“Alexa por favor enciende las luces” o “Siri, puedes ponerme reggaeton”. Estas son algunas de las frases comunes que se usan con los asistentes de voz.

Diana Erazo vive en Quito y usa Alexa desde hace un año. Lo tiene conectado a ciertos objetos de su casa. “Le digo que apague o prenda las luces, que nos ponga música e incluso preguntamos la hora”, dice Erazo, quien tiene una hija de 4 años.

Cuando empezó a utilizar este asistente de voz le explicó a su hija que sirve para funciones puntuales. “Alexa le hace más caso a mi hija. Ella le dice: ‘Alexa puedes poner la canción de (la película de) Frozen’ y sale otra. Y ella le vuelve a decir: ‘Alexa esa no es’, entonces le explico que debe ser más específica y decir quiero la canción de Frozen de Disney”, cuenta Erazo, quien supervisa a su hija cuando usa Alexa. Afirma que nunca la deja sola.

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Hay casos donde los menores no saben qué hacer con los juguetes porque nunca tuvieron esa conexión. Ven rara esas situaciones.

El uso de los asistentes virtuales sea Alexa de Amazon, Siri de Apple o Bixby de Samsung es de gran ayuda, de acuerdo a expertos, pero si la intencionalidad es para que un menor de edad se distraiga todo el día, ahí hay un error.

Así lo afirma la psicóloga clínica Susan González, quien menciona que la relación constante de un niño o adolescente con ese tipo de tecnología trae consecuencias.

“Hay que tener en cuenta que la tecnología vino para quedarse y ha acortado distancias. Hablando de Alexa, Siri u otro asistente de voz, que pueden hacer múltiples funciones dentro del hogar, desde poner un video, música, hay que tener en cuenta que es distinto en un niño. A él se lo ingresa a la tecnología desde que nace e incluso antes. Pero, ¿qué pasa cuando el niño se relaciona constantemente con las tecnologías?, cuando hay un exceso de eso, un abuso es lo que tiene consecuencias. Hay que ver la función que cumple la tecnología en el chico, si la función es para que no moleste, el chico va a empezar a interactuar más con un objeto, alguien vacío, alguien muerto porque no hay algo que sea recíproco como es con una persona”, explica la especialista.

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González recalca que es beneficioso usar esos asistentes de voz, pero si son direccionados para evitar que el niño llore o el adolescente se enoje, no es lo correcto. “Recordemos que con la tecnología no hay intercambio de miradas, de voz, porque la voz de Alexa o Siri es robotizada, no tiene estos matices de un padre, profesor, amigos”, menciona.

Para la psicóloga clínica, la mejor opción es supervisar y limitar ese uso, acompañado de actividades lúdicas. “Lo que hay que apuntar es intentar limitar este abuso de la tecnología. La tecnología no es mala, pero hay que limitar en el chico o menor y dar paso a los juegos lúdicos que llevan a la imaginación, fantasía...”, dice y agrega que pueden ser actividades como jugar fútbol, con juguetes, usar plastilina y no tenerlo todo el día pidiéndole a Alexa ver videos o poner videojuegos.

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“Yo he tenido pacientes de 5 años en donde han estado inmersos en la tecnología, que en el momento donde se encuentran en un espacio que hay juguetes, no saben qué hacer con eso, no hay una imaginación. Hay un impedimento en relacionarse con el otro”, enfatiza González.

Este tipo de situaciones son reales, asegura Galo Cárdenas, docente de la maestría de ciberseguridad de la Universidad Internacional SEK. “Los asistentes de voz siempre van a ser una ayuda para todas las personas, ayuda para los niños y todo esto sobre el internet de las cosas y esto conlleva a que nosotros tengamos seguridades. En el caso de los niños es importante que no tengan acceso a páginas que no deben y para eso hay el control parental”, señala.

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Según Cárdenas, el control parental es un mecanismo que pueden usar los padres para limitar el ingreso a diferentes sitios web o filtrar la reproducción de canciones que tengan letras explícitas.

El docente explica que en los asistentes de voz se puede crear varios perfiles, uno de adulto y uno de niños. Con este último hay filtros que también se configuran sobre qué palabras o frases no son permitidas en la búsqueda de contenido. “En el momento que reconoce la voz del niño se pone en modo parental para que el menor no pueda acceder a un contenido no deseado”, indica.

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Esta opción la tiene Karina, quien usa Alexa en casa. Ella vive con su esposo y dos hijos, uno de 6 años y otro de 1 año. Este control se enfoca más en su hijo mayor y con esa herramienta no puede acceder a contenido violento, sea video o canciones.

“Nosotros usamos Alexa para escuchar música, hacerle preguntas de historia, pedir que prenda o apague ciertos dispositivos. Yo le ha enseñado a mi hijo que le pida de favor y después diga gracias. Más lo usa para encender la televisión, pedir películas, que pause, adelante, cosas así”, dice Karina, quien no deja solo a su hijo cuando utiliza Alexa.

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González destaca este tipo de controles y advierte a los padres de familia ser responsables en todo sentido. “A veces los padres no saben lidiar con los conflictos, se angustian y la forma más práctica es dejar al chico con esa tecnología. Entonces, si le prohibimos usar Alexa, debemos habilitar otras actividades donde el menor active su cuerpo”, apunta.

Con esto concuerda Cárdenas y agrega que además se puede fijar horarios de uso. “No hay que tenerle miedo a la tecnología, hay que verla como una herramienta de aprendizaje y para esto los padres deben guiarse y activar el control parental. Recuerden que hay que ponerle límites no tanto de la tecnología sino de la enseñanza de los padres”, indica. (I)