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El conteo de las autoridades electorales indica que Pedro Castillo será el presidente del Perú en el periodo 2021-2026. Foto: AFP

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Tras una espera de cuatro días los peruanos conocieron los resultados finales del escrutinio de la segunda vuelta electoral presidencial del pasado domingo, dando como vencedor por solo 70.000 votos (el padrón es de más de 25 millones de personas y votaron 18,7 millones) a Pedro Castillo (izquierda populista) sobre Keiko Fujimori (derecha populista).

Sin embargo, se sigue de cerca qué pasará con las denuncias de fraude de Fujimori, pues quiere impugnar una gran cantidad de actas (802) que eliminarían alrededor de 200.000 votos, aunque expertos mencionaron que era poco probable que el resultado final cambie.

Es decir que se podría esperar hasta dos semanas para oficializar la victoria.

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“Da la sensación de que ella quisiera cuestionar todo el proceso electoral. Esta incertidumbre, gane quien gane, va a golpear mucho al estado de ánimo nacional”, expresaba el analista Hugo Otero poco antes de terminar el conteo.

El órgano electoral (ONPE) niega la posibilidad de fraudes, lo mismo que la Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), que calificó el proceso de normal y transparente.

El reclamo de Fujimori se parecería a los discursos que han mantenido el expresidente de Estados Unidos Donald Trump y el aún primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quienes han hablado de fraude sin argumentos en sus países, según una publicación de CNN.

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El diario peruano La República indicó que el asesor electoral del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Luis Martínez-Betanzos, ya ha mencionado que no hay nada que haga pensar que en el proceso electoral de Perú hubo irregularidades sistémicas como dice Fujimori. De igual manera celebró el trabajo de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) de Perú.

El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) de Perú también se ha pronunciado rechazando cualquier acusación de fraude.

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En medio de la espera el fiscal anticorrupción José Domingo Pérez aumentó otro problema al solicitar la prisión preventiva para Fujimori, algo que elevó todavía más la tensión.

Pérez solicitó al juzgado anticorrupción “que se revoque la comparecencia con restricciones [libertad condicional] y se dicte nuevamente prisión preventiva contra la acusada Keiko Fujimori”, por infringir la prohibición de reunirse con testigos del caso Odebrecht, por el que está bajo investigación, recoge AFP.

La petición del fiscal Pérez crispó más los ánimos en un país que sigue sin conocer quién será su nuevo presidente, cuatro días después de la votación, que volvió a dejar en evidencia no solo la polarización política en Perú, sino también la brecha entre Lima y el “Perú profundo”, relegado por siglos y muy golpeado por la crisis económica causada por la pandemia.

Justamente sobre este último tema la infectóloga del Instituto Nacional de Salud (INS) Lely Solari ha mencionado que hay un gran riesgo de que los adultos jóvenes menores de 60 años no vacunados puedan ser los más afectados de una posible tercera ola de COVID-19, según publicación del diario peruano El Comercio.

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La esperanza de Fujimori

Esta sería la tercera vez que Fujimori pierde una segunda vuelta electoral en las elecciones presidenciales (las anteriores fueron en 2011 y 2016) por poco.

Pero ahora quiere sembrar la duda del fraude para cambiar el resultado, su hipótesis, según EFE, es que el partido de Castillo (Perú Libre) “controló” cientos de mesas electorales en las zonas rurales donde el profesor y líder sindical del magisterio tuvo una votación aplastante.

Esta situación es extraordinaria e inédita, como destacó el miércoles el presidente del JNE, Jorge Luis Salas, pues nunca antes un candidato había solicitado invalidar cientos de miles de votos cuando veía el triunfo cuesta arriba.

Mientras que para el exjefe de la ONPE Fernando Tuesta, es un paso más en la intensa campaña mediática y política contra los organismos electorales, iniciada antes de la votación con noticias falsas para sembrar la desconfianza y que cualquiera de los dos candidatos gritara fraude.

Esto, aunque ya antes de los comicios las mayores probabilidades de triunfo eran para Castillo, que tiene el 50,2% de los votos frente al 49,8%.

Por dos días tras la votación, un grupo de abogados de grandes estudios ha trabajado a favor de la candidatura de Fujimori para revisar acta por acta en busca de supuestas irregularidades en aquellas zonas rurales y pobres donde Castillo tuvo un apoyo multitudinario.

Con ese costoso apoyo legal, el objetivo de Fujimori es restarle a Castillo los suficientes votos como para que ella pueda ganar la Presidencia, bajo el argumento de que los miembros de mesas actuaron de mala fe.

Dentro de la normativa electoral de Perú, un acta electoral solo puede ser anulada en caso de que se demuestre de manera contundente que ha habido fraude a gran escala, cohecho, violencia o intimidación para inducir a las personas al voto. Sin embargo, los indicios de Fujimori son que había mesas controladas supuestamente por miembros de una misma familia por tener el mismo apellido, o también por considerar “estadísticamente improbable” que haya mesas donde todos los votos hayan sido para Castillo en zonas de gran apoyo para este candidato.

Inestabilidad a la vista

“Lo que temo es que mientras se resuelven los recursos, se va a seguir hablando de fraude y va a seguir la campaña contra los organismos electorales, y si no les resulta favorable, insistirán en que es fraude”, anticipó Tuesta.

En ese sentido, desde sectores cercanos a Fujimori se acusaba al presidente del JNE de haber sido en el pasado abogado de terroristas, algo que él ha negado de manera enfática, pero que busca vincularlo con la etiqueta de “terroristas” que le han puesto a Perú Libre sus contrincantes.

Para Tuesta, este hecho puede desencadenar en “situaciones de inestabilidad política de efectos incontrolados, porque si Castillo asume la Presidencia, se le dirá que es un presidente ilegítimo”, algo similar a lo que ocurrió en 2016 cuando Fujimori tampoco aceptó su derrota frente a Pedro Pablo Kuczynski.

Varios expertos han dicho a este Diario en los días previos que Castillo tendrá la oposición del Congreso, además de que otras instituciones no estarán bajo su control, así como que el estrecho margen de victoria tampoco le daría mayor apoyo para realizar sus proyectos más radicales, ya que muchos lo han apoyado solo para no tener a Fujimori en el Palacio de Pizarro (sede presidencial). (I)

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