Las visitas de turistas al santuario Blanca Estrella de la Mar, en la comuna Olón, en el norte de la provincia de Santa Elena, ya no son con la misma frecuencia de antes. Este lugar, que conecta con la Ruta del Spondylus, ya dejó de ser uno de los desvíos obligatorios para detenerse y tomarse una foto, sea en el santuario o en el mirador.

Ahora el santuario recibe más visitas de los feligreses de la zona, el mirador tiene un cartel de peligro y el pequeño negocio de venta de artículos religiosos pasa vacío.

Ronny vive en Santa Elena y fue a Olón acompañado de su novia Lissette, oriunda de Baños de Agua Santa. Era la primera vez que Lissette conocía el mirador de Olón y no se había percatado del cartel de zona de peligro.

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Maravillada por la vista hasta se había arrimado a este balcón, donde algunos de sus pilares ya estaban dañados. “No me di cuenta que decía peligro”, dice la joven, que luego se alejó de la estructura.

Es prohibido subir las gradas del mirador, a un lado del santuario en Olón. Sin embargo, hay ciudadanos que no respetan la advertencia. Foto: Belén Zapata.

José Córdova, trabajador del área técnica de la Fundación Santa María del Fiat, menciona que la situación surge por fuertes vientos, oleajes y lluvias que generan derrumbes y bloqueos.

Córdova ha sido testigo de los desprendimientos de tierra y roca en el acantilado donde está el santuario y también de los “microsismos” que provoca cuando hay automotores pesados. Por eso, el acceso que va desde el santuario hasta el desvío, que conecta con la principal para ir a la comuna, está cerrado; y el lado sur, desde el monumento del surfista en Montañita al santuario se permiten vehículos livianos. También se puede ingresar este último tramo a pie o en bicicleta.

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“Se les ruega por favor no ingresar con vehículos pesados porque producen ciertos microsismos. Cuando el camión está prendido puede generar desprendimiento de material”, dice Córdova.

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De acuerdo al director del Instituto Geofísico de la Armada, Mario Ruiz, en Olón no ha habido sismos recientes. “Los efectos a los acantilados no deben venir por la acción de sismos sino otro tipo de factores”, dice Ruiz y estas causas son los que indicaba Córdova.

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Las afectaciones en Olón se están tratando de mejorar con recursos de la fundación y donaciones. Se ha colocado señalética de peligro e interrumpido el paso vehicular a través de la colocación de obstáculos como fierros. Además se está adecuando un nuevo ingreso para los estudiantes, pero aún requieren de recursos para terminar la obra independiente porque no reciben ayuda de las autoridades.

En la parte del acantilado, donde está el santuario, se efectúan desprendimientos de tierra y rocas. Foto: Ronald Cedeño.  Foto: El Universo

En abril ya necesitan culminarla, apunta Córdova porque empiezan clases al menos 1.260 estudiantes de la Unidad Educativa Fiscomisional Santa María del Fiat, que está frente al santuario.

Magaly Sesme, rectora de la unidad educativa, indica que reciben alumnos desde los tres años hasta bachillerato. “Desde la punta del santuario hacia el mirador es el peligro mayor. Estamos pendientes que no se parqueen. Por el lado sur también hay derrumbes y tomamos precauciones en temporada de clase y hacemos que ingresen por una vía interna”, explica Sesme, quien indica que en esa parte de la comuna viven cerca de 100 personas entre la fundación y el santuario.

Una de las habitantes es Lorena Sesme, la hermana mayor de la comunidad de misioneras laicas en el santuario Santa María del Fiat. Ella ha visto poco a poco estas afectaciones.

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“Ha sido bastante afectado el santuario por parte de la naturaleza no sé si sean los vientos o las lluvias, pero ya son algunos años que se ha visto afectado y años atrás se pusieron unos pilaretes en la parte alta del santuario, en la punta del barco, de 2 o 3 metros. La parte del borde, que estaba afectada, se derrumbó para evitar el peligro. Se pusieron mallas a los bordes del santuario. En 2022 cayó un tramo donde la gente acostumbraba a tomarse fotos. Entonces, desde la punta del santuario hasta la Y, que es un cruce, se obligó a cerrar el paso vehicular”, explica la hermana Sesme.

A pesar de la advertencia de zona de derrumbes, hay ciudadanos que transitan por la vía del santuario hasta el desvío que culmina en la principal para ir a Olón. Foto: Ronald  Cedeño. Foto: El Universo

Según Córdova, el Municipio de Santa Elena emitió una resolución en 2013 declarando el cierre de la vía en Olón, pero no se concretó. Después, señala que la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) y el Ministerio de Transporte y Obras Públicas tomaron esa resolución.

Este Diario se comunicó con el personal de comunicación de la SNGR y con el actual alcalde Luis Segovia, pero no tuvo respuesta.

Sin embargo, María del Carmen Aquino, alcaldesa electa en los comicios de febrero en Santa Elena, dice que cuando empiece su administración en mayo, solicitará un estudio geotécnico de esta zona.

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“Sabemos que el santuario es un ícono, pero necesitaremos una megainversión para hacer una protección ahí. Es muy complicado porque es un acantilado. Quizás un reordenamiento en primera instancia porque tendríamos que hacer un estudio”, menciona la futura autoridad.

Derrumbes al lado norte del santuario. Ese tramo está cerrado. Foto: Ronald Cedeño. Foto: El Universo

Córdova ha dialogado con varios geólogos y le explicaron que la estructura del terreno es de capas verticales y no horizontales como comúnmente suele ser. “Y se separan con gran facilidad. Nosotros cuando hacemos una obra que demandamos escarbar, encontramos capas verticales, por eso caen en segmentos perpendiculares que unido a sismos, microsismos, viento y lluvias que se filtran por estas fisuras provocan que se separen las placas. Si fueran horizontales no habría problemas”, señala.

Franklin Ormaza, investigador y profesor de la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar de la Espol, indica que Olón es un cerro estabilizado por millones de años y lo que ha generado su desestabilización han sido las construcciones y la deforestación.

“El agua viene y en vez de quedarse por la vegetación sigue erosionando y se lleva la tierra y van a ocurrir derrumbes. El problema somos nosotros porque la naturaleza es equilibrada en esencia. No es cambio climático”, apunta Ormaza.

El estudio de la organización Climate Central cataloga a Olón y otras zonas del Ecuador bajo riesgo, puesto que las inundaciones podrían causar la desaparición parcial o total para el 2050.

Subiendo por el monumento del surfista, a la derecha están construyendo un acceso vial para los estudiantes que empiezan clases en abril. Foto: Ronald Cedeño. Foto: El Universo

“Es un cerro que sí se ha visto afectado por el clima, que se dice que es frágil es correcto, todo da a pensar que el santuario va a caerse en cualquier rato. Nos llama la atención la fe de los creyentes. Es muy fuerte y hace pensar que hay una protección”, cuenta la hermana Sesme.

De hecho, cuando se realizan las eucaristías masivas se distribuyen a los feligreses. Una parte en el santuario y otros abajo en la vía. “Evitamos misas masivas y no son celebradas en el santuario sino abajo”, afirma la hermana Sesme, quien sostiene que Dios los protege.

A pesar de todo, la comunidad de Olón continúa su día a día con normalidad. Algunos suben hasta el santuario para rezar y otros para ver la vista al mar. (I)