El 41% de los trabajadores del sector de la construcción en Nueva York entre 2015 y 2019 eran migrantes indocumentados y pueden cobrar hasta un 64% menos que los trabajadores sindicados, según un estudio del Centro de Estudios sobre la Migración divulgado este martes.

Los inmigrantes, que representan el 37% de la población de Nueva York, son sin embargo el 44% de la fuerza laboral y el 63% de los trabajadores de la construcción, según el estudio realizado por las investigadoras Jacquelyn Pavilon y Vicky Virgin.

En el contexto nacional, los trabajadores migrantes indocumentados de la construcción en el mismo periodo constituyen el 54%.

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En el estado de Nueva York, la brecha salarial entre los trabajadores pertenecientes a un sindicato y los no sindicados, puede llegar al 64%, dicen las autoras del estudio, muy superior a la de otras industrias (45%).

Los trabajadores indocumentados suelen ser víctimas de robo de salarios -no les pagan las horas extras- y los empleadores suelen negociar salarios más bajos para estos trabajadores que no tienen ningún respaldo legal.

Las autoras del estudio citan a un trabajador mexicano que señala que “era frecuente que trabajáramos dos horas más” diarias sin ser compensados por ello.

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“La paga básica diaria es de 120 dólares. Esto es lo que ganábamos independientemente de que trabajaras de las 07H00 de la mañana a las 20h00. No sabemos si (el jefe) lo hace de manera intencional (...) Creo que por eso, nadie, ‘legal’ trabaja para él. En este caso, el jefe es el único ‘legal’”, dice.

La artimaña que suelen utilizar los empleadores es el chantaje: “te estoy dando la oportunidad”.

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A la disparidad de salarios se suma el racismo. Los trabajadores de color suelen estar relegados a realizar los trabajos más pesados, y las mujeres pueden ser despedidas en cualquier momento y ser víctimas de acoso.

“La necesidad de sostener a sus familias combinado con la falta de una ‘red de seguridad’ social suele llevar a los inmigrantes a aceptar condiciones de trabajo precarias”, dicen las autoras que señalan que los indocumentados tampoco pueden a aspirar a beneficios federales, hundiéndoles todavía más en la precariedad. (I)