“Mi hija se defendió”. Liss tenía quebradas algunas de las uñas y su yerno, marcas de arañazos en la piel de las manos y rostro, asegura Virginia Muñoz, casi dos meses después del presunto femicidio de su primogénita, Lisbeth Baquerizo. Esto, más los moretones en las muñecas de las manos de Lis confirmarían, asegura, que hubo forcejeo.

En las uñas, que fueron cortadas en la morgue, quizás queden residuos de ADN del sospechoso, piensa Muñoz, quien desconoce si se tomaron estas muestras que podrían ser una prueba contundente de si hubo o no la participación del esposo de Lis en el asesinato.

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Como parte de las investigaciones, el fiscal Luis Machado aseguró que pediría hacer estas pruebas para constatar, por ejemplo, que la sangre encontrada en el sitio haya sido de Lisbeth. “Con ella ya no se puede (comparar), porque se le puso formol. Se lo hará con los padres”, refirió Machado, quien estuvo en este caso hasta el pasado 12 de febrero.

Las pericias de ADN tienen el 99,9% de certeza que sirven para poder, al final de un proceso, determinar una responsabilidad, a fin de que un tribunal declare la culpabilidad o el estado de inocencia de un procesado.

César Peña, fiscal de Guayas.


Se pueden hacer pericias biológicas en ADN, que identifican fluidos (si una mancha roja es sangre, si es humana), y análisis genéticos, que revelan el perfil genético de la muestra, explica Aníbal Gaviria, director nacional del Laboratorio de Genética y Biología Molecular de la Cruz Roja.

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Con las pruebas se compara, según la Fiscalía, la información genética obtenida de un indicio (de sangre, cabello, saliva, semen) con los datos analizados de la víctima y del sospechoso para confirmar o negar su participación.

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Estas pruebas se procesan en entidades públicas y privadas. El laboratorio de ADN de la Fiscalía, que no aceptó una entrevista con este Diario, recibió el año pasado requerimientos para hacer estas pruebas en 1.082 casos, pero en cada uno se procesaron entre cinco y ocho muestras, en total fueron 5.689 (biológicas y genéticas). Esto da un promedio de 474 pruebas analizadas al mes.

Los casos procesados, que superan en un 13% a las cifras del 2019, corresponden a delitos de abuso sexual (532), violación (330), asesinato (47), homicidio (23), femicidio (13), robo (19), y otros (118).

En 2019 se solicitó esta pericia en 954 casos, según cifras de la Fiscalía, entidad que en noviembre pasado contrató por $ 118.459 la compra de reactivos para pruebas de ADN, que en agosto estaban próximos a agotarse, según el proceso.

Se adquirieron, por ejemplo, kits de extracción de ‘muestras estándar’ con hisopos o tela de algodón y ‘muestras complicadas’ en huesos, dientes, colillas de cigarrillos. También se compraron $ 87.796 en otros insumos para pericias de delitos sexuales, como test para la detección de una proteína en semen y kits para extraer ADN de restos óseos y dientes.

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Con estos reactivos, adquiridos a los proveedores Gustavo Venegas Olmedo y Biomol Ecuador, se prevé cubrir la necesidad de estas pruebas hasta abril y julio de este 2021.

Estas pruebas garantizan, según los procesos de compra, el derecho de “justicia a las víctimas de delitos contra la integridad sexual, sus familiares y a las personas que han participado de un delito”.

“Depende de las circunstancias, si tengo fluidos, cabello, pedazos de piel, uñas, saliva, se pide esta prueba”, apunta el fiscal Peña, quien recuerda que solicitó esta diligencia en el caso del asesinato de las argentinas Marina Menegazzo y María José Coni en Montañita, en 2016: ”Había manchas de sangre en la pared y fluidos corporales que fueron comparados con los tres sospechosos. Eso ayudó a que sean sentenciados a 40 años de prisión”.

En este caso, la Corte Nacional de Justicia inadmitió el 25 de enero pasado el recurso de revisión que pidió uno de los sentenciados.

Estos exámenes también se solicitaron en el caso de un hombre apuñalado en la vía a Salitre, en octubre de 2019.

“Había manchas de sangre en parte de la cara de los sospechosos. Se hizo el hisopado y ese fue otro elemento más para acusar y lograr sentencia”, refiere Peña; mientras que otro fiscal, que pidió la reserva de su nombre, asegura que no es una práctica común pedir estas pruebas: “Se hace cuando se cuenta con indicios con los cuales se pueda hacer comparación genética, generalmente se pide en delitos contra la vida y en violencia sexual”.

Los resultados de estas pruebas se entregan, coindicen fiscales, en uno o dos meses. (I)

Prueba de ADN puede tener confiabilidad del 100%

El ADN es la molécula presente en las células que contiene toda la información genética de una persona, explica Aníbal Gaviria, director del Laboratorio de Genética y Biología Molecular de la Cruz Roja, especialista que confirma la confiabilidad de estas pruebas.

En una prueba de ADN para determinar paternidad, la probabilidad mínima es del 99,99% y del 100% en el caso de excluir al padre, refiere el genetista Milton Jijón. Los resultados pueden estar listos en dos o tres semanas.

¿Cuándo se realizan las pruebas de ADN?

Ese tiempo es similar al que maneja Gaviria, quien afirma que las muestras biológicas pueden procesarse de forma rápida o, si son de confirmación, hasta medio día; y las genéticas, uno o dos días. “Hay que extraer el ADN, amplificar los marcadores genéticos, establecer el perfil genético de una persona y, luego, comparar con las evidencias y hacer un estudio estadístico para determinar cuál es la probabilidad de que ese perfil tenga la persona sospechosa”, asegura Gaviria.

El tiempo también depende del estado y calidad de la muestra, de las condiciones ambientales y de todo el proceso, desde la recolección, almacenamiento -en bolsas de papel o plásticas, refrigeradas o al ambiente- hasta que llegue al laboratorio.

Las pruebas genéticas se hacen también, explica Jijón, para diagnosticar enfermedades o predecir si una persona la desarrollará. (I)