Jorge Andrade Grijalva tenía 14 años cuando los censistas llegaron a su casa en 1950, en el primer censo de población que se hizo en Ecuador. Él vivía en el sector La Magdalena, cerca del centro histórico, en el sur de Quito, un barrio dedicado a realizar las tejas de los techos en ese entonces.

A sus 87 años, recuerda que la entrevista fue breve, no más de 20 minutos. Su padre fue el que respondió las preguntas. “Llegaron dos personas a la casa y preguntaron por el padre de familia. Decían si la casa era propia o arrendada, cuántos hijos, cuál es el sueldo, si la mujer trabajaba; en ese entonces estaban dedicadas a las labores del hogar. Éramos cuatro hermanos; preguntaron si estudiábamos”.

Jorge cuenta que él y sus hermanos solo permanecieron en silencio, mientras su papá respondía el cuestionario. “Fue toda una curiosidad esa visita. Había propaganda con el fin de que nadie saliera de casa, para que todos pudieran contestar las preguntas”.

Publicidad

El historiador Rodolfo Pérez Pimentel conoce que el primer censo, en 1950, fue una disposición general de Estados Unidos para todos los países latinoamericanos. “Era el principio de un camino que se pensaba seguir de acuerdo con la construcción de la carretera Panamericana, que se hizo desde el sur del continente hasta el norte. La idea era integracionista”.

A mediados del siglo XX se iniciaba la Guerra Fría entre Estados Unidos y la que en ese entonces era la Unión Soviética, las dos potencias hegemónicas que quedaron tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. En ese año se conforma la Organización de Naciones Unidas. “EE. UU. no quería tener problemas con la puerta de atrás, que era Latinoamérica”. (I)