Hay situaciones en las que las personas con una llamada resuelven un trámite u ofrecen a cambio una cantidad de dinero; en otros escenarios se habla de ciudadanos que obtienen un puesto laboral sin pasar un proceso de selección. Estos son algunos ejemplos de las denominadas “palancas” o “padrinazgos”, que según expertos se mantienen como prácticas en Ecuador.

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Para la experta laboral Vannessa Velásquez, no fue correcta la expresión del presidente Guillermo Lasso el pasado sábado en un evento de entrega de viviendas de interés social.

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Ahí, uno de los beneficiarios del plan habitacional, que es artesano de calzado, le indicó al primer mandatario que estaba sin dinero. Además, le solicitó a Lasso que se comprometiera con él y con la gente del cantón Pedro Carbo. El titular del Ejecutivo le dijo: “Anda a BanEcuador y pide el crédito al 1 % y hasta 30 años plazo para ti especialmente. Anda el día lunes (a BanEcuador) a nombre mío y diles: ‘Guillermo Lasso es mi padrino’”.

‘Anda el lunes (a BanEcuador) a nombre mío y diles: Guillermo Lasso es mi padrino’: el ofrecimiento del presidente a artesano sin trabajo en Pedro Carbo

Según Velásquez, este tipo de respuestas del Ejecutivo proviene, primero, “de una falta de comunicación” de la Presidencia; y, segundo, de una costumbre.

“Esa es la percepción que tiene la mayoría de ecuatorianos: que para poder gestionar cualquier trámite en el país se necesita de estas denominadas ‘palancas’. Y eso es contrario a lo que la ley dispone, porque se supone que el Estado debe ser diligente y que el Estado debe proveer servicios de calidad a todos los usuarios, sean quienes estos sean”, señala Velásquez, quien agrega que estas prácticas antiéticas también surgen por costumbre.

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Por ejemplo, Velásquez asegura que ha podido identificar en el Ministerio del Trabajo que las denuncias desaparecen como por magia. “(Una empresa) tiene impagos los sueldos de los trabajadores. Ellos (empleados) colocan la denuncia y mágicamente archivan frente a la existencia de incumplimientos”, cuenta la experta.

Ider Salgado, docente de la Facultad de Ciencias del Trabajo y Talento Humano de la Uisek, lamenta que en el país “existan personas con muchos títulos o méritos para ocupar un cargo público o privado, pero que prevalezcan más las amistades y ‘palancas’ para llegar a ese acuerdo”.

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Recalca que el ejemplo del presidente Guillermo Lasso no sería ese tipo de situación. “No podemos poner en el mismo saco al presidente de la República. Lo que está haciendo es una referencia. Hemos visto públicamente que no está recibiendo dinero por esa gestión”, explica.

Salgado indica que estas situaciones, conocidas como “palancas” o “padrinazgos”, derivan en una serie de delitos ligados al soborno: concusión y cohecho. Así también ocurre con la práctica del “lobbying político”, tanto en el sector público como privado.

“Es ilegal e inconstitucional gestionar o hacer lobbying para gestionar cargos públicos (o realizar algún trámite). Si ofrezco como titular un cargo de libre remoción, no tiene nada de ilegal, porque toda la Administración pública está a mi cargo. Ilegal es ofrecer o gestionar (en un cargo) que sea de carrera, el cual se lo gestiona a través de un concurso de méritos y oposiciones”, resalta Salgado.

Velásquez coincide en que el usar estos “padrinazgos” o “palancas” va ligado a la concusión. “Porque, pese a que no necesariamente esté ligado a un pago o retribución económica, marca una diferencia entre el que decidió hacer el trámite de forma legal y quien lo hace saltándose etapas o pasos, por la famosa ‘palanca’. Y es un delito de concusión: se sanciona con pena privativa de libertad de tres a cinco años a los servidores públicos y las personas que actúen en virtud de una potestad estatal y que, abusando de su cargo o funciones, por sí o por medio de terceros, ordenen o exijan la entrega de dinero o bienes”, expresa.

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La experta lamenta haber evidenciado estas situaciones de “palancas” en procesos judiciales, según sus declaraciones.

Señala que hay procesos sin audiencia desde hace un año, y otros son atendidos con rapidez. “Todo eso genera desconfianza de los servicios públicos y descontento con los funcionarios, que obligan a los usuarios a buscar la ‘palanca’ para conseguir éxitos en sus trámites”, reprocha.

Velásquez considera que una de las soluciones es simplificar trámites y profundizar las clases de ética en el sistema educativo. Y Salgado cree que lo ideal es cambiar la legislación laboral: que tanto sector público como privado usen el mecanismo de méritos para ocupar una vacante. “Que la recomendación sea el 10 % y no el 90 %. Pero los títulos ahora son el 10 %”, lamenta. (I)