La victoria de los talibanes tras dos décadas de guerra en Afganistán ha desatado el caos en el aeropuerto de Kabul, donde al menos seis personas murieron, según varios testigos, mientras miles de personas desesperadas trataban de huir del país abordando los vuelos de repatriación.

Ante la situación, varios países han organizado el envío de aviones para evacuar a sus ciudadanos y a afganos con los que han trabajado en los últimos años, mientras otros como EE. UU. han mandado contingente militar.

La comunidad internacional ha reconocido a través de diferentes figuras políticas o diplomáticas que se equivocó al evaluar la situación en Afganistán y estimar cómo podría evolucionar tras la salida de las tropas internacionales.

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Para Jorge Ortiz, periodista de opinión y experto en política internacional, el “que se regrese a la misma situación en la que estábamos en el 2001, cuando el talibán gobernaba, es un fracaso de la comunidad internacional, singularmente de EE. UU. que fue quien llevó el peso mayor de la guerra”.

“La comunidad internacional ya perdió su oportunidad de hacer algo, tuvo 20 años en los que controló el país y no funcionó, ya es tarde”, dice.

La toma del poder de los talibanes se produjo después de que la OTAN pusiera fin a su misión de 9.500 efectivos en Afganistán tras la decisión de EE. UU. de sacar sus tropas.

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El presidente Ashraf Ghani abandonó Afganistán el domingo por la noche cuando los insurgentes rodearon Kabul, culminando una victoria militar que los vio capturar todas las ciudades en solo diez días.

El analista internacional Michel Leví, coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar, coincide y dice que lo sucedido en Afganistán es un fracaso de las acciones de la OTAN y aliados.

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Ortiz agrega que no se debe olvidar que a lo largo de estos años el grupo nunca desapareció y que se replegó, pero no dejó de trabajar con actividades proselitistas y de ayuda social a la gente y que eso es muestra de que hayan podido tomar el poder, al igual que la falta de convicción de las mismas fuerzas militares para defenderse de su propia gente.

Afganos se agolpan a lo largo del muro del aeropuerto internacional Hamid Karzai antes de saltarlo en un intento de abandonar el país, este lunes en Kabul. Foto: EFE

“EE. UU. pensó que podrían modernizar el país, sacarlo de la edad media, las prácticas en Afganistán son aún medievales, pensaron en llevar la democracia, pero no estaban dadas las condiciones, era imposible”, dice Ortiz, que destaca que el país norteamericano logró dos puntos importantes en estos años de guerra. La eliminación de Osama Bin Laden y la fragmentación de la red terrorista Al Qaeda.

“El talibán cuando gobernó temía una invasión militar y ya se dio, ahora 20 años después ya no tiene que temer, se puede sentir ahora más seguro para aplicar la ley islámica y el mundo va a tener que aprender a convivir con esto”, añade el periodista y lo compara con lo que pasa en Corea del Norte.

En un Afganistán radical el problema son los países vecinos, que son seis, y que tendrán que reforzar sus fronteras para evitar que la revolución radical se propague”, apunta Ortiz y dice que la caída de Afganistán significa la reaparición de un gobierno que volverá a hacer del país lo que ya fue de 1996 a 2001, cuando gobernaban los talibanes, “un enorme campo de entrenamiento para organizaciones radicales islámicas”.

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“Ahí se entrenaron la mayor parte de los combatientes que perpetraron en los años siguientes los atentados más reconocidos mundialmente... un rebrote terrorista puede no solo afectar a EE. UU. y a Europa occidental, sino también a Rusia y China, agrega.

Leví concuerda en que el mundo deberá adaptarse a los talibanes y que el fortalecimiento del terrorismo es uno de los riesgos que habrá ya que se habla de la creación de un gran califato, que refleja un interés de expandir la ideología en la región.

Respecto de los pronunciamientos de países como Rusia y China, que han anunciado su interés de tener relación diplomática con el “gobierno talibán”, Leví manifiesta que es una muestra de querer aprovechar la situación a su favor.

En tanto, Estados Unidos anunció ayer que solo reconocerá un gobierno talibán en Afganistán si respeta los derechos de las mujeres y se aparta de movimientos extremistas como Al Qaeda.

El presidente Joe Biden defendió “firmemente” la retirada de las tropas y reconoció que el Gobierno afgano cayó más rápido de lo que esperaba. Sugirió que les había faltado voluntad para enfrentarse a los talibanes.

Preocupación en Latinoamérica

Varios países de América Latina expresaron su inquietud por la situación que se vive en Afganistán, debido a la vulneración de los derechos humanos que puede sufrir la población local y por el peligro que eventualmente corren los latinoamericanos que se encuentran allí.

El Gobierno de Perú informó que sus dos únicos ciudadanos registrados en Afganistán fueron evacuados el sábado de Kabul por vía aérea y que ahora se encuentran en buen estado en Nueva Delhi, bajo la protección de la Embajada peruana en India.

Por su parte, el Gobierno de Argentina indicó que sigue “con preocupación” el desarrollo de los acontecimientos en Afganistán y que provee asistencia a cuatro argentinos que se encuentran en Kabul.

El Gobierno de Chile informó que se encuentra trabajando para organizar evacuaciones de mujeres activistas de derechos humanos desde Kabul tras la toma por parte de los talibanes de la capital afgana.

México, a través de su representación en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se unió hoy a las voces de los países que temen que el terrorismo vuelva a resurgir en Afganistán tras la caída del país en manos de los talibanes. (I)