Hace 100 años EL UNIVERSO nacía con la misión de informar al país sobre el acontecer nacional, sumándose a lo que ya hacían otros medios en la región desde el siglo XIX y que también siguen vigentes.

El más antiguo de los que aún son líderes en los países de la región es El Mercurio de Chile (1827). Le sigue El Comercio de Perú (1839).

“(Llegar a los 100 años) es un síntoma de continuidad de un esfuerzo, perseverancia en ideales y compromiso con sus audiencias de antes y de hoy. Los diarios centenarios son parte de la historia de nuestros países. Es un lazo que trasciende lo profesional para llegar a establecer lazos familiares tan válidos como necesarios”, dice Mario Cortijo, editor general del diario limeño.

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Él agrega que cuando algo importante pasa en Ecuador o Perú, sean o no lectores de EL UNIVERSO y El Comercio, la gente no acude inicialmente al bloguero de moda, buscan estos medios de referencia para constatar la realidad que acaba de acontecer.

“Aplica que para nosotros antigüedad es clase y esa frase nos lleva a un compromiso absoluto... estamos viviendo en un mundo donde nos llenamos de falsedades en todas partes y nosotros tenemos que ser los notarios de la verdad, comunicar lo que pasa y muchas veces enfrentamos al reto que tenemos con la inmediatez. Nos podemos ver tentados de superar las barreras de rigor que nosotros mismos nos ponemos, pero eso no nos debe de pasar nunca, así nos demoremos un poquito, verificar”, dice Cortijo.

En tanto, en Colombia uno de los diarios más icónicos es El Espectador, que tiene 134 años informando, siendo el más antiguo de su país y uno de los más conocidos en la región por su papel en una de las épocas de más violencia interna. Su actual director, Fidel Cano Correa, menciona que el cumplir 100 años para un medio de comunicación es un hito innegable.

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“Demuestra que ha sido parte de la historia de un país, de la sociedad y que después de tantos embates tecnológicos como los de los últimos años, cuando ya una marca se puede hacer en meses, digamos, y tomar mucha fuerza, es supremamente valioso que una marca de tradición siga estando vigente en un mundo en el que el valor de la tradición no parecería ser tan fuerte”, comenta Cano, quien agrega que el gran reto que tienen los medios de tanta tradición es lograr transformar esa esencia que los ha mantenido vivos a los nuevos lenguajes y a los nuevos usos de la información, para demostrar la diferencia entre un periodismo bien hecho que se sostiene en el tiempo por calidad, independencia y valor agregado en un mundo inundado por productores de información que no siempre lo hacen de manera profesional.

Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y director del periódico La Voz del Interior (1904), de Córdoba (Argentina), indica que el centenario de un diario es motivo de celebración y satisfacción, más en Latinoamérica, por la conexión estrecha que implica con la comunidad por su vocación de servicio y una consolidación de su credibilidad.

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“La profunda transformación que vive la prensa desde fines del siglo XX agrega un condimento más, y es que para llegar a ser empresas centenarias es imprescindible adaptarse con rapidez a esos cambios y expresar en distintas plataformas, y con lenguaje y formato adaptados a cada audiencia, los valores que cimentaron la proyección inicial del medio de comunicación”, comenta.

Para Fernán Saguier, director del también diario argentino La Nación, que tiene 151 años, el buen periodismo se debe ejercer siempre con la máxima responsabilidad, desde el medio más pequeño al diario más centenario. La responsabilidad de ser fieles a los hechos tal cual estos se presentan o nos consta que se produjeron, sin insinuaciones ni segundas intenciones.

“Las marcas centenarias ponen en juego una tradición y prestigio que llevó años acumular, que puede pagarse caro cuando cometemos los errores propios de la vorágine de estos tiempos virales. Hoy informamos en tiempo real 24/7 y cada paso en falso se hace masivo al circular de mano en mano por nuestros teléfonos celulares. Siempre es mejor perder una primicia que sufrir una desmentida y exponernos a arriesgar nuestro principal capital, que es la credibilidad”.

Saguier añade que el principal desafío de los medios con tantos años y prestigio es capitalizar los intereses de las audiencias, adaptándose a los nuevos lenguajes y formas de comunicación, pero manteniendo su línea.

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“Las nuevas generaciones saben valorar los contenidos de excelencia en los diferentes formatos y plataformas que consumen hoy... La Nación ha sido el primer diario digital creado en el país y hoy cuenta con 350.000 suscriptores digitales, lo que le augura larga existencia”.

Para todos los consultados es importante que un medio de tanta tradición siga con la defensa de los derechos democráticos sin dejarse desenfocar por indicadores de éxito que no necesariamente están ligados con el papel fundamental que el buen periodismo ejerce sobre la sociedad. Es decir, cargar con la tradición y ejemplo sin perderlos mientras se transforman para informar a nuevas audiencias. (I)