A sus 36 años, Katty Guatatoca solo recuerda como un mal sueño los episodios de violencia sexual que sufrió con apenas nueve años por parte de un familiar. Ahora, lidera el colectivo Awanna, que promueve la participación de la mujer en diferentes actividades, con énfasis especial en recuperar las tradiciones ancestrales que se han ido perdiendo por la llegada de la ciudad a su comunidad.

Desde la comuna San Jacinto, perteneciente a la Nacionalidad Kichwa de Pastaza (Pakiru) y cercana a la ciudad del Puyo, viajó hasta Quito para ser parte del primer Encuentro Regional de Lideresas Amazónicas organizado por Conservación Internacional. En este evento estuvieron presentes mujeres de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Surinam y Perú.

Olvidar los abusos y volverse una lideresa ha sido un camino que Katty llama largo y triste. “Tengo el recuerdo de que siempre me llevaban tapada la boca, pero no concebía que eso era real, lo veía como un mal sueño, como una pesadilla. Mi sentir siempre era que lo que me hacían (fue más de una vez) era como para proteger a mis dos hermanas. Me quiebra aquello, pero a la vez me fortalece, porque creo que aceptar eso y asimilarlo hace que esta nueva mujer esté aquí”, revela.

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Cuando Katty cumplió 18 años, viajó a Quito para intentar estudiar y talvez para olvidar ese recuerdo que marcó su niñez. Se alojó en la casa de unos parientes, pero acceder a una universidad le resultó más complicado de lo que se imaginaba.

Optó por buscar trabajo; sin embargo, no le alcanzó para estudiar. Lo que sí encontró fue el amor: conoció a quien es su pareja y con quien tiene tres niñas, de 13, 11 y 3 años. Ante la dificultad para estudiar, hace nueve años decidieron volver a la comunidad, en Pastaza.

En aquel lugar logró acceder a los estudios universitarios, aunque sostiene que era un sistema que no le permitía estudiar lo que ella anhelaba. A pesar de ello, obtuvo una licenciatura en Turismo.

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En ese momento se dio cuenta de que su destino era el de iniciar un proceso para unir a las mujeres de la comunidad. Con la llegada de la pandemia de coronavirus, la economía en los hogares se complicó y empezaron a buscar opciones con las madres e hijas de San Jacinto.

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Todas las mujeres de esta comunidad son artesanas, según Katty. Elaboran artesanías, bisutería, collares, aretes con semillas, mullos, mates de pilche (vasos de un material similar a la madera), con diseños de insectos de la Amazonía y accesorios con plumas.

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Esa es la manera de generar ingresos que encontraron; no obstante, el proyecto va más allá de ello. Awanna ahora se enfoca en reafirmar la incidencia de la mujer en la comunidad. “Al estar cerca de la zona urbana de la ciudad del Puyo, se han perdido las costumbres y prácticas tradicionales, los ritos y actividades de conexión espiritual”, puntualiza la lideresa indígena.

Así, junto con 21 mujeres más recuperan tradiciones, como el consumo de la guayusa (planta nativa del sector), ceremonias de agradecimiento alrededor del fuego, rezos de propósitos, entre otras actividades.

Katty es una lideresa que nunca se preparó para serlo, pero con los golpes de la vida aprendió a tomar los retos como oportunidades de vida. “Aunque la mujer siempre ha querido estar luchando junto con su pareja y sus hijos, no se ha tenido reconocimiento en épocas pasadas; pero ahora estamos con mayor fuerza, porque tenemos aliados que nos apoyan para que mujeres como yo, que pasaron desapercibidas, ahora aprovechemos el liderazgo que tenemos”, concluye. (I)