‘Mandan a comprar algunas cosas para operar’, dicen familiares de pacientes del hospital Enrique Garcés. Allí hay médicos que han hecho cirugías hasta con la luz del celular

Con una gorra y un poncho para soportar el frío estaba María Luz Flores, en las primeras horas de este miércoles, 1 de junio, a pocos metros de la puerta de ingreso al hospital Enrique Garcés, en el sur de Quito. Ese hospital forma parte del Ministerio de Salud Pública (MSP).

Veía cómo se desarrollaba un plantón en los exteriores de ese hospital, que fue hecho por varias organizaciones y en el que también participaron médicos de esa casa de salud.

La mujer, de 73 años, quien se dedica a los quehaceres domésticos, dice que cuando una acude para atenderse hay falta de medicamentos y que las máquinas para hacer exámenes están dañadas.

Contó que su esposo, de la misma edad, estaba internado —desde el pasado lunes— a la espera de ser operado de la próstata este miércoles o el jueves.

Con su familia vive en la cooperativa Lucha de los Pobres. Afirmó que siempre se han atendido en ese hospital.

Ella sostuvo que para la operación de su esposo les han mandado a adquirir fármacos.

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“No hay atención, porque dicen que no hay medicamento suficiente para que nos atiendan. Le han mandado a comprar algunas cosas para la operación. Mi hijo había gastado unos 40 dólares”, dijo.

En la concentración hubo gritos y carteles de apoyo al personal médico.

Se leían frases como “Señora ministra de Salud (Ximena Garzón), señor presidente (Guillermo) Lasso, necesitamos medicinas, insumos, personal médico, una buena atención”.

Byron Noroña, médico del hospital desde hace más de 30 años, contó que la situación de esa casa de salud, así como de todas a nivel nacional, es crítica.

Según él, no hay insumos, medicamentos, dispositivos; hay falta de mantenimiento y de equipamiento; los equipos están obsoletos.

Agregó que en ese hospital hay cinco quirófanos para cirugías y tres para obstetricia, pero funciona uno bien y dos a medias.

“Nos vemos obligados a firmar contratos de compra pública sin haber intervenido”, aseguró.

Pidió que personal con perfil adecuado dirija el hospital.

Acotó que le ha tocado alumbrarse con la luz del teléfono celular para terminar una cirugía debido a que las lámparas se queman.

“Las luces están quemadas. Me ha tocado operar con celulares, con la luz del celular”, afirmó Noroña.

Añadió que, debido a que el hospital fue construido entre dos quebradas, hay un suelo arenoso y se ha producido un hundimiento.

El plantón es una acción más de una serie de protestas que se han realizado en demanda de atención al sector salud. Hubo gritos que decían, por ejemplo: “La salud no se vende; la salud se defiende”.

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La ministra de Salud, Ximena Garzón, indicó la semana pasada que en el hospital Enrique Garcés, por ejemplo, han determinado que hay un “problema gravísimo de corrupción”, el cual estaba siendo investigado, y que no van a permitir que se vendan medicamentos del hospital afuera o que haya desviación de contratos.

La concentración se da en medio del anuncio gubernamental de un plan de externalización de farmacias de consulta externa, cuya fecha de inicio ha sido varias veces postergada y ante un ultimátum dado por la Federación Médica Ecuatoriana (FME) de quince días al Gobierno para corregir falencias en el sector sanitario. (I)