El Ministerio de Salud Pública (MSP) tiene implementado un plan de contingencia a fin de evitar que el avance de contagios del COVID-19 complique la atención hospitalaria en Quito, en casas de salud gubernamentales.

Jorge Peñaherrera, gerente del hospital Pablo Arturo Suárez del MSP, mencionó que al momento están habilitadas 32 camas en UCI COVID y 30 para hospitalización.

De las 32 camas en UCI están ocupadas 16 (50 %), mientras que de las 30 camas de hospitalización, 24 estaban ocupadas (80 %).

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Peñaherrera comentó que la semana pasada había 21 camas de UCI.

“Tuvimos que aumentar el número de camas de UCI porque estamos viendo que existe un incremento que nos envían los otros hospitales (...), cada día es muy variable, van aumentando, disminuyendo los casos”, indicó el galeno.

Para Peñaherrera, se están viendo las consecuencias de las fiestas de Quito. Ese hospital puede ampliarse hasta 46 camas de UCI y en hospitalización hasta 50 camas.

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De llegar a ese tope se abren áreas COVID en otras casas de salud. “Nosotros iremos cerrando más servicios para poder abrir más camas de UCI o de hospitalización”, agregó.

La edad promedio de quienes están ingresados es de 50 años y la mayoría de ellos no están vacunados.

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Peñaherrera explicó que la sintomatología leve se atiende en centros de salud y luego son enviados a sus domicilios en tanto que quienes necesitan oxígeno permanente o ser intubados, es decir, con sintomatología moderada a grave son ingresados a las casas de salud.

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Janeth Yar, responsable zonal de vigilancia de la salud pública de la Zona 9, que corresponde al Distrito Metropolitano de Quito del MSP, indicó que el hospital Pablo Arturo Suárez es de atención prioritaria para esos casos.

Esa casa de salud está ubicada en el norte de la ciudad.

De acuerdo a la funcionaria, si es que se supera el 80 % tanto de hospitalización como de unidad de cuidados intensivos (UCI), se activará inmediatamente el hospital general Enrique Garcés, que se ubica en el sur de Quito, y si se sobrepasa el 80 %, se activa el hospital general Docente de Calderón, en el extremo norte de la urbe.

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Si es que se supera el 80 %, se activaría toda la red hospitalaria.

“Todo depende tanto de la corresponsabilidad (...). El Ministerio de Salud Pública está preparado con la vacunación, con los centros de vacunación, pero también tiene otra estrategia que es la vigilancia integral de COVID-19, tanto a nivel hospitalaria, de la comunidad, con puntos de tamizaje en centros de salud”, dijo Yar.

Estos son los sectores de Quito donde se ubicarán las brigadas sanitarias para detectar el COVID-19, hasta el 31 de diciembre

En el hospital IESS Quito Sur, según Francisco Mora, coordinador institucional de vigilancia epidemiológica e infectología, ayer lunes 27 de diciembre fue un día excepcional, pues llegaron a atender a 225 pacientes con sintomatología respiratoria durante el día.

Estos picos esperamos que no se vuelvan una tendencia”, dijo en una entrevista televisiva.

Este martes abrirán 17 camas más en hospitalización. Había 57 pacientes hospitalizados y la UCI, llena, con 10 puestos y una persona a la espera para esa especialidad.

En ese hospital del IESS, de aquellos ingresados, el 80 % ha sido vacunado y el 20 % tiene esquemas incompletos o no inmunizados.

Vacunación genera interés

Por segundo día consecutivo, se registró presencia masiva de usuarios en el Centro Deportivo Metropolitano, al norte de la urbe, para ser vacunados contra el COVID-19; muchos de ellos esperaban en los exteriores del sitio.

Unos 30 minutos esperó Norma Jácome, de 67 años, para recibir la tercera dosis de Pfizer.

Las dos vacunas anteriores fueron de la misma farmacéutica.

Previamente hizo fila en el exterior de ese punto de inoculación.

Recordó que para sus dos primeras dosis también hizo fila tanto en el colegio Americano como en el colegio Benalcázar, pero en esos sitios se demoró más tiempo.

A ella le pareció adecuado que se pida el certificado de vacunación pues adujo que es la única manera para que haya protección para todos.

Hay gente que no quiere vacunarse pero están poniendo en riesgo a todos los demás”, dijo, por lo que espera que se lo exija para ingresar a todo sitio público.

Oswaldo Cuzco, de 67 años, hacía fila en los exteriores del lugar. Indicó que estaba avanzando la fila.

Cuzco fue a ese lugar a pesar de que no vivía en la zona y un familiar le comentó que el coliseo de la Universidad Central estaba cerrado.

Para él, vacunarse no debería ser obligatorio pero por ciertos ciudadanos que “no valoran quizá su vida, su salud”, el Gobierno lo estableció como una exigencia, señaló.

Mónica Domínguez, de 61 años, también recibió la tercera dosis de Pfizer debido a que tiene problemas de alergias.

Ella esperó alrededor 45 minutos pero consideró que hubo agilidad en la atención.

De dos a tres horas se demoró para sus dosis anteriores en el parque Bicentenario.

Prefiero vivir un poco más de tiempo, por seguridad de mi familia, seguridad mía”, fueron las razones para acceder a la inmunización.

Solo con 4 personas despedirá al año 2021.