En una crema, un cinturón, dos pares de aretes, dos collares y dos camisetas, Verónica Álvarez gastó 130 dólares. Esas compras las realizó en diciembre de 2022 y no las pagó al contado; prefirió diferirlas a tres meses con su tarjeta de crédito.

En teoría, debía pagarlas desde enero, pero aceptó los tres meses de gracia que le ofrecía ese almacén, ubicado en Guayaquil. “Es que ves que llega diciembre y sientes que tienes que organizarte en todo sobre qué vas a regalar. A mí me nace dar detallitos, pero sí es estresante, porque necesitas hacer un plan y el sueldo no te ayuda, porque a veces no te pagan puntualmente. Y ya cuando llega el momento de pagar, ahí vienen las complicaciones, porque se suman otras cosas y debes buscar la manera de cómo pagar. Por eso, uno mismo se pone la soga al cuello, porque tengo que quedar bien con todos”, cuenta la joven, que desde marzo empezaría a cancelar la primera cuota y ya no piensa en endeudarse más, aunque se ve tentada por las ofertas de saldos de enero y febrero.

Por su parte, Daniela, una jubilada de 67 años, compró en diciembre pasado los regalos para sus nietos y gastó 200 dólares. Tampoco canceló al contado, porque le ofrecieron seis meses de gracia.

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“Claro que estoy consciente de la deuda, porque en mi estado de cuenta ya consta y además se usó el cupo de la tarjeta de crédito. Entonces, yo sé que desde junio me empiezan a cobrar. El único beneficio es tener un poco de respiro”, afirma Daniela, quien vive en Quito.

Tanto Verónica como Daniela aprovecharon los meses de gracia que ofrecieron algunos locales y almacenes a nivel nacional. Otorgaban dos, tres y hasta seis meses de gracia.

De enero a noviembre de 2022 se realizaron a nivel nacional 124.000 consumos con tarjetas de crédito, con un total de facturación de $ 9.020 millones, según datos proporcionados por Asobanca que fueron recogidos de la Superintendencia de Bancos.

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El analista económico Jorge Calderón afirma que, incluso antes de realizar esa compra, los ciudadanos deben ser conscientes de asumir una deuda que no se pagará de inmediato y que hasta podría coincidir con otras, colocándolos en apuros.

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“No caen en cuenta de que todos esos diferidos van a coincidir en algún momento en el tiempo: unos en febrero, marzo, y otros en abril; y eso uno lo tuvo que haber observado cuando compró un bien o servicio con esta figura de pago. Ahora, con las vacaciones escolares, se debió planificar que hay una o varias deudas por pagar, y es ahí cuando después empiezan los reemplazos de los pagos”, apunta Calderón.

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Aconseja ser precavidos y, desde el instante en que se realizaron las compras, anotar a cuántos meses se difirieron y si se acogió tiempo de gracia.

La auditora financiera Paola Aulestia, además de tener presente este tipo de deudas para no sumar otras, sugiere realizar un presupuesto que incluya los gastos comunes, como servicios básicos, alimentación, transporte, entre otros.

“Tomar desde los más pequeños gastos de la casa hasta los más grandes, para que podamos hacer compras inteligentes, pensadas en nuestras necesidades, y no desmandarnos, porque hay que tener esa proyección: que estos meses, febrero, marzo y abril, ya tenemos que empezar a pagar esas compras realizadas”, apunta Aulestia.

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Y dentro de ese presupuesto también anotar ingresos como el décimo cuarto sueldo y utilidades, para cubrir esas deudas. “Siempre y cuando no tengamos niños a cargo, ahí va a ser beneficioso para el pago de las deudas; porque, en el caso de tener niños, debe ser destinado casi en su totalidad a esa compra de los útiles y de todas las necesidades que ellos tengan. Por eso, es importante tener visión”, sostiene Paola.

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Porque no analizar ese futuro panorama es lo que lleva a los ciudadanos a recurrir a los pagos mínimos de la tarjeta de crédito, lo que, de acuerdo con la vocera de Solulnteg, una consultora de organización empresas, es el peor error que se puede cometer.

“Sería bueno que desde ahora comiencen a planificar lo que son los pagos y no solo enfocarse en los mínimos. Se debe pagar toda la cuota, porque muchos piensan que el pago mínimo les conviene, y no es así. Es mejor (pagarla) toda, para que no siga generando un interés”, señala.

Mientras que Aulestia alerta de que, según estudios financieros, si una persona paga solo el mínimo, esa deuda puede pagarse hasta en 17 años. “Podemos hacer las compras con la tarjeta de crédito tomando en consideración el tiempo estimado de vida útil de las compras. En temas de alimentos no debemos diferir, al ser un gasto recurrente. Si voy a comprar un electrodoméstico, sí se puede diferir a corto plazo y no mayor tiempo”, ejemplifica Aulestia. (I)