Los derrames de crudo que afectan a la Amazonía ecuatoriana y a la costa peruana estos días hacen recordar los problemas que ha tenido la región con el manejo del petróleo y la contaminación que puede producir, ya sea por error humano o la fuerza de naturaleza.

El derrame de petróleo que desde el viernes afecta a la Amazonía ecuatoriana avanzó hasta uno de los ríos que abastecen a comunidades indígenas y contaminó parte de una gran reserva ambiental de 400.000 hectáreas. La emergencia ambiental se produjo a raíz de la rotura del Oleoducto de Crudos Pesado. Ni el Gobierno ecuatoriano ni la empresa OCP Ecuador han cuantificado el derrame, como tampoco han precisado si ya controlaron la fuga. Esto ocurre dos años después de que un derrame en el río Coca arrojó más de 15.000 barriles por problemas con el mismo oleoducto.

Lo de Ecuador ocurre mientras en Perú se reportaba el fin de semana que el derrame de petróleo del pasado 15 de enero en una refinería operada por Repsol en ese país ya contaminó al menos 24 playas de la costa central, según la Dirección General de Salud Ambiental e Inocuidad Alimentaria.

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La zona afectada se extiende desde la Refinería La Pampilla, ubicada en el distrito de Ventanilla, en la provincia del Callao, hasta la playa Peralvillo, en el municipio de Chancay. El derrame tiene a muchas aves marinas que anidaban en islas de una reserva natural en riesgo de morir de hambre o por intoxicación.

Según Repsol, la cantidad de crudo derramado habría alcanzado los 10.396 barriles. La empresa informó que hasta la fecha ya se ha recuperado el 35 % del petróleo derramado mediante las labores de limpieza del mar y de las playas, en las que están trabajando más de 2.000 personas, decenas de embarcaciones en altamar y más de 140 unidades de maquinaria pesada.

Este tipo de problemas se han presentado varias veces en los últimos años en la región, resaltan también casos en Colombia o Venezuela, recuerda el portal Mongabay, especializado en medioambiente.

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En el primero, en 2018 Ecopetrol tuvo un derrame de 24.000 barriles que afectó a 16 comunidades del departamento de Santander, provocando daños en la zona y miles de animales muertos.

En Venezuela, en 2018 también se dio otro gran problema en la península de Paria y el río Guarapiche, cuando hubo un derrame de PDVSA que expertos de la Red de Sociedades Científicas Médicas calcularon en 120.000 barriles.

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En Chile, alrededor de 40.000 barriles de diésel fueron a dar al mar en Isla Guarello, ubicada en la Patagonia de ese país, afectando, además del medioambiente, al pueblo originario Kawesqár.

Todos estos episodios son una muestra de los daños ambientales que ha provocado la explotación o mal manejo de los hidrocarburos en la región; se recuerda que el peor fue la fuga de un pozo en el golfo de México.

Ocurrió en 2010, cuando la rotura de un pozo hizo explotar la plataforma Deepwater Horizon de British Petroleum, provocando que salieran al océano 795 millones de litros de petróleo en 87 días, siendo uno de los peores desastres ambientales relacionados con el crudo en la historia, exactamente el segundo mayor tras los entre 252 y 336 millones de galones que los iraquíes vertieron en el golfo Pérsico durante su invasión en Kuwait, en la guerra del Golfo (1991).

Previamente, en 1979 México había tenido otro gran derrame de 140 millones de galones en la Bahía de Campeche frente a la costa de México, recuerda CNN.

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En tanto, esta semana, fuera de la región, también se vive un episodio en una turística isla en Tailandia.

Un vertido de petróleo provocado por la rotura de una boya de almacenamiento marina amenaza con contaminar unos corales en la turística isla de Samet, en el sureste de Tailandia, alertó ayer un experto biólogo marino.

El experto tailandés Thon Thamrongnawasawat afirmó en Facebook que el vertido se acerca a la playa Prao de Samet, donde los corales podrían morir y adquirir un color blanco en 24 horas si son contaminados por el petróleo, recoge EFE.

En las redes sociales han aparecido fotos tomadas por locales que muestran lo que parecen animales afectados por la mancha de crudo, incluidos un delfín y tortugas. (I)