‘La necesidad hace fluir las ideas’: la historia de una mujer que vendió empanadas, ropa y coche de su hijo en Facebook, sumó artículos nuevos, y hoy tiene un local

Paulina Cascante dejó su trabajo cuando salió embarazada porque el bebé estaba en riesgo. Antes ella estudiaba y laboraba en horarios rotativos. Su esposo fue despedido mientras ella guardaba reposo.

En medio de la angustia decidieron ir a vivir a casa de sus suegros. Los ahorros se terminaban y también se cumplía el tiempo para que Paulina diera a luz. Entonces, hicieron empanadas para venderlas a domicilio, también se aventuraron con las hayacas e incluso probaron con bollos.

“Nos quedamos hasta la madrugada con mis suegros y entregábamos a domicilio”, cuenta Paulina, quien no podía esforzarse mucho por el estado de su bebé.

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En diciembre de 2016, el negocio paró porque Paulina ya estaba en labor de parto. De hecho, tenía placenta previa y quedó internada para ser operada de emergencia y no vio a su bebé hasta después de tres días.

Pero las malas noticias no paraban para Paulina. Su bebé se recuperó en quince días, tenía que comprar leche porque no podía dar de lactar y la cuenta en el hospital fue de $ 6.000.

“Mi hijo nació anémico. Nos tocó diferir la deuda a dos años con un familiar que nos prestó una tarjeta de crédito, y en recursos humanos del hospital nos hicieron un descuento”, dice Paulina.

Después de ese episodio, pensaron en vender encebollados y compraban a otro emprendedor. A la semana ganaban entre $ 40 a $ 50. Con ese negocio se mantuvieron un tiempo hasta que Paulina pensó en vender la ropa que ya no le quedaba a su hijo en Marketplace de Facebook. Reunió una cantidad y logró venderla en $ 30. Eso le sorprendió.

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Entonces, sacó más ropa y vio el mismo resultado. También compraba por lotes y revendía. Su mejor negocio fue comprar una maleta de ropa a $ 80 y solo con su primera venta recuperó lo invertido. Después ofertó el coche que le regalaron a su hijo y ganó $ 40. En otra oportunidad adquirió un coche europeo en Facebook en $ 40 y ganó $ 350.

“Nos dimos cuenta de que en los productos ganábamos más. Y abrimos un showroom donde mis suegros”, dice la emprendedora, ahí tenían artículos usados ya mejorados. En 2019 abrió una cuenta en Instagram llamada Greco Baby Store por el primer nombre de su hijo; y comenzó a postear coches y andadores, pero se fijó en que las personas buscaban accesorios nuevos. Y es ahí que Paulina va a la Bahía de Guayaquil e inicia con pocos artículos. Llegó un momento que, con la ayuda de sus suegros, compró 35 coches y en dos meses los vendió.

“Y ahí es el despunte. En quince días nos hicimos $ 2.000″, enfatiza Paulina, quien luego abrió un local en La Gran Manzana. De allí salió por la inseguridad. Y después, en 2021, pasó al Centro Comercial La Rotonda. Su local es de dos pisos y esquinero.

“En una noche nos cambiamos, llevé como diez personas a ayudarnos. Nos amanecimos, pero tuvimos la satisfacción de abrir cuando estaba planificado”, menciona.

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El crecimiento en Greco Baby Store ha sido escalonado, pero incluso se lanzó a importar. Oferta un poco más de 50 accesorios, como coches, corrales, mecedoras, caminadoras, andadores, pañaleras, gimnasio de estimulación, alfombra de gateo, portabebés, coches y biberones. Al mes vende entre 900 y 1.200 ítems.

Para Paulina, posicionarse en el mercado no ha sido fácil, a pesar de que le fue bien en la pandemia. “Vino mucha competencia, pero trato de ser diferente, de tener una conexión. Mi página no es solo de ventas, yo creo una comunidad; por ejemplo, les cuento desde la escuela de mi hijo hasta cómo decoró su cuarto”, señala.

Uno de los mayores obstáculos para la emprendedora fue el alto costo de los fletes marítimos para traer los accesorios. Ahora ya no usa esa vía sino que se enfoca en proveedores nacionales, pero menciona que cuando mejore esa situación, analizaría importar de nuevo.

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Paulina está orgullosa de dar empleo a tres personas. En 2023 espera abrir su segundo local en Quito.

“Mi mayor logro es darle estabilidad económica a mi familia, llevarme ese gusto. Antes yo no podía comprarle una mecedora a mi hijo o un coche y ahora ya no las puede usar porque ya creció, pero se lo recompenso de otra manera. Y más que lo material también es que siempre estuvimos presentes en su crecimiento. Yo iba con mi hijo en brazos a entregar encebollados”, recuerda y resalta que tanto ella como su esposo además sienten la gran satisfacción de haberse graduado de la universidad en 2021.

“A los emprendedores les digo que las necesidades hacen fluir las ideas, nuestro negocio nació así. Deben ser persistentes porque lo que sucede es que se rinden. Siento que la gente tira los guantes rápidos y en lugar de seguir guerreando… recuerden que la mente es poderosa, tú atraes lo que piensas”, sugiere la propietaria de Greco Baby Store. (I)