Ya es oficial: los austriacos de más de 18 años deben, a partir del sábado, vacunarse contra el covid-19 so pena de enfrentar una fuerte multa, una medida sin precedentes en la Unión Europea.

La ley fue adoptada el 20 de enero por el Parlamento y promulgada el viernes por el presidente, la culminación de un proceso iniciado en noviembre con la propagación acelerada de la pandemia.

El gobierno optó por hacer obligatoria la vacuna pese a las fuertes críticas, a diferencia de sus socios europeos.

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“Ningún otro país de Europa nos siguió con la vacunación obligatoria”, dijo Manuel Krautgartner, un activista contra las reglas sanitarias en la ciudad de Linz (norte).

En la vecina Alemania, un proyecto similar defendido por el nuevo canciller socialdemócrata Olaf Scholz, comenzó a ser debatido el 26 de enero en el Bundestag (parlamento), donde quedaron expuestas las diferencias políticas sobre el tema.

Controles en marzo

Hasta la fecha, la tasa de vacunación no ha avanzado mucho en Austria y se mantiene a un nivel más bajo que los de Francia o España, en alrededor de 70% de la población.

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Mientras tanto, en los centros de vacunación de Viena la afluencia es inferior a lo esperado.

“Estamos lejos de alcanzar la capacidad máxima, se estancó totalmente”, declaró a AFP Stefanie Kurzweil, de la asociación humanitaria Arbeiter Samariter Bund, que supervisa uno de los centros, días antes de la entrada en vigor de la ley.

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Melanie, una joven de 23 años quien no quiso revelar su apellido, dijo que se puso la tercera dosis sin estar convencida, solo para evitar el vencimiento de su certificado de vacunación.

“Yo no me quería quedar encerrada en casa”, indicó, debido a que en Austria los no vacunados son excluidos de restaurantes, instalaciones deportivas y eventos culturales. Y ahora también serán sometidos a multas, algo que ella considera “malsano”.

La ley se aplica a todos las personas mayores de edad, con excepción de mujeres embarazadas, personas que contrajeron el virus hace menos de 180 días y otros que pueden recibir una exención por razones médicas.

Sin embargo, los controles comenzarán a aplicarse a mediados de marzo, con la aplicación de multas de entre 600 y 3.600 euros (685 a 4.100 dólares), que serán levantadas si la persona se vacuna en las siguientes dos semanas.

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Excepción mundial

En la fila de espera de un centro de vacunación, algunos están a favor de la inoculación obligatoria.

“Habríamos terminado desde hace tiempo [con la pandemia] si todos el mundo estuviera vacunado”, reclamó Angelika Altmann, quien trabaja en un despacho de abogados.

Más de 60% de los austriacos apoyan la medida, según una encuesta reciente, pero gran parte de la población permanece fuertemente en contra.

Durante varias semanas después del anuncio del proyecto, decenas de miles de personas marcharon contra la medida, que calificaron como radical y contraria a la libertad.

También se dieron críticas en el sentido de que esta ley surgió al aparecer la variante ómicron, de menos gravedad aunque causante de una explosión de casos.

El canciller conservador Karl Nehammer, quien gobierna junto a los verdes, anunció al mismo tiempo un ablandamiento de las restricciones sanitarias.

Pero para el ministro de Salud, Wolfgang Muckstein, la vacunación obligatoria busca proteger contra “las nuevas oleadas” y luchar contra las nuevas variantes que puedan aparecer en los próximos meses.

El pase de vacunación ha sido adoptado por un número creciente de países para ciertas profesiones o actividades, pero la vacunación obligatoria es una excepción.

En Ecuador es obligatoria e incluye a los niños de más de cinco años, un caso único en el mundo.

Dos gobiernos autoritarios de Asia central, Tayikistán y Turkmenistán, también impusieron la vacunación, al igual que Indonesia, aunque en la práctica menos de la mitad de su población está vacunada. (I)