Jacqueline Benalcázar decidió que su baja estatura a causa del síndrome de Turner no sea un limitante para cumplir sus sueños. A sus 35 años es belly dancer (bailarina de vientre), ingeniera en alimentos y estudia una maestría.

A pesar de la sonrisa que contagia felicidad, vivir con esta condición no ha sido fácil, comentó. La falta de apoyo por parte del Gobierno, el alto costo del tratamiento con hormonas de crecimiento, que puede superar los $ 20.000 y la discriminación han sido los retos que ha tenido que enfrentar.

“Yo lamentablemente cuando era pequeñita, más pequeñita de lo que soy, no tuve la oportunidad de adquirir la hormona del crecimiento, porque no había esa apertura, ni la posibilidad económica de ponerme la hormona, el tratamiento es caro”, dijo la bailarina.

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Según Jacqueline, en el país existiría un aproximado de 3.000 mujeres que padecen este síndrome, sin embargo, para ella esta cifra tiene un alto subregistro, pues en su mayoría lo diagnostican en la época de adolescencia y existen niñas con este padecimiento que no son atendidas a tiempo.

Benalcázar también sufre de osteopenia y osteoporosis. Además de los dolores que ha tenido que soportar, dijo que ha luchado contra el bullying.

“Cuando una es niña no se desarrolla tanto, con la danza árabe una encuentra la feminidad que necesita, por ese lado encontré mi plus, por este camino me siento más femenina y feliz, eso me ha dado la danza”, agregó Jacqueline.

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La mañana de un sábado de agosto llegó al parque La Carolina y se presentó ante un aproximado de 200 personas. Fue parte del primer festival cultural inclusivo, para personas con atención prioritaria.

En total, 130 personas de 23 organizaciones tuvieron su espacio para destacar sus dotes artísticas. Música, danza, canto y poesía generaron los aplausos de los presentes en esta primera entrega cultural organizada por el Municipio capitalino.

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También hubo un desfile de modas. Niños y niñas desfilaron por la pasarela con prendas de la tienda Super Éxito quienes junto al Centro Comercial Naciones Unidas (CCNU) se sumaron al festival.

QUITO.- El primer festival inclusivo se llevó a cabo en el parque La Carolina, en el norte de la capital. Foto: Andrés Salazar

Uno a uno, los niños realizaron el desfile, presentados con su nombre y la descripción de su vestimenta, sintieron por un momento la adrenalina del modelaje.

Ruth Vera, representante de Super Éxito Ecuador, señaló que les presentaron la idea de la pasarela de modas, por lo que accedieron a la iniciativa. Entregaron la ropa, zapatos y un obsequio a cada uno de los niños que desfiló por la pasarela.

Freddy Castillo, jefe de Cultura de la Administración Zonal Eugenio Espejo, indicó que este proyecto es parte de las actividades de “Agosto Mes de las Artes”. Se juntaron otros proyectos que lleva a cabo el Municipio y con ello se dio inicio al primer festival artístico y de modelaje para personas de atención prioritaria.

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Por su parte, Renata Arboleda, representante de la Unidad de Inclusión Social de esta administración zonal, señaló que tienen una red de organizaciones con artistas de primer nivel. La agrupación de todos estos artistas permitió la creación de este primer festival inclusivo.

QUITO.- El primer festival inclusivo se llevó a cabo en el parque La Carolina, en el norte de la capital. Foto: Andrés Salazar

Son artistas que ya tienen experiencia y tienen muchas ganas, ellos son tomados en cuenta por sus aptitudes. Entre los artistas que se presentaron estuvieron personas con síndrome de Down, autismo, enfermedades catastróficas, personas con prótesis, personas en movilidad humana, con síndrome de Turner, entre otros. Las edades iban desde los seis hasta los 80 años.

“La ciudad es de todos, los grupos de atención prioritaria muchas veces son vistos como relleno, pero no es así, son los principales y hoy nos demostraron en medio de toda prueba que pueden dar mucho más”, enfatizó Arboleda. (I)