El fabricante aeronáutico Airbus y la aerolínea Air France serán juzgados a finales de año por homicidio involuntario por el accidente que en 2009 costó la vida a las 228 personas que ocupaban un vuelo entre Río de Janeiro y París.

Según informa este jueves la prensa local, el tribunal correccional de París abrirá las sesiones el 10 de octubre próximo en un proceso que se anuncia muy mediático y que tiene previsto acabar el 8 de diciembre.

En el mismo tratará de dirimirse la responsabilidad de Airbus, fabricante del A330 que el 1 de junio de 2009 se estrelló en aguas del Atlántico pocas horas después de haber despegado de Río de Janeiro.

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Y también de Air France, propietaria del avión y que gestionaba ese vuelo que tenía previsto aterrizar en París con 216 pasajeros y 12 miembros de la tripulación.

El juez de instrucción absolvió a ambas empresas en un primer momento, al considerar que las causas del accidente estuvieron en las maniobras que llevaron a cabo los pilotos.

Pero la insistencia de los familiares de las víctimas y de los sindicatos de pilotos lograron que en apelación se decidiera reabrir el caso y, tras varios recursos de Airbus y Air Francia, el Supremo concluyera en agosto pasado que deben sentarse en el banquillo de los acusados.

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A diferencia de lo concluido por los instructores, los jueces del Tribunal de Apelación establecieron que Air France no instruyó a los pilotos sobre las circunstancias que condujeron al accidente, mientras que Airbus no tuvo en consideración los posibles fallos en los sensores de velocidad.

Fueron estos sensores los que estuvieron en el origen del accidente, porque se congelaron y enviaron a la cabina de pilotaje informaciones erróneas sobre la velocidad del aparato.

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Cegados por las malas condiciones climáticas, los pilotos aceleraron el avión de forma excesiva y le dirigieron hacia arriba, hasta que se situó en una posición tan vertical que perdió la sustentación y acabó por estrellarse en el océano.

Las causas del drama fueron un misterio durante años, hasta que dos años después, en 2011, se encontraron los restos del avión y las cajas negras, que arrojaron luz sobre el siniestro.

El tribunal correccional deberá determinar si en esos errores hay implicación del fabricante y de la aerolínea, lo que tendrá influencia en las indemnizaciones de los familiares. (I)