Fernanda Moya, es una afiliada al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de 43 años de edad que requiere una cirugía luego de que le detectaron un nódulo maligno en la glándula tiroides.

El diagnóstico lo recibió en diciembre último, en la derivación a una clínica privada tras relatar los síntomas que padecía, como falta y alteraciones en el sueño, cansancio y decaimiento. “Son cosas que los médicos del IESS no tomaban en cuenta cuando se las decía”.

Fernanda recién se enteró en marzo pasado, tres meses después del diagnóstico, de que en el Hospital del Día El Batán del IESS, en Quito, donde ella se atiende, sí hay una endocrinóloga (especialista que atiende esta dolencia) cuando conversaba con un trabajador de esa dependencia.

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Esto luego que la derivaron en octubre pasado a la red privada porque supuestamente no había. “Al enterarme reclamé, y allí sí me dieron la cita. Me habían mentido inicialmente”.

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Tras acudir a la consulta, ya en la red del IESS, que es considerada como parte del sistema público, la decepción fue mayor. “Entiendo que es un cáncer no invasivo, tratable, pero la especialista me dijo que por qué me pongo así por cualquier cosa (debido al reclamo), que no tiene importancia. Y la última vez que me vio, cuando le pedí que cambiara un documento que había llenado mal, me dijo que ya no vuelva a molestarla, que ya no vuelva a visitarla. Así no se trata a un paciente al que le dices que tiene cáncer”, afirma.

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El documento es para transferirla al hospital de Solca (Sociedad de Lucha contra el Cáncer) en Quito, donde debe someterse a una cirugía.

Al llevar el papel me dicen que me habían derivado a medicina general, cuando ya tenía diagnóstico; entonces, me pidieron que se corrija el formulario para no perder más tiempo. En eso estoy, ya que la doctora (del IESS) se niega a corregir. Cuando volví a reclamar por este accionar me respondieron que debía buscar donde operarme, ya que, si la doctora no quiere corregir, no se puede hacer nada”.

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La madre de Fernanda, una jubilada que vive en Ambato, también espera una cirugía por descenso de vejiga, que no es urgente, desde hace tres años.

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“Niegan los turnos, niegan la atención. Mi mamá les dijo que ella compra los insumos, que la operen; y el médico (del Hospital General del IESS de la localidad donde habita) le dijo que ya le iba a dar la cita, y hasta ahora nada. Seguimos a la espera, y desde entonces toma pastillas para el dolor. Que no es urgente le dijeron, pero sí lo es cuando le dicen que pueden operarla en la clínica privada del médico. Eso es corrupción”, manifiesta.

Este Diario pidió una entrevista a la administración central del IESS en la que se adjuntó los planteamientos sobre la falta de insumos y de medicinas y postergación y no programación de cirugías, pero hasta la publicación de esta nota no hubo respuesta.

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El último informe de rendición de cuentas del organismo indica que entre septiembre y diciembre del 2021, “la Dirección General presentó denuncias de presuntos actos de corrupción ante la Fiscalía General del Estado. Se presentaron siete denuncias por presuntos actos de: peculado, cohecho, tráfico de influencias, extorsión, ataque a la integridad de sistemas informáticos, intimidación a funcionarios”.

Además, hay un link habilitado que incluye un formulario de denuncias para que la ciudadanía las presente en la página web del IESS. (I)