Los medianos y pequeños emprendedores rurales tienen problemas al momento de ubicar sus productos en el mercado. Esta es una de las opciones para que las zonas rurales encuentren un nicho de desarrollo, indica Diego Loayza, presidente de la Red Nacional de Jóvenes Emprendedores Rurales del Ecuador.

Él procesa el café que cultiva en Pacoche, en Manta (Manabí), y lo vende para pasar entre sus conocidos, en tiendas y en las gasolineras.

El producto había llegado a una de las cadenas de supermercados. “Estuvo por siete meses y teníamos rotación, se vendía muy bien, pero empezaron a poner trabas como exigir un perchero o una impulsadora que tenga afiliación social. Eso nos demandaba un sueldo básico, lo veía como absurdo”.

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Luego, la cadena de supermercados abrió su propia línea de productos finales elaborados con café, atún, aceite, arroz, tras comprar materia prima, dice, y finalmente ya no renovaron el tiempo acordado para que el café de Pacoche siguiera en las estanterías, según Loayza.

Además, este emprendedor tuvo la oportunidad hace tres años de exportar a Emiratos Árabes Unidos, pero la banca pública no le dio un crédito ya que no tenía un garante y el negocio se diluyó.

“Me dijeron que mi hermana no podía ser mi garante porque era parte del negocio. Les di como opción que la garantía sea el contrato de compra y venta de la exportación con ingreso asegurado, pero no lo validaron”.

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Loayza afirma que ante esta problemática hay agricultores que han abandonado sus cafetales y tierras para migrar a las ciudades. “Se dedican a otra cosa. Si vendiera al granel no tendría rentabilidad porque pagan $ 8 el quintal de café cogido, pero el costo de producción es de $ 12, $ 13″.

Las leyes no protegen a los emprendedores, afirma Loayza. “No hay una política que nos ampare como emprendedores, mientras no se restrinjan esas prácticas pues será muy difícil entrar a cadenas de comercialización masivas”.

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Hay limitaciones para producir y vender

En las zonas rurales del Ecuador hay un menor nivel de desarrollo. Foto: CORTESÍA DIANA PROAÑO RIMISP

El 78% de los hogares rurales reportó dificultades importantes para la comercialización de sus productos, destacando los bajos precios (30%), el acceso limitado a mercados (29%) y el incremento del costo del transporte (14%) durante los meses del confinamiento por el COVID-19 (julio/agosto del 2020).

Esto pese a que en las ciudades se observó un incremento en ciertos productos del campo entre los meses de marzo y abril, al inicio del confinamiento.

Los agricultores precisan también que tuvieron dificultades para producir por la falta de transporte (27%), problemas en el acceso a los insumos agrícolas (10%) y a la mano de obra (8%), y el brote de plagas y enfermedades (9%). Esto último se mantiene en los sembríos de maíz. (I)