Una pareja de estudiantes vestidos como residentes se infiltra en la fila del personal médico de un hospital público para ponerse la vacuna contra el COVID-19. Un grupo de 560 personas de un club privado fue inoculado antes de que los adultos mayores del país pudieran siquiera inscribirse en una página web para separar un turno. Cuando Ecuador va contando su cuarto ministro de Salud en un año, sobrepasado por la situación sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus, expertos hablan sobre otra crisis en el país: la falta de ética.

El actuar del Gobierno nacional en la aplicación de las vacunas genera desconfianza y descontento en la población, pero tomarse ‘un atajo’ para vacunarse de forma anticipada, sin someterse a los mismos requerimientos y tiempos de esperas que los demás, es tan reñido con la ética como ocupar los lugares para el servicio preferente de personas vulnerables en el transporte público, bancos o supermercados, situaciones que se ven a diario y que representan individualismo, falta de empatía con el otro y no tener vergüenza de aquello. No es cuestión de clases socioeconómicas, sino de valores, dicen los consultados.

Juan Morales Ordóñez, docente y director del Programa de Ética de la Universidad del Azuay, asegura que desde la academia sí se trabaja en formar profesionales con valores. Muestra de aquello es el reconocimiento internacional que tiene dicho centro de estudio superior en Cuenca, desde donde se realizan conferencias sobre la importancia de la ética dirigidas a estudiantes ecuatorianos y de otras universidades y entidades en Brasil, Canadá, Francia o Mozambique.

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Pero aclara que la academia no pretende ser lanzadora de dardos ni acusadora de nadie. “Nuestro espíritu es sembrar, trabajar y hacer que la gente reflexione”.

Desde su espacio, el de las aulas, explica que la ética no es un tema jurídico, que tiene una sanción si alguien hace algo que la Ley establece como prohibido; la ética es la asunción íntima de hacer el bien, de hacer lo correcto, no por miedo a la sanción, sino por responsabilidad con el ser humano, con la sostenibilidad de la sociedad en su conjunto.

Un mejor entorno de ética amplía el círculo social con el que nos relacionamos y en el que confiamos, y eso produce una sociedad más o menos abierta y más o menos amplia.

Pablo Lucio Paredes, catedrático y analista económico

Los individuos que conforman una sociedad no pueden desligarse de la ética y hablar sobre su importancia “no es pretender introducir moralismo, sino que se trata de despertar la conciencia social con definidos valores; formar hombres y mujeres que trasciendan lo efímero del hedonismo, el egoísmo y la indiferencia”. Lo dijo José Chalco Quezada, decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Azuay, en la inauguración del Congreso Internacional Ética, Universidad y Sociedad dictado en noviembre pasado.

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¿Pero cómo podemos lograr ese cambio en Ecuador, dónde está instaurada la ‘viveza criolla’ y el tráfico de influencias? ¿Cómo el ciudadano común puede actuar de manera diferente al funcionario público que falta a la ética? Aunque suene a frase trillada, el cambio de actitud empieza por uno mismo, y cuanto antes mejor.

Pablo Lucio Paredes, profesor universitario y experto en políticas fiscales, financieras y monetarias, dice que las sociedades se cimentan alrededor de dos temas claves que están íntimamente ligados: ética y confianza, que se generan a base de lo que observamos y vivimos en la acción diaria.

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La confianza determina el alcance y profundidad de las relaciones sociales, además de la capacidad de hacerlo sin que intervengan ”terceros confiables” o sin requerir controles legales excesivos. La ética determina los valores y reglas explícitas e implícitas que sustentan la confianza.

“Esto es cierto en los intercambios económicos, en la política y en las relaciones sociales. En lo primero, de esta manera se establecen temas tan diversos e importantes del mercado como precios competitivos, inversiones, mecanismos de atención, etc. En lo segundo, la confianza en los políticos y su actuación, determina si vivimos en una sociedad donde pensamos: como cada uno hace lo que le da la gana, yo también”, dice Paredes.

