Por Sonia Yánez Blum (Twitter: @soniayanezblum)

Si hace 14 años me decían que los indígenas iban a ser expertos en lo digital, lo creía.

Era 2008 y había viajado a Tigüino, al campamento de los huaoranis en el corazón de la selva y una de las zonas sensibles que recordaba la matanza de los predicadores estadounidenses.

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Hay dos imágenes que no se borran de mi mente: las antenas de televisión por satélite en cada choza del caserío y los teléfonos celulares en las manos de los huao –aunque en el sitio no había buena señal y solo servía un teléfono satelital que estaba en el campamento–. Babe el líder de los huao y sus hijos tenían celulares con los que jugaban y tomaban fotos.

El experto en vinculación comunitaria de la empresa me decía: “ellos usan el teléfono en la ciudad. Aquí les gusta tomar fotos y verse”.

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Verse. El reflejo de la imagen que hoy en día nos permiten las redes sociales y lo digital se convirtió en un arma nueva que dominar por las comunidades indígenas y no perdieron tiempo.

En esta nueva paralización, para muchos es novedoso ver a Leonidas Iza en live, pero quizás no conocen que tienen un espacio llamado ConaieTV en Facebook live donde cada día miles se conectan (para recibir las indicaciones de sus líderes). O quizás, desconozcan que la cuenta de Tik Tok de la Conaie, con 25.6 K seguidores, produce contenido actualizado sobre el paro.

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Los posts de sus redes son sencillos, concretos, con titulares que llaman la atención y que llegan –en algunos casos– al millón de las reproducciones.

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Recordemos que los jóvenes y adolescentes en las comunidades también son mayoría y no son ajenos a estos nuevos espacios digitales.

La cuenta del presidente Guillermo Lasso en Tik Tok suma 1,3 M seguidores.

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El gobierno que se lució con su estrategia de Tik Tok cedió espacio creativo a la Conaie. No encontré cuenta de la presidencia sino la personal del presidente Guillermo Lasso con fragmentos de sus mensajes respecto a la paralización, sin efectos, subtítulos o recursos que llamen la atención a la audiencia y estilo en ese formato.

Pero la Conaie sabe o contrató a alguien que lo hace.

Ay, Policía, mi vida

Sí, hoy en Facebook publicaron una canción que prometen viralizar. Que en su estribillo pegajoso y peligroso dice: Policía, mi vida, no te lleves al Leonidas, mi vida.

Con ritmos andinos y letras de nostalgia, tiene –hasta el momento de este artículo– 9 horas de publicada y 5.000 compartidos.

Mucha tarea por hacer desde la otra orilla para ciudadanos, empresarios y sectores que no quieren la confrontación, pero que en su lenguaje parece lo contrario o no existen mensajes aglutinados.

En la Conaie son disciplinados, con un frente digital y no le entregan su vocería hasta el momento a nadie más.

Las habilidades y herramientas de comunicación son fundamentales para los movimientos sociales. Sin visibilidad, sus propuestas, amenazas o conceptos no se pueden popularizar.

Al fin y al cabo, para lograr grandes paralizaciones ellos tienen la receta clara: una base aglutinada, sin miedo a nada que enfrente el poder y las autoridades del orden, hasta el punto de contagiar u orillar a las otras agrupaciones a subirse a la camioneta con ellos.

Y en esta nueva paralización indígena han apuntado todo su armamento digital:

  • Cambio en el diseño o imagen corporativa de sus posts fueron visibles a fines de mayo.
  • Una imagen más pulida, clara y con mensajes centrales.
  • La fotografía y videos parecen de agencia de noticias internacionales.
  • Reels, videos con dron y la última publicación viral de hoy, una canción donde se lanza un mensaje directo a los policías.
  • Espacios al aire con voceros indígenas para agencias, canales de noticias y medios digitales extranjeros.

No hay espacio a la duda. Ellos descifraron que las redes sociales son para conectar con quienes te interesa llegue tu mensaje.

No se desgastan tratando de convencer al sector empresarial, ni pedir ayuda a sus contrarios políticos. No los nombran, no existen ni en sus canciones.

Están impulsando a sus prosumidores (productores y consumidores de contenido) gladiadores en territorio de lucha digital y de protesta. En el último día de análisis hicieron más de 30 posteos en Facebook; mientras que en Instagram fueron más mesurados.

Que los indígenas no son digitales, lo dudo.

Son más conscientes de para qué y cómo usar las redes: era 2016 cuando hubo un Taller de Comunicación Comunitaria con énfasis en la organización e implementación de campañas convocado por la Conaie y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana. Y como ese, han existido muchos más. No en vano el periodismo comunitario es un puntal en su estrategia de difusión política.

Por eso, mientras sigamos subestimando lo que no conocemos o etiquetando con base en nuestros prejuicios, la realidad nos da un golpe sea en digital o en una calle, enfrentando a los ecuatorianos unos a otros. (I)