Cuando se produce un aumento general de los precios de bienes o servicios durante un periodo determinado es inflación y cuando ese incremento pasa a dos dígitos se conoce como inflación galopante, es decir, superior al 10 %.

Sin embargo, en el momento, que esa alza de precios arroja una inflación de tres dígitos, esto es, más del 100 % la economía entra en una hiperinflación.

Este término no es más que la subida rápida y continuada de los precios de bienes y servicios, que lesiona la capacidad de consumo y genera incertidumbre económica en el futuro.

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Afortunadamente, Ecuador no ha pasado por un precio hiperinflacionario, de acuerdo con los analistas económicos Jorge Calderón y Larry Yumibanda. Pero, sí ha estado cerca.

Como en la crisis bancaria de 1999. Aquel año la inflación fue del 60,8 %, mientras que, en el 2000, cuando ya adoptamos el dólar, llegamos a una inflación del 91 % debido principalmente a la especulación, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Algunos expertos definen a la hiperinflación con dos dígitos, según Calderón, quien indica que no hay un consenso en la medición del término.

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“No hay un consenso desde qué barrera o qué limite considerar una hiperinflación. Algunos consideran cuando está por el 70 % o 100 %. Por ejemplo, en Argentina se habla de hiperinflación, pero recién lleva el 64 %, si comparamos con Venezuela que años previos ha tenido inflaciones superiores a cuatro dígitos, incluso Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, alcanzó altos niveles (un pan costaba 250 marcos y llegó a 200.000′000.000 por ejemplo)…”, indica y agrega que lo correcto, según su perspectiva, es considerar a la hiperinflación a partir de tres dígitos.

Criterio que comparte Yumibanda, también presidente del Círculo de Economía de Guayaquil. Menciona que Ecuador solo ha llegado a una inflación galopante, es decir, de dos dígitos como en la crisis bancaria que estuvo en 91 %.

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“Cuando nos dolarizamos tuvimos una inflación galopante, no se hizo hiperinflación porque se dolarizó la economía y automáticamente generó certidumbre económica. Los ciudadanos prácticamente vieron estabilidad de precios y la inflación de esa fecha hasta la actualidad se ha mantenido en un dígito”, opina Yumibanda.

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De acuerdo con el informe de perspectivas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI), Venezuela y Sudán son los países que proyectan una inflación de tres dígitos durante el 2022. Venezuela con 500 % y Sudán 245,1 %. Ambas naciones tienen un histórico inflacionario. Por ejemplo, en 2021, Venezuela tuvo una hiperinflación de 1.588,5 % y el país africano 359,1 %.

“En estos países ha habido un crecimiento acelerado de precios a tal magnitud que muchos países realizan emisiones de dinero de mayor equivalencia. Pasan de billetes de 50, 100 a 10.000, 20.000 o 30.000″, cuenta Calderón y ejemplifica el caso de Zimbabue. En este país se usó hasta el 2015 los billetes de 100.000.000.000.000 dólares zimbabuenses. Ahora su proyección inflacionaria es del 86,7 %.

“Venezuela lo hizo en su momento para controlar la hiperinflación y eliminó algunos ceros a la moneda nacional y hacían estas acrobacias económicas para disimular o hacer creer a la gente que la situación estaba siendo controlada”, argumenta Calderón.

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¿Qué provoca una hiperinflación?

Para Yumibanda existe una causa central que genera procesos hiperinflacionarios y esta es el abuso a la política monetaria. Significa la excesiva emisión de dinero por parte de los bancos centrales.

“Son una de las causas que se ha venido repitiendo. Se debe a múltiples problemas. Por ejemplo, déficits fiscales que lleva a los bancos centrales a financiar los presupuestos con emisión monetaria inorgánica, entonces eso genera no solo una inflación sino una inestabilidad en las tasas de interés y tipos de cambio”, explica el economista.

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Mientras que Calderón, el desabastecimiento y repercusiones de una guerra también son los causantes. “Las crisis mundiales, pero dependerá de la magnitud. Tener escasez de bienes y servicios, el precio puede aumentar porque lo poco que te puede llegar igual va a ser tan disputado por los consumidores que va a ejercer presiones en el precio”, comenta.

El analista Calderón cree que un terremoto o un paro nacional también pueden ser causales de hiperinflación. En el primero dependerá de dónde ocurra y cómo sean los impactos. El segundo de hasta qué punto llegue. “Imaginemos que en el paro se hubiesen destruido las vías, canales de riego, infraestructuras hidroeléctricas, petroleras… podría generar más inflación”, dice.

Sin embargo, Yumibanda aduce que, en esos escenarios, podría llegarse a una inflación galopante y no hiperinflacionaria. “Por lo general los Gobiernos llegan a acuerdos rápidos justamente para no llegar a eso”, apunta.

¿De qué manera Ecuador se salvó de una hiperinflación? ¿Y cómo nos beneficia el dólar?

Fue la adopción del dólar que salvó al país durante la crisis bancaria de 1999. Eso generó luego una estabilidad de los precios.

Esta moneda tampoco es la salvación absoluta, de acuerdo con Calderón y Yumibanda, pues el país depende de algunos eventos externos.

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Por ejemplo, la invasión de Rusia en Ucrania que continúa provocando el alza de ciertos productos como el aceite, pero tampoco hace que lleguemos a una inflación galopante.

“Pero, si nosotros llegamos a importar 30 % o 40 % de la materia prima de Estados Unidos, sin duda estamos trayendo inflación de ese país. Es lo que nos pasa con el precio del barril del petróleo, está subiendo y muchas materias primas se están encareciendo. Todo depende del nivel de relacionamiento que tengamos con ese país”, menciona Calderón.

Yumibanda también concuerda en que el dólar evita llegar a una inflación galopante e hiperinflacionaria. Sin embargo, todo puede ocurrir. “Aunque dependemos mucho de lo que haga la reserva federal porque si se genera hiperinflación en Estados Unidos, obviamente nos va a golpear a nosotros porque en las hiperinflaciones las monedas pierden valor. La gente se deshace de esa moneda que pierde valor y se refugia en las que tiene como el euro, yuan chino, yen japonés o libra esterlina de Reino Unido. Eso no ha pasado en Estados Unidos”, argumenta.

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Estados Unidos registró una tasa de precios de consumo de 9,1 %, cifra no vista en los últimos 40 años, según datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS).

“El dólar nos garantiza estabilidad financiera y económica, pero no es tampoco la medicina para evitar que los precios sigan subiendo”, recalca Yumibanda.

En el caso que incremente esa inflación en Estados Unidos, Ecuador podría adoptar políticas como reducción de impuestos, hacer crecer la producción y hasta buscar otros mercados para obtener materia prima.

Ecuador: ¿cerca o lejos de una hiperinflación?

La inflación acumulada es del 2,90 % hasta junio, según el INEC. Y de acuerdo con la proyección del FMI llegaría a 3,8 % al cierre de 2022.

Para Yumibanda, la economía ecuatoriana está pasando por un proceso de desaceleración con un crecimiento del 2,9 %. “La economía está en lento crecimiento”, enfatiza.

Calderón, con estas cifras, no ve probable ninguna hiperinflación. “No veo que lleguemos a eso. Aunque hay dos meses inflacionarios que aún no ocurren, uno es agosto por el inicio de clases en la Sierra y otro es diciembre. Pero no se proyecta procesos hiperinflacionarios”, opina Calderón. (I)