Allá, asentada en medio de dos grandes montañas y atravesada por una pista de avionetas, —desde una Cessna 182 en vuelo—, se divisa Warints, una comunidad shuar de 580 habitantes, en las estribaciones de la Cordillera del Cóndor, en el cantón Limón Indanza de Morona Santiago.

Ahí, con permiso de sus habitantes, desde 2019, se ha instalado —por segunda vez— la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. para hacer exploración principalmente de cobre, en el proyecto minero Warintza, que incluye el territorio de dos comunidades shuar, Warints y Yawi.

Cae una tarde de mediados de marzo. La lluvia, intermitente en todo el día, finalmente cede y permite apreciar las montañas que circundan a la comunidad. El ruido de las avionetas desaparece dando espacio a los cantos y murmullos propios de la selva que, con armonía natural, invaden los sentidos.

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La familia Papuel enciende fuego para calentarse en la comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

En medio de aquel concierto, después de la jornada de trabajo, Homero Papuel, morador de Warints, se sienta en una banca de madera frente a una hoguera. Luce un corte de pelo militar y viste una camiseta de la selección de fútbol de Ecuador, una pantaloneta negra y unas chancletas de baño. Debajo de una cubierta de plástico, conversa:

“Antes el trabajo era muy escaso -dice-; ahora, gracias a Lowell he logrado sustentar la salud, la alimentación y la educación de mis hijos. Hemos esperado al Municipio, a la Prefectura, hemos elegido para que nos ayuden, pero no hemos visto ese apoyo de esas autoridades”, relata Homero.

Él obtiene otro ingreso por el alquiler de sus dos caballos para cargar alimentos y abastecer a los campamentos de la minera. En la comunidad hay unos sesenta caballos, que forman dos grupos para que todos los dueños puedan recibir un pago. El flete desde Warints a Yawi cuesta $11; de Warints a Piuns, $22 y de Warints a Warints Sur, $42. La distancia se puede medir en dólares.

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Comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Homero hace una pausa mientras la llama del fogón se alza. “Nuestras costumbres nunca podemos olvidar. Nuestras mujeres hacen chicha, mi mamá hace chicha, sembramos plátano, vivimos de la agricultura. Tenemos ganadito, nos vamos a la cacería, a la pesca. Sabemos los saludos shuar, hacemos lanzas, nos hacemos tatuajes, tenemos los trajes típicos, cuando hay presentaciones demostramos nuestra cultura.

“Pero seguimos haciendo estudiar a los hijos. Ellos quizá, en unos cinco o seis años, ya serán diferentes a nosotros, pero luchamos para conservar nuestras tradiciones”, reflexiona Homero.

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Comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Franklin Cuja, un shuar de 54 años, analista del proyecto Warintza, cuenta la historia de la comunidad Warints.

A inicios de la séptima década del siglo XX, en los predios donde ahora se asienta Warints, que en shuar significa río rápido, solo vivían cinco familias: Santiak, Tsuink, Ankuash, Wachapa y Tsakimp.

En aquel tiempo, un capitán del Ejército estaba encargado de poner orden para que trabajen en la construcción de un camino. Los nativos se sentían molestos porque consideraban que eso era una intromisión en sus tierras y, con el ánimo de defender su territorio, empezaron a organizarse y formaron una comunidad.

Entonces llegaron los misioneros católicos salesianos. Con su ayuda, en 1964, las cinco familias crearon el Centro Shuar Warints. Después, en el mismo año, llegó la misión evangélica y construyó la pista de aterrizaje.

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Entre 1964 y 1970, el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (IERAC) empezó a trabajar en proyectos para entregar tierras a gente que no pertenecía al lugar, pero los shuar cortaron esa intención. Si no lo hubieran hecho, estas tierras de la Cordillera del Cóndor hubieran sido de los mestizos, asegura Cuja.

Aunque la vida en ese entonces era precaria, vivían en su mundo, en su ambiente. Sin embargo, ya había la idea de que debían tener dinero para educar a sus hijos. Aprovechando esa necesidad, el Estado ingresó a sus tierras con las concesionarias mineras. En 1992, Gemsa fue la primera compañía minera que llegó, después Wellington, EcuaCorriente y, finalmente, Lowell, recuerda Cuja.

Comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

También cuenta cómo la guerra del Cenepa contra el Perú definió la vida cotidiana de su comunidad: “Antes de la guerra del Cenepa entre Ecuador y Perú, en 1995, teníamos un territorio continuo entre indígenas peruanos y ecuatorianos. No había una línea divisoria. Vivíamos cerca de nuestros primos, tíos, cuñados, abuelos. Desde que terminó el conflicto, con alguna frecuencia, visitamos a nuestras familias en el Alto y Bajo Santiago, en el Alto Cenepa y sabemos que ahí está nuestra gente shuar, aunque algunos ancianos han muerto”.

En la guerra de 1995, Warints no constaba en el mapa del Ecuador, luego se formalizó. “Por suerte, hubo la guerra”, dice sonriendo Cuja.

En la Casa de la Mujer Shuar, Magdalena Tsuink, líderesa Warints, mientras se prepara para danzar con su traje típico, dice que la llegada de la empresa Lowell ha incentivado y apoyado a las mujeres con capacitaciones en cocina, panadería, artesanías, buenas ideas y liderazgo, y que hay mamás trabajando en la minera y están ganando dinero para el bien de sus hijos, de sus hogares, de sus familias.

La principal autoridad en este territorio es el directorio de la Alianza Estratégica del Proyecto Warintza, que se compone de seis miembros de Warints, seis de Yawi y cuatro de Lowell. Para llegar a consensos sobre las necesidades de la empresa y de las comunidades, el directorio mantiene reuniones mensuales.

El pasado 16 de marzo de 2022, el viceministro de minas, Xavier Vera Grunauer, hizo un sobrevuelo por el proyecto Warintza y la plataforma de perforación. Luego se reunió con el directorio y autoridades de las comunidades Warints y Yawi.

“Creo que la minería puede ser un socio para cuidar los bosques y el medio ambiente, eso es lo que buscamos y este proyecto está dando pruebas contundentes, claras, de qué es la minería que queremos. Este proyecto es participativo, inclusivo con la comunidad, eso es lo que buscamos”, dijo el Viceministro.

Xavier Vera Grunauer (c), viceministro de Minas, junto a las autoridades locales y de la empresa Lowell, durante una visita a la comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Aquel día, había considerable actividad en la pista de aterrizaje. Frente a las oficinas de Lowell las avionetas aterrizaban y decolaban con frecuencia. En un costado había muchos caballos esperando para transportar la carga hacia los campamentos.

En los últimos tres años, la empresa ha invertido cerca de $ 71 millones. El proyecto Warintza tiene 220 proveedores; de ellos, 171 son locales, de Morona Santiago.

Jorge Fierro, vicepresidente de exploraciones de Solaris es muy alto, ecuatoriano, geólogo por la Escuela Politécnica Nacional, con una maestría en Exploración de Minerales por la Royal School of Mines, del Imperial College, de Londres.

Considerado discípulo de David Lowell, fundador de Solaris y Lowell, Fierro dice: “Tenemos un proyecto de clase mundial, un proyecto básicamente de cobre y molibdeno. Estamos en el inicio de los estudios de exploración. Hemos encontrado un depósito de un yacimiento mineral importante. Lo vamos a seguir estudiando porque la magnitud del proyecto da para varios años de estudio. Estos proyectos son para encontrar y desarrollar minas a gran escala”.

Lowell está trabajando en la obtención de la licencia ambiental para iniciar la fase de exploración avanzada.

Uno de los beneficios de la presencia de Lowell en la comunidad se refleja en el empleo. El 89 % de su personal es de la Amazonía; y de estos, el 38 % son de las comunidades Warints, Yawi y San Miguel de Conchay.

La familia Papuel enciende fuego para calentarse en la comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Además, 30 jóvenes shuar han recibido becas para estudiar en la universidad.

Franklin Cuja conoce sobre las dificultades que esos becarios enfrentan para adaptarse al sistema educativo de las grandes ciudades. “Por debilidad social o moral, por diversión social o por naturaleza del hombre shuar, nuestros jóvenes no avanzaron. Perdieron el año. No rindieron académicamente a pesar de que les dieron departamento en los hoteles de Macas, vestimenta, equipamiento. De los treinta becarios se mantienen diez, cuatro mujeres y seis hombres. Ellos están próximos a terminar sus estudios en Auditoría, Turismo, Administración de Empresas y Sistemas”, cuenta

—¿Qué avizora en el futuro del proyecto Warintza?

