Perdió a su esposo, a su cuñado y a su suegro. Y también casi pierde a sus padres, el año pasado, por el COVID-19. Para ella y su familia, fue vital la ayuda psicológica a la que recurrieron porque sus hijos “no podían más”, dice. Tenían pesadillas y la depresión los invadió por completo al inicio. Y ahora, Dios, sus padres y sus hermanas son su apoyo, su pilar, dice Julia A., de 41 años, una habitante de la Alborada, norte de Guayaquil.

“Fue un mes demasiado duro para nosotros. Un día (3 de abril) murió mi cuñado, a los tres días falleció mi suegro y a los dos días, mi esposo… En casa, mi hijo mayor (16 años) y yo teníamos síntomas y no podíamos salir. Mis otros dos hijos no presentaban síntomas y una hermana me ayudaba con ellos… Enterrarlos fue un verdadero calvario, todo lleno, ni porque teníamos comprado el espacio, había tanta gente en espera que era imposible llegar y entrar directo con el ataúd…

La pandemia marcó sus vidas, pero no las tumbó; las volvió más luchadoras, optimistas y dispuestas a salir adelante por sus hijos

Todo lo que vivimos fue tan fuerte que mis hijos se traumaron. Cuando volvimos a estar juntos en casa, ellos tenían pesadillas en las noches, no paraban de llorar, no querían comer, ellos estaban acostumbrados a merendar y a jugar un rato con su padre y ya no había aquello… Las noches eran interminables…

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Me llené de miedo, no sabía qué hacer, el dolor al inicio me invadió y no me dejaba pensar… Fue un golpe duro, inmenso, para mi corazón, que no tuvo tiempo de asimilar, de reaccionar… mis hermanas, mi madre, mis otros familiares estaban preocupados… hasta que me armé de valor y me dije: ‘basta, así no puedo seguir, tengo que coger fuerzas y salir adelante porque están mis hijos, ellos sufren y no puedo permitir aquello… A mi esposo no le va a gustar verlos así…

‘Con una niña de 7 años y otro en camino, hubo que ser fuerte por los niños’, relata Amparo Romero, quien también perdió a su esposo por el COVID-19

Pedimos ayuda, fuimos a terapia psicológica, mi madre y mis hermanas han sido unas madres más para mis hijos… yo opté por reabrir un pequeño negocio… a mis hijos les dieron una beca en el colegio (por la muerte del papá) hasta que terminen todo el colegio… ahora mis días son un poco más agitados e intensos porque nuestras jornadas empiezan antes de las 06:00 para dejar organizada la casa, hacer el almuerzo en algunas ocasiones… en otras me dan la mano mis hermanas y mi mamá… nos hemos unido más y ahora también oramos juntos, hacemos más actividades familiares, siempre cuidándonos al máximo porque no queremos que se repita lo de abril (del 2020)…

‘Se pueden vivir muchas adversidades, pero si no se tiene ganas de salir adelante, por tus hijos y por ti, no se logra’, afirma Cinthya Palomeque, quien también perdió a su esposo por COVID-19

Los hijos son esa razón para seguir, para continuar. Ahora ya no tengo temor, sé que ellos me necesitan y pongo todo de mí, hasta tomo vitaminas, como saludable y hago ejercicios mientras realizo los quehaceres de la casa, para estar bien, para guiarlos correctamente.

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No puedo decir que ya pasé todo el duelo. Lo sigo viviendo, me sigue doliendo, seguimos teniendo deudas (económicas), pero trato de sacar fuerzas de donde no hay para luchar por mis hijos. Si yo pude, creo que todas las madres que estamos en esta situación podemos”. (I)