Obligados a huir de los combates en la brutal guerra de Yemen por segunda vez en siete años, Yehya Hayba y su familia se protegen del frío invernal en una carpa de un campo de refugiados en el norte del país.

Yehya Hayba, su esposa y sus siete hijos huyeron al campamento Al-Sumya al este de la ciudad de Marib, el último bastión gubernamental en el norte de Yemen, tras la intensificación de combates en la zona.

En la carpa viven seis familias más, en total 35 personas que duermen sobre improvisados lechos de paja. “Estamos en el desierto. No hay servicios humanitarios, escuelas, hospitales ni nada más”, declaró Hayba, de 39 años, al describir la situación del campamento.

Publicidad

Al-Sumya, con sus improvisadas tiendas de campaña, ha tenido un flujo constante de desplazados, con cientos de personas llegando cada mes, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El campamento, con pocos recursos, es testigo de un conflicto que ha obligado a millones de personas a dejar sus casas, que la ONU calificó como la peor crisis humanitaria del mundo.

“Hemos sido desplazados dos o tres veces ya”, contó Ali Abdullah”, otro habitante del campamento. “No hemos recibido frazadas o colchones y el frío nos va a matar”.

Publicidad

“Padecemos muchas cosas aquí”, dijo a AFP. “No podemos poner una cortina para tener privacidad y ni siquiera podemos tener un baño adecuado... Tres o cuatro niños se comparten cada cobija”, indicó.

“No tienen nada”

Una vista aérea muestra el campamento al-Sumya de Yemen para desplazados internos al este de la ciudad de Marib, el último bastión del gobierno en el norte, el 24 de noviembre de 2021. Foto: AFP

Los rebeldes huthi, respaldados por Irán, emprendieron en febrero un asalto sobre la ciudad estratégica de Marib e intensificaron su campaña en septiembre.

Publicidad

Pese a los bombardeos aéreos de la coalición internacional encabezada por Arabia Saudita, los huthi aseguran que han estrechado el cerco sobre Marib, con combates en el norte, oeste y sur de la ciudad.

Angela Wells, portavoz de la OIM, dijo que había unas 60 familias en Al Sumya hasta este mes, cuando llegaron unas 1.200 familias.

Indicó que la OIM comenzó a ofrecer servicios en el campamento, como artículos de emergencia, agua potable y construcción de letrinas y tanques de agua.

Pero la preocupación crece al avanzar el invierno.

Publicidad

La escasez de recursos podría agravar la crisis en Yemen con la llegada del invierno. Foto: AFP

“Con la llegada de los meses de invierno, nos preocupa que muchos no tienen vestimenta, cobijas y otros bienes básicos que necesitarán para estar a salvo y abrigados, especialmente los que están en refugios improvisados que no están equipados para proteger a las personas”, dijo Wells a AFP.

Marib tenía entre 20.000 y 30.000 habitantes antes de la guerra, pero su población creció a cientos de miles cuando los pobladores comenzaron a huir a la ciudad debido a su relativa estabilidad.

Pero con 139 campamentos de desplazados en la provincia, con unas 2,2 millones de personas, muchos civiles desplazados están nuevamente en la línea de fuego.

Más de 45.000 personas han tenido que dejar sus casas por los intensos combates los últimos dos meses en la provincia de Marib, según la OIM.

El domingo, la agencia de la ONU para la infancia UNICEF dijo que da respaldo a más de 7.500 personas en el campamento con agua potable, equipos de higiene y letrinas portátiles.

Ali al-Habbash, supervisor del campamento Al-Sumya, dijo que la gente sigue llegando.

“No había otro refugio, así que los recibimos en este campamento con las otras familias, y se han aglomerado unos encima de los otros”.

“No hay un refugio adecuado, ningún lugar para dormir ni frazadas suficientes... No tienen nada”, agregó. (I)