—Nosotros pensamos que mientras no seamos profesionales, tenemos que suspender este proyecto para que nuestros jóvenes se preparen y puedan dirigir el proyecto, porque nosotros los mayores ya estamos en otro nivel. Entonces, queremos que la juventud continúe sus estudios en temas de Geología, Ambiente, Ingeniería Civil, Abogacía, Economía, para que se conforme una administración pública.

—¿Usted quiere que se detenga el proyecto después de esta fase inicial?

—Estamos planteando una moratoria después del plazo de la firma del convenio (entre las comunidades y la minera) que termina en 2023. Esperamos que se pare para conversar sobre las políticas públicas con el Gobierno Nacional, para dar garantía a réditos de sostenibilidad del proyecto. Sabemos que es de interés nacional, pero si los dueños territoriales somos shuar en la Cordillera del Cóndor, no podemos dar paso a cielo abierto. Tenemos que tener beneficios como ciudadanos ecuatorianos, pero para tener esos beneficios hay que reformar la Ley Minera de manera intercultural, plurinacional y participativa para que todos los tributos generados por estos recursos no renovables puedan beneficiar a las organizaciones indígenas.

—¿Cuánto tiempo de moratoria estima?

Yo pediría 10 años. Si el Estado dijera que es mucho, entonces pediríamos que mientras se sigue haciendo la investigación que nos den becas académicas estatales a nivel internacional. A la gerencia de Solaris le estamos pidiendo que nuestros estudiantes shuar vayan a estudiar en Canadá, argumenta Cuja.

Vicente Tsakimp, de 56 años, coordinador de la Alianza Estratégica del Proyecto Warintza, cuenta cómo entró Lowell a la comunidad Warints. En 2006, Lowell fue desalojada porque lo que hizo no era favorable para la comunidad, dice.

“Trece años después, cuando lideré y fui presidente del pueblo shuar Arutam, empezó un diálogo y le dije al gerente de la empresa: ‘Usted tendrá que entrar por la puerta y no por la ventana’, añade.

La comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Federico Velásquez, presidente de Lowell y vicepresidente de operaciones globales de Solaris, recuerda esa frase de Tsakimp y cuenta que tomó esas palabras, las llevó a Canadá, habló con el directorio y los canadienses entendieron inmediatamente. Así decidieron no entrar hasta que la comunidad les permitiera.

Entonces, la comunidad y la minera formaron el directorio de la Alianza Estratégica del Proyecto Warintza y la compañía volvió en 2019, concluye Vicente.

El 28 de julio de 2020, Solaris firmó con las comunidades shuar un “Acuerdo de cooperación, beneficios y acceso para el desarrollo del proyecto Warintza”. El pasado 17 de marzo suscribieron una adenda para reafirmar ese compromiso y mejorar los beneficios de la comunidad.

Por ejemplo, se establece un alza de salarios a los trabajadores y los miembros del directorio. Vicente Tsakimp es el coordinador de ese directorio. Él contó que actualmente los trabajadores perciben un salario de $220 dólares por cada jornada semanal, de tal manera que, cuando trabajan dos jornadas, superan el sueldo básico del país. Añadió que también pueden trabajar tres o cuatro jornadas, pudiendo alcanzar hasta los $880 dólares en un mes.

La adenda contempla subir los sueldos mediante una clasificación del personal de acuerdo a la profesión y habilidades. Los trabajadores también recibirán capacitación para que puedan ascender y mejorar sus ingresos.

Además, Warints ha recibido dos obras —la Casa de la Mujer y la Casa Comunal— de parte de la minera.

La comunidad Warints, en el cantón Limón Indanza de la provincia de Morona Santiago, donde se desarrolla el Proyecto Warintza a cargo de la empresa canadiense Solaris Resources Inc. y su subsidiaria local Lowell Mineral Exploration Ecuador S. A. EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Cuando el día agoniza, la penumbra levemente cede ante la luz lánguida de la luna. El rumor del río que corre pegado a la comunidad es más notorio y las luces tenues de las casas se encienden. La vida nocturna en Warints también ha cambiado, a raíz de la llegada de Lowell. Mientras la familia Papuel descansa en una banca de madera, atizando el fuego para abrigarse, en algunos sitios de diversión impera el sonido de los aparatos de música; también el trago y la cervera. Ahí, algunos shuar cantan a viva voz para matar el tiempo antes de dormir.