Las calles de Quito, en su mayoría, amanecieron desoladas. Fue notorio que un paro nacional ha afectado durante la semana, que el estado de excepción reforzó la seguridad en distintos puntos y que la ciudadanía pensó más de una vez en salir a celebrar el Día del Padre.

Sin embargo, hubo personas que sí lo hicieron. En el parque La Alameda, en el centro de la ciudad, varias familias se reunieron para caminar por las áreas verdes, tomar un paseo en un bote de madera, