El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, destituyó oficialmente este jueves al periodista Arturo McFields Yescas como embajador del país ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), un día después de que el representante diplomático denunciara una “dictadura” en su país y exigiera la liberación de los opositores presos.

A través de un acuerdo presidencial, Ortega dejó sin efecto el nombramiento de McFields Yescas en el cargo de representante permanente de la República de Nicaragua, con rango de embajador extraordinario y plenipotenciario ante la OEA, en el que había sido designado el 26 de octubre del año pasado y publicado un día después en el Diario Oficial La Gaceta.

"El presente acuerdo surte sus efectos a partir del día 23 de marzo del año 2022", según el documento publicado en el Diario Oficial.

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En su lugar, Ortega nombró a Francisco Obadiah Campbell Hooker, quien también es el embajador nicaragüense en Estados Unidos.

Lo que dijo en la OEA

Durante una sesión virtual del Consejo Permanente de la OEA, celebrada el miércoles, McFields Yescas decidió dejar de “guardar silencio” y calificó de “dictadura” al Gobierno de Ortega.

McFields Yescas, periodista de profesión, denunció que Nicaragua “se convirtió en el único país de Centroamérica donde no hay periódicos impresos” y “no hay libertad para publicar en redes sociales”.

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Tampoco, aseguró, “hay organismos de derechos humanos” independientes, ni “existen partidos políticos” opositores, “ni elecciones creíbles” y “no existe separación de poderes, sino poderes fácticos”.

Es un país, agregó McFields Yescas, en donde "se han comenzado a confiscar las universidades privadas y se han cancelado 137 ONG católicas, evangélicas, ecologistas, Operación Sonrisa y la lista sigue creciendo".

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McFields Yescas dijo que tomaba la palabra “en nombre de más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida” en su país desde 2018, cuando estallaron en Nicaragua varias manifestaciones contra unas reformas a la Seguridad Social que se tornaron en un movimiento de protesta contra Ortega.

También “en nombre de los miles de servidores públicos de todos los niveles, civiles y militares, de aquellos que hoy son obligados por el régimen de Nicaragua a fingir a llenar plazas y repetir consignas, porque si no lo hacen pierden su empleo”, afirmó. (I)