Eran aproximadamente las 06:30 cuando Marcelo Torres Vera conducía su vehículo con destino a Guayaquil por una carretera de Manabí. Había viajado un día antes, por trabajo, a Manta y pasó la noche en casa de unos familiares, en Portoviejo. Salió muy temprano para atender a su perro, que había quedado solo, en el Puerto Principal.

El calendario marcaba el 9 de enero de 2016, la mañana aún estaba fresca cuando chocó aparatosamente contra un tráiler, después de pasar por Jipijapa. En ese cantón, precisamente, debían estabilizarlo para luego ser trasladado a Guayaquil, pero en el camino le dieron dos paros cardiacos y los paramédicos decidieron ir a Portoviejo donde se elegía entre la pierna y la vida. “El ejercicio de los médicos fue: le salvamos la pierna o le salvamos la vida y la decisión fue que estoy aquí vivo, sin una pierna”, relata.

Estuvo dos semanas en coma. Cuando lo estabilizaron fue trasladado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) en Guayaquil. Ahí adquirió una bacteria que lo mantuvo internado por un mes y medio.

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Con los recuerdos de esos días difíciles, Marcelo pretende construir días mejores. Escribió el libro Mientras dormía, que narra las vivencias de su mente durante la convalecencia. Hace dos años cambió su estilo de vida y empezó a hacer crossfit y luego a correr. Atrás quedó el sobrepeso que había ganado.

Y tiene metas: participar en los Paralímpicos en representación de Ecuador. En este punto del camino está el obstáculo: necesita una prótesis que le permita mejorar su actividad, pues la que tiene no es la adecuada. Este hombre de 33 años no busca que se la donen, él tiene la solución y está en su libro Mientras dormía.

Él espera financiar ‘la rodilla’ con la venta de su libro, el que promociona en redes sociales a un costo de 5 dólares. Y es optimista; hasta el 22 de septiembre de 2022 había recaudado 175 dólares, pero este sábado 24 de septiembres estará en el parque Samanes desde las 07:30 hasta las 11:00 ofreciendo su obra. La prótesis que requiere cuesta aproximadamente 6.000 dólares; ya con una fundación obtuvo un socket.

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Marcelo empezó a correr 2 kilómetros y luego 5, pero desde entonces necesita otro equipamiento y pudo conseguir un pie que no es 100 % para velocidad, aunque es el que usa. En la actualidad entrena en la Federación Ecuatoriana y se prepara los juegos nacionales que son a finales de octubre, con los que aspira avanzar en su sueño de clasificar para los Paralímpicos.

“La prótesis que yo actualmente uso es una rodilla que no está diseñada para correr, es una rodilla vieja que tenía por ahí, es para distancia, mas, no para velocidad, aún así he podido lograr muy buenos tiempos, pero el problema que tiene mi rodilla (prótesis) que como no es para velocidad y no es para correr, es que cuando yo ya voy acelerando más pierdo estabilidad y me puedo caer, por lo cual hay una rodilla específicamente diseñada para velocidades más altas”, explica.

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Además este hombre pretende convertirse en inspiración de quienes han perdido alguna de sus extremidades o tienen necesidad de conseguir recursos para atender sus problemas médicos. Cuenta que antes de su accidente no hacía deportes, incluso hasta hace dos años tenía sobrepeso y se alimentaba mal, pero decidió cambiar su estilo de vida.

Confiesa que hay personas que a manera de burla le dicen que antes de su accidente no hacía deportes y ahora que le falta una pierna hasta corre, pero él responde: “es que de eso se trata, de no limitarse o ir para atrás y lamentarse de las cosas que pudieron ser o las cosas que perdiste. Úsalo para salir adelante y demostrar que siempre se puede mientras tú tengas las ganas, eso es lo que yo quiero transmitir, que mientras tú tengas vida y puedas hacer, puedes salir adelante”.

Marcelo Torres, de 33 años.


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