península de Crimea decidió independizarse unilateralmente, aunque la decisión nunca ha sido reconocida por Kiev.

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Ese mismo 2014, Rusia decidió anexionar Crimea y a partir de entonces ha apoyado a los rebeldes separatistas localizados en el este de Ucrania, en la región del Donbás. Pero este mes Putin dio un paso más y reconoció a las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk –que ocupan parte de esa región–, y su apoyo militar para “mantener la paz”.

Santiago Pérez, analista de temas internacionales y profesor de la Universidad Técnica Particular de Loja, recuerda que tras la famosa revuelta del Maidán contra Yanukóvich, Rusia se aprovechó del caos para poder recuperar Crimea, que había sido dada a Ucrania en 1954 por el aniversario 300 de su adhesión a Rusia.

“Las relaciones ruso-ucranianas han sido históricas, tienen muchísimos antecedentes de carácter étnico, religioso, cultural... (además) en 1922 ambos se convierten en fundadores de la Unión Soviética”, cuenta Pérez, quien vivió en Rusia por varios años, y también apunta que a inicios de la década de 1930, siendo parte de la Unión Soviética, la política de colectivización forzosa de Iósif Stalin terminó matando de hambre a millones de ucranianos.

Añade que otro punto importante es que tras la caída de la Unión Soviética, en 1991, Ucrania tenía el tercer arsenal nuclear del mundo, pero realizó un acuerdo con rusos y estadounidenses y británicos para cederlo a Rusia con tal de que esta respete sus fronteras e independencia (Memorando de Budapest de 1994).

Al final se podría decir que esta “guerra híbrida”, que ha mezclado temas de propaganda, ataques cibernéticos y ahora una invasión, no ha sido convencional y se vino fraguando desde el estallido social de 2014 en Ucrania y que por los resultados actuales se ve que ha tenido una minuciosa preparación.

“Lo que quería Putin es la sumisión de Ucrania y continuará aparentemente su ofensiva hasta el final”, expresó a AFP el jefe de la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian.

Espinosa, también profesor de Historia, cree que la OTAN no se va a involucrar directamente y lo más probable es que el ejército ruso ocupe Kiev y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que no va a negociar una paz a la medida de Moscú, terminaría cambiado por un gobierno títere.

“Pero como ese gobierno no va a tener legitimidad, la ocupación rusa va a tener que mantenerse de manera indefinida y eso va a tener un costo muy alto para Rusia... pero ya decidió asumirlo”, afirma Espinosa, quien añade que van a aumentar las sanciones fuertes, aunque Rusia ha aprendido a vivir con sanciones.

De cualquier manera si Rusia “engulle” a Ucrania, la OTAN y Rusia se encontrarán frente a frente con sus armas, en una frontera desde los Estados bálticos y Polonia hasta Bulgaria y Rumania. Estados Unidos y la OTAN anunciaron el envío de miles de soldados hacia sus aliados en Europa del Este, todos salidos del manto de la antigua Unión Soviética. (I)

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