Es importante analizar la relación entre la inversión pública municipal y las políticas urbanas de la Alcaldía de Guayaquil. Las segundas marcan hacia dónde se destinan los recursos, es decir, a qué barrios, parroquias, centralidades, distritos, etc., y también en qué proyectos e infraestructura para el desarrollo. Guayaquil mejoró el ornato y los servicios en y para ciertos barrios, pero por no invertir adecuadamente sus recursos económicos en las últimas décadas se mantiene con un atraso urbano injustificable en comparación con otras ciudades de la región.

Por otro lado, ya no hablamos únicamente de una eficiencia y coherencia en inversión pública para el desarrollo urbano de Guayaquil, sino que ya es tiempo de pensar en un Plan Metropolitano de Desarrollo. En este análisis es necesario recordar que el cantón Samborondón fue una parroquia rural de Guayaquil, así como Durán fue una parroquia también. Ambas convertidas en cantones del Guayas en el siglo XX con intereses diferenciados. En el caso de Samborondón, para poder concretar un rentable desarrollo inmobiliario en lo que se conoce como parroquia urbana satélite La Puntilla -dejando al margen como no prioritario el desarrollo de su cabecera cantonal- y en el caso de Durán para librarse de la responsabilidad de invertir en el desarrollo de este territorio. En la actualidad, las asimetrías socioespaciales entre ambas son abismales, en la primera se da la mayor concentración espacial de riqueza del país y en la segunda, un subdesarrollo casi perpetuo donde por ejemplo todavía no hay un sistema total de abastecimiento de agua potable.

¿Dónde está la obra pública de Guayaquil?

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En ese sentido es oportuno revisar el caso de la capital, el Congreso en 1993 promulgó la ley para la conformación del Distrito Metropolitano de Quito, compuesto en la actualidad por 32 parroquias urbanas y 33 parroquias rurales. En Guayaquil a la fecha hay 16 parroquias urbanas y 5 parroquias rurales. Asimismo, será necesario que por ley en la Asamblea Nacional se proceda a institucionalizar el Régimen del Distrito Metropolitano de Guayaquil que incluya inicialmente al cantón Durán y las parroquias urbanas satélites La Puntilla y La Aurora (Daule), con un Concejo metropolitano y un alcalde del Distrito Metropolitano de Guayaquil con decisión dirimente. Caso contrario las estridentes asimetrías socioespaciales entre la parroquia urbana satélite La Puntilla, Durán y Guayaquil continuarán. Sin embargo, para garantizar un desarrollo coherente, técnico, regulado y equitativo para el Distrito Metropolitano de Guayaquil se requiere autoridades de calidad, preparados en gestión pública y desarrollo. No personas improvisadas con intereses particulares.

En conclusión, en 30 años ininterrumpidos de administración por un mismo grupo político, no se ha logrado el nivel de desarrollo que la ciudad debería tener a comienzos de la tercera década del siglo XXI. Hace falta escandalosamente infraestructura básica, verde, cultural, vertical, comunitaria, de movilidad, etc. (O)