La ética es transversal en todos los aspectos de la vida, en todos los campos del conocimiento y en todas las personas que conforman la sociedad. Foto: shutterstock

La ética, estampada en el papel

El 6 de abril de 2020, la Unesco presentó su ‘Declaración sobre el COVID-19: consideraciones éticas desde una perspectiva global’, y resaltó varias puntos que deben ser tenidos en cuenta para tener prácticas éticas correctas.

Entre estos pidió brindar información precisa, clara, completa y transparente a los Gobiernos para que cualquier persona, sin importar su edad o nivel de educación, pueda acceder a ella y entenderla.

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A esta ola de reafirmar compromisos éticos durante la pandemia se sumó la Red de América Latina y el Caribe de CNB-Unesco, que agrupa Consejos Nacionales de Bioética. En su declaración emitida a finales de marzo de 2020 pedían realizar investigaciones rigurosas con valor social y científico priorizando a las víctimas de la pandemia y las comunidades afectadas.

Además, anotaban que la investigación durante momentos de crisis debe tener mayores garantías éticas que en situaciones ordinarias, y eso incluye la selección de comunidades o personas que se beneficiarán de los tratamientos investigados, de las vacunas.


Clubes rotarios de Ecuador piden la renuncia de directivo por vacunación anticipada en Samborondón: Es inaceptable, ha lastimado nuestra imagen e historia


¿Ha cumplido Ecuador con esos preceptos en tiempos de pandemia?

La respuesta está en la reciente renuncia del gerente de la gestión del Plan Nacional de Vacunación, Robert Tandazo, que solo duró cuatro días a cargo de las inmunizaciones: la gerencia y el equipo técnico de inmunizaciones no ha sido parte activa del plan de vacunación contra el COVID-19, en donde existe injerencia directa de entes superiores en el desarrollo del plan, la distribución del biológico y la ejecución de la campaña.

En su renuncia, el funcionario expone que es preocupante la falta de respaldo técnico, contratos suscritos, falta de articulación con organismos internacionales, ausencia de registros de información e inclusive hostigamiento a funcionarios.

‘No se tiene clara la visión ética del Estado’

El doctor y analista político Francisco Huerta no cree en el ‘papá Estado’ que dirige la vida de los ciudadanos. El cambio debe venir por cada uno y demostrar en las urnas que no se está de acuerdo con modelos donde no hay ética y lo que abunda es corrupción, aseguró en su intervención en el congreso internacional organizado por la Universidad del Azuay, donde 51 expositores hablaron sobre la ética desde los enfoques de las diferentes áreas del conocimiento y profesiones: derecho, política, ingenierías, economía, finanzas, gerencia, educación, filosofía, medicina, tecnologías, diseño, arquitectura y arte.

Desde el Estado no es fácil que provenga la solución a la falta de ética en la política, porque el Estado es parte de la corrupción que vivimos.

Francisco Huerta, analista político

Según Huerta, “no se tiene clara la visión ética del Estado” y puso como ejemplo la demora en la aprobación de la Ley de Extinción de Dominio o la inscripción de candidatos a la Presidencia de la República con el auspicio de “partidos de alquiler” sin que el Consejo Nacional Electoral haga algo al respecto.

“La coima es ley de la República. Acceder a un ministerio está tarifado. Los poderes del Estado han perdido autoridad moral. No debería ocurrir, pero ocurre. Y es una tomadura de pelo”.


Esto se conoce hasta el momento del registro de adultos mayores para el plan de vacunación en Ecuador


Huerta conmina a que “pongamos de moda la honradez y los valores éticos”, aunque no desconoce que “la desigualdad gigantesca que nos asfixia es tan propiciadora de otras formas de corrupción”.

Si los funcionarios del Estado no dan buen ejemplo, que lo den los ciudadanos.

Muchos se han indignado ante la actitud de personas que valiéndose de amistades, parentescos o influencias ya se han vacunado contra el COVID-19. A modo de protesta, en estos tiempos en que están prohibidas las concentraciones, han mantenido las tendencias #VacunadosVIP y #VacunaGate en redes sociales, y muchos han cambiado el refrán: “el que tiene padrino se bautiza... y ahora se vacuna”. (I)