Alejandra ya estaba cerca de cumplir cuatro meses en su nuevo trabajo. Estaba contenta, puesto que no había conseguido empleo hace mucho tiempo. Sin embargo, en noviembre pasado fue despedida.

Ella tiene un hijo, y su ingreso servía de gran apoyo, porque el salario de su esposo no alcanza. Aún está esperando su liquidación. “Estoy esperanzada de que me paguen mi liquidación. Y sí me ha golpeado bastante, porque me decían que no me preocupara, que había estabilidad… Dios no me abandona, y Él me llevará a mejores lugares”, dice Alejandra.

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Este caso sería parte de las 21.357 actas de finiquito que se registraron en noviembre de 2022, según datos del Ministerio del Trabajo. Esta cantidad no se había visto desde el 2020, año en que comenzó la pandemia en Ecuador. En los meses anteriores de este año lo mínimo en actas de finiquito eran 43.899 y lo máximo eran 77.547.

Entonces, ¿qué significa que el país registre menos actas de finiquito, esto es, una reducción de personas despedidas?

Para la experta laboral Vannessa Velásquez, se trata de la celebración de contratos de temporada. “Es el primer año en el que vas a tener temporada navideña al 100 %, sin restricciones, a pesar de que volvamos a tener el uso de mascarilla. Entonces, normalmente los contratos de temporada son los que se celebran a partir de octubre, porque las empresas o emprendimientos empiezan a contratar personal para cubrir todo lo que va a pasar en diciembre. Esa es la razón, porque ya se vinieron haciendo contratos y va cayendo el tema de salidas”, explica.

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Desde enero de 2022, lo mínimo en actas de finiquito ocurrió en ese mismo mes, con 57.091, y luego se mantuvo hasta octubre sobre las 60.000; y ya para noviembre son cerca de 39.000 actas menos. No obstante, para Velásquez esto no significa una estabilidad, y resalta que es necesario esperar al primer trimestre del 2023 para ver si ese comportamiento continúa o sube, aunque Velásquez cree que será lo segundo. “Puede haber un repunte de salidas y terminación de contratos (en enero o febrero), porque se van a terminar los de la temporada navideña”, expresa, y agrega que también puede darse por el incremento del salario básico, que se estableció en $ 450 (a partir de enero de 2022)

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Mientras tanto, el analista económico Guillermo Granja piensa que esta caída en actas de finiquito supone un punto de equilibrio. “En los últimos dos años tuvimos un pico en actas de finiquito, y luego las empresas se fueron ajustando a las nuevas realidades, para llegar a un punto donde la cantidad de personal contratado ya estaba casi en un punto de equilibrio”, menciona.

Además, añade que puede ser un tema de oportunidad laboral o de variación. “Las empresas se recuperaron, las oportunidades laborales empezaron a mejorar, y tenemos que observar que esas personas que se van de la empresa puede ser que encontraron una mejor oportunidad laboral. Estas estadísticas ya responden a una pospandemia, pero aún no están consolidadas”, opina.

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De las 21.357 actas de finiquito, 6.295 corresponden a mujeres y 15.062 a hombres. A nivel provincial, 6.626 registra Pichincha; Guayas, 6.360; Azuay, 1.437; y El Oro, 1.048.

En tanto, las actas de finiquito no son los únicos indicadores que cayeron en noviembre de este año: también ocurrió con los nuevos contratos colocados en el Sistema Único de Trabajo (SUT). Enero de 2022 se veía como un mes de recuperación, con 43.895 contratos, en comparación con los dos años anteriores, en que había entre 5.000 y 21.000 nuevas plazas de empleo. Pero en noviembre de este año ya no se ve el crecimiento que se mantenía en 2022, como de 33.000, 49.000 y hasta 63.000 en distintos meses. En el noviembre reciente se situó en 11.467 contratos, un panorama similar al de antes de la pandemia de COVID-19, en que había 13.487.

Para Granja, esto va más por el lado de la cultura empresarial. “Normalmente las empresas nunca contratan en el último trimestre del año, a menos que sea algo muy estrictamente necesario; prefieren que una persona comience una relación laboral a partir de enero”, señala.

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En cambio, Velásquez considera que se redujeron las contrataciones porque los empleadores estuvieron a la expectativa del salario básico. “En estos dos últimos meses del año no contratan porque salen adelante con lo que tienen”, indica Velásquez, y enfatiza que esta cifra podría mantenerse e incluso caer más en 2022, por el costo que implica ahora contratar con el salario básico. “Un trabajador con todos los componentes termina costando $ 700, y es imposible de mantener”, indica.

De estos 11.467 nuevos contratos en noviembre, 3.847 corresponden a mujeres y 7.620 a hombres. La mayoría es por contrato indefinido, esto es, 2.788; por contrato emergente, 1.621; por obra, 1.165; y por jornada parcial, 308.

Lo ideal es que aumenten los contratos y bajen las actas de finiquito, dice Granja, pero aclara que esto depende de varios factores, como si hay o no una recesión económica, la inseguridad nacional y hasta el propio COVID-19 u otras enfermedades cardiorrespiratorias. “Si las condiciones económicas del Ecuador se vuelven difíciles y el empresario no puede afrontarlas, o si el año electoral afecta a los negocios, entonces podemos llegar a decir que habría un incremento en actas de finiquito”, señala; agrega que, de ser el caso, los primeros sectores vulnerados serían el comercio, construcción, manufactura y alojamiento. (I)