Pasaje, EL ORO

El ciudadano orense Gustavo Bustamante, de 44 años, ha sido catalogado como “el papá héroe” o “el papá de Pasaje” debido a la foto donde se lo observa alzando en brazos a su hija de ocho meses en medio de los escombros de una edificación afectada por el sismo de magnitud 6,6 registrado el sábado.

Este domingo, el teléfono de Bustamante ha recibido constantes mensajes y llamados de parte de allegados, amigos, gente desconocida y medios de comunicación que lo han asediado por conocer su historia.

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Mientras se mantenía el diálogo con este Diario, su teléfono no paraba de registrar el ingreso de llamadas, debido a la repercusión que tuvo su actuación y la difusión de la foto.

El escenario donde estuvo Bustamante es uno de los más impactantes en las calles Sucre y Montalvo, en el centro del cantón Pasaje, en El Oro. Este domingo, tras 24 horas del suceso, son aún visibles los daños del colapso de cinco pisos de un edificio, los cuales terminaron desplazándose sobre otro predio vecino.

¡Milagro entre los escombros! Un padre quedó atrapado con su pequeña hija en vivienda que colapsó en Pasaje, pero se salvaron

Dentro de ese predio aledaño terminaron en medio de escombros la esposa y la hija de Bustamante, quien no dudó en ir tras su rescate.

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Gustavo abraza y besa a su hija mientras estaba atrapado entre los escombros de una vivienda en Pasaje. Tomado de La Voz de El Oro

El ciudadano contó que esto se dio con algunas fases. Pasó de una fase inicial de devastación por ver de cerca la muerte de sus seres queridos, luego a la esperanza de saber que estaban con vida y el repunte de emoción de tenerlos en sus brazos.

Ese sábado, el empresario dedicado a labores de construcción llamó a su esposa para que tenga lista a su hija. Al llegar al predio de siete pisos, a las 12:05, notó que no bajaban y comenzó a desplazarse para ir a verlas. En ese camino, cuando ingresaba al predio, se dio el inicio del sismo de magnitud 6,6, cuando eran las 12:12.

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Allí notó la caída de escombros desde lo alto, algunos de estos terminaron sobre su automotor que estaba en la vía pública.

Al seguir hacia la vía pudo observar que de los siete pisos de un edificio donde residía solo quedaron dos niveles, cinco pisos superiores colapsaron y se desplazaron hacia un predio vecino donde observó la mesa de comedor de su hija.

“Allí me destrocé, fue en ese momento que me puse en llanto total, no podía creer lo que había pasado, me echaba la culpa porque no viene quince minutos antes”, dijo el hombre.

Sin embargo, en ese instante, sintió un llamado inusual que le decía: “Gustavo, papi” y aquello lo alentó a adentrarse en el predio donde terminaron los cinco niveles del edificio colapsado.

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“Las probabilidades de vida eran de cero, ingresé, encontré a mi abuelito, lo sacamos y ver qué hacer porque sentía que mi esposa y nena estaban vivas, a pesar de que toda la multitud me decía que no ingrese porque parecía que colapsaría”, dijo.

En el interior del predio, en medio de gritos, el hombre contó que escuchaba los sonidos que llamaban su nombre hasta que se dio un cambio radical por evidenciar el llanto de su hija. “Fue tan lindo ese momento, porque otra vez volví a nacer”, comentó.

En ese instante volvió a salir y buscó ayuda de personas que se encontraban en los alrededores. Inicialmente no encontró voluntarios, pero escuchó sirenas que significaban el arribo de bomberos y con uno de ellos ingresó nuevamente para realizar el rescate que se daba en medio de los escombros.

Con el bombero sacaron los escombros y luego llegó una tercera etapa, cuando sacaron a su esposa y su bebé.

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“Ella sí es la heroína, se aferró a mi nena, cayó y quedó ahí en esos instantes con muros fuertes, eso también me motivó a seguir el amor”, sostuvo.

En medio de la emoción, él tomó en sus brazos a su bebé para buscar la salida. Ese instante quedó inmortalizado como una luz de esperanza y amor de padres a hijos en medio de todo el escenario trágico.

“Cogerla fue emocionante, yo quería salir de los escombros y ese era el lugar más rápido, no se pudo y tuvimos que retirarnos por donde ingresamos por el lado del vecino”, narró Gustavo.

Ahora, con calma, el hombre se mantiene en el predio de sus padres. Con facilidad repite cada uno de los detalles a cada uno de los medios de comunicación que se acercan por conocer su experiencia que da la vuelta al mundo.

La vivienda que colapsó en Sucre  y Montalvo, en Pasaje. Foto: Ronald Cedeño Foto: El Universo

Posteriormente al sismo, la pequeña Cecy Nihan, de 8 meses, no registra ninguna fractura, solo algunos raspones en las piernas, sin embargo, la esposa de Gustavo, Dina Moscoso, tuvo una herida por la caída de una piedra en la espalda.

Esta experiencia, según Gustavo, servirá para ser una mejor persona, dando más amor, respeto, ser más solidario tanto con amigos, familiares y el prójimo.

“Seguir siendo feliz, estaba emocionado cuando salí con mi hija. Hace 25-30 minutos pensé que las perdía, después a los 25-30 me renacen y están conmigo, con algo que es de no creer… sentí ese abrazo de Dios, porque de verdad no había posibilidad de que alguien viviera. Él me llevó allá y me indicaba y creo que estaba todo concatenado, cualquier padre en mi situación hubiera hecho lo mismo, eso es el amor y el amor mueve montañas”, aseguró.

En el cantón Pasaje, una persona murió por el sismo, mientras otras trece personas fueron rescatadas en dos predios. En la escena donde Gustavo alzó a su niña en brazos se dio la evacuación de doce afectados. Hubo 14 viviendas totalmente destruidas y unas 40 casas parcialmente destruidas.

Ese mediodía, Gustavo planeaba llevar a su hija y su esposa a almorzar en la ciudad de Machala. Ese paseo aún está pendiente. (I)