“Este es el golpe más duro que se le ha propiciado al narcotráfico en este siglo en nuestro país (...), solamente comparable con la caída de Pablo Escobar”, celebró el presidente de Colombia, Iván Duque, en un mensaje a la nación la noche del sábado luego de confirmarse la captura de Dairo Antonio Úsuga (alias Otoniel), el narcotraficante más buscado del país.

Unos 500 uniformados respaldados por 22 helicópteros se desplegaron en el municipio de Necoclí (noroeste) para llevar a cabo el operativo, en el que un policía resultó muerto.

Fue “la más importante inserción en selva que se haya visto en la historia militar de Colombia”, según el mandatario.

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Por su captura, Estados Unidos ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares y Colombia, unos $ 800.000.

Una transmisión en vivo de la Policía en redes sociales mostró al capo de 50 años aterrizando en Bogotá esposado y custodiado por una decena de uniformados. Fue llevado a un edificio de la institución en medio de fuertes medidas de seguridad, recoge AFP.

Durante las últimas semanas, Otoniel “no llegaba a ninguna casa, durmiendo en condiciones de lluvia sin acercarse a residencias”, detalló el director de la Policía, general Jorge Vargas.

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“Se estaba moviendo con ocho anillos de seguridad”, agregó Vargas.

La caída del jefe de la banda narco más grande de Colombia representa el principal éxito del gobierno del mandatario conservador en la lucha contra el crimen organizado en el país.

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“Sobre este delincuente existen órdenes de extradición y trabajaremos con las autoridades para lograr también ese cometido”, anticipó el mandatario.

Otoniel, imputado por la justicia estadounidense en 2009, es requerido por tráfico de drogas por la corte del Distrito Sur de Nueva York.

Úsuga lidera un grupo de paramilitares que se autodenomina Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y hace presencia en casi 300 poblados del país, según el centro de estudios independiente Indepaz.

Fue capturado en una zona cercana a la frontera con Panamá y uno de los principales fortines de las AGC, también conocidas como Clan del Golfo.

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El ministro de Defensa de Colombia, Diego Molano, dijo, tras la captura, que el Clan del Golfo se ha convertido en los últimos años en “la mayor amenaza” debido a que “el mayor número de toneladas de coca que sacaba Colombia hacia mercados de EE. UU. y Europa era manejado y articulado” por esta organización criminal, refiere BBC.

La prensa colombiana ha informado que contra Otoniel hay una circular roja emitida por Interpol por homicidio múltiple, secuestro múltiple y concierto para delinquir, entre otros delitos. Además, es objeto de más de 120 procesos judiciales abiertos por todo tipo de delitos.

El Gobierno señala al grupo, que se financia principalmente con el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión, como uno de los responsables de la ola de violencia que atraviesa el país, la peor desde la firma de un pacto de paz con la guerrilla FARC en 2016.

“Tendrá que ser el fin de esta organización que ha hecho tanto daño a los colombianos”, expresó el general Vargas.

En 2017 Otoniel había anunciado su intención de llegar a un acuerdo para someterse a la justicia, pero el Gobierno contestó con una feroz persecución.

La organización ha sido diezmada por una serie de golpes de las autoridades contra el círculo cercano del capo, que se ocultaba durmiendo en la selva y sin utilizar teléfonos, según la Policía.

Otoniel pasó a encabezar el Clan del Golfo tras la muerte de su hermano Juan de Dios, Giovanni, en enfrentamientos con la policía en 2012. Se inició en las armas como guerrillero del Ejército Popular de Liberación, una guerrilla marxista desmovilizada en 1991.

Tras entregar las armas, volvió a combatir en grupos paramilitares de extrema derecha que sembraron terror en los años noventa con masacres y atrocidades cometidas en su lucha contra las guerrillas de extrema izquierda.

Muchos de estos grupos de autodefensas se desmovilizaron en 2006 a iniciativa del gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010). Pero Otoniel decidió mantenerse en la ilegalidad.

Tras medio siglo de lucha contra el narcotráfico, Colombia sigue siendo el principal productor mundial de cocaína y Estados Unidos, el mayor consumidor de esta droga. (I)