Un grupo de investigadores médicos ecuatorianos, encabezados por Esteban Ortiz Prado, médico salubrista de la Universidad de Las Américas, publicó una investigación en la revista científica ScienceDirect en la que abordan la problemática de la falta de suero antiofídico, el antídoto que se usa para las mordeduras de serpientes que sufren unas 1.600 personas cada año en zonas rurales o urbanas cercanas a estas en la Costa y Amazonía del Ecuador.

Ortiz, en diálogo con este medio, plantea la necesidad de retomar la producción local porque los antídotos importados no tienen la misma efectividad que tenían los elaborados por el ahora cerrado Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, que el gobierno de Guillermo Lasso se encuentra evaluando si lo rehabilita. La falta de producción de antídoto está relacionada con mayores ingresos hospitalarios en Ecuador, dice la investigación.

La publicación en ScienceDirect dice que este es el primer intento de describir la situación actual de la producción de antídotos en Ecuador. ¿Qué es lo que han averiguado, cuál es la conclusión?

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En el Ecuador tenemos una crisis sanitaria en relación con las mordeduras de serpientes, que muchas veces no tienen tratamiento oportuno debido a la falta de suero antiofídico de producción local. El 100 % del suero es importado de Costa Rica y esto tiene implicaciones en la salud pública porque, a pesar de que se trate de una misma especie de serpiente, su veneno no es igual porque esto está determinado por su alimentación y una serpiente que se come un sapo en la Amazonía ecuatoriana, que es único, no generará un veneno igual. (La investigación dice que los envenenamientos en estas regiones son el resultado de mordeduras principalmente de serpientes de la familia Viperidae).

¿Cómo se encuentra Ecuador respecto a otros países de la región, en cuanto a la incidencia de envenenamiento por mordedura de serpiente?

Hay países que tienen más casos de mordeduras de serpientes que otros, todo depende del ambiente en que se desenvuelven sus habitantes, ¿Pero qué podemos ver en relación con la incidencia y la mortalidad en Ecuador? Estamos por sobre la media regional. Hay países que tienen más mordeduras de serpientes por cada 100.000 habitantes que nosotros. Ecuador es un país con 17,5 millones de habitantes y cada año 1.600 personas son mordidas por serpientes.

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El doctor Esteban Ortiz aborda la problemática de la falta de producción local de suero antiofídico en una investigación publicada en Science Direct.

¿Por qué debería considerarse esto como un problema de salud pública prioritario?

Hay personas que son mordidas por serpientes y sufren demora en recibir tratamiento, eso puede complicar su recuperación, hacer que pasen más tiempo hospitalizados o incluso puede producirse la muerte. De 1.400 a 1.600 personas mordidas cada año en este país, son personas que podrían morir, por lo tanto es un problema de salud pública y la disponibilidad de suero antiofídico no debe depender de la capacidad de importación que tenemos en Ecuador, sino de la capacidad local de producción que deberíamos tener, algo que se paralizó en 2012 con el cierre del Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, que causó daño en el abastecimiento del suero antiofídico.

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Leopoldo Izquieta Pérez, el padre de instituto científico en Guayaquil

¿A qué atribuye la decisión con la que se dejó de producir antídotos a nivel nacional?

Ese es un tema complejo. En el 2009, cuando se creó Enfarma y hasta 2012, cuando se dividió el Izquieta Pérez en el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigaciones (Inspi) y la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), el Ecuador tenía las capacidades instaladas para producir vacunas y antídotos, la infraestructura dejaba mucho que desear, pero a pesar de eso las vacunas y el suero antiofídico eran de excelente calidad.

Una foto actual de cómo quedaron parte de los equipos de laboratorios del Leopoldo Izquieta Pérez. Foto: Cortesía.

¿Hubo fallas en la regulación de la producción nacional de antivenenos?

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Por esas ínfulas de grandeza se crearon proyectos millonarios, destinados a ser los más grandes de la región, pero llegado el momento no hubo la plata, no hubo la decisión política de una parte de aquel gobierno y eso llevó a un cierre no planificado del Izquieta Pérez, se despreocuparon de las capacidades instaladas. Para cerrar una producción, uno debe dejar el camino hecho para la siguiente producción para que no exista demora en el recambio, y esto no pasó, simplemente se cerró y no se volvió a producir suero antiofídico, y eso ha causado los problemas que hemos tenido.

¿Qué tan efectiva es la calidad del antídoto importado?

Funciona, pero muchos médicos en territorio sugieren que el suero importado tiene menos potencia o efectividad y, por lo tanto, el paciente requiere una dosis más alta. Esto no pasaba cuando el antídoto se elaboraba en nuestro país. Era más efectivo y su disponibilidad no dependía de la capacidad de importación del Estado.

Ecuador, según el presidente Lasso, se está planteando producir vacunas anti-COVID con el apoyo de otros países ¿Debería volver también a producir antídotos contra mordeduras de serpientes?

Claro que sí. Es una buena idea tener una planta de producción de vacunas, pero no solamente enfocada en COVID, sino en el desarrollo de las capacidades biotecnológicas del Ecuador, algo que se paralizó en 2014, desde cuando nos quedamos a la cola a nivel de la región. Alentamos la reanudación de la producción local de antiveneno para serpientes para mejorar la capacidad de respuesta del ya sobrecargado sistema de salud público. (I)