“Le di un regalo y ella lo pateó”: la traumática experiencia de mujer que fue despedida por su jefa después que le donó un riñón

“De bien nacidos es ser agradecidos”, recuerda un refrán y es de lo que menos tiene en mente, mucho menos en práctica, una mujer que sigue siendo criticada por despedir del trabajo a la empleada que le donó un riñón para salvar su vida.

Debbie Stevens, de 47 años, no lo pensó dos veces a la hora de ofrecer tan vital órgano a su jefa Jackie Brucia, de 61.

La sexagenaria venía viendo su salud disminuida por el avance de una enfermedad, por lo que necesitaba un trasplante. RCN Radio enfatizó que Brucia tenía cáncer.

Trasplante de riñón

Hechos los exámenes, los médicos advirtieron que el órgano donado no era compatible. Sin embargo, Brucia recibió un riñón de otro donante.

Los galenos, a su vez, trasplantaron el riñón de la solidaria Debbie a otro paciente. Siempre logró su aspiración: dar vida.

En el tiempo fijado para el postoperatorio, Brucia se recuperó mucho más rápido. Debbie, en cambio, sorteó algunos contratiempos y eso la alejó de su trabajo.

De acuerdo con Clarín, la jefa empezó a contactar a su empleada y “le recriminaba sus faltas”.

“¿Qué estás haciendo? ¿Por qué no estás en el trabajo? No se puede entrar y salir cuando se te plazca”, le dijo la mujer a Debbie.

La gente va a pensar que tienes privilegios

El castigo

Cuando pudo reincorporarse a sus jornadas, la jefa “comenzó a achacarle errores laborables en la concesionaria donde trabajan”.

Según Debbie, luego la envió “a otra sede, a 50 km de su casa”. Eso lo interpretó como un “castigo”. Agobiada, buscó ayuda con un psicólogo y este remitió una carta. En respuesta, Debbie fue despedida.

Con su riñón salvó la vida de un hombre

La historia ocurrió en Nueva York y data de 2011. Se viralizó hace poco y aunque pase el tiempo queda la gran lección de Debbie

“Decidí convertirme en un donante de riñón para mi jefa, y ella se llevó mi corazón”, lamentó, según cita la prensa.

“Me siento traicionada (…). Ella tomó mi regalo, lo puso en el suelo y lo pateó”, describió. La mujer consideró demandar a su exjefa y exigir de vuelta el riñón.

En Excelsior citan a Brucia: “Siempre le estaré agradecida por haberme dado un riñón… no tengo nada malo que decir de ella”.

De esta dura prueba a Debbie le queda la satisfacción de haber ayudado: su riñón fue llevado a Missouri y Debbie resume: “Salvé la vida de un hombre”.

(I)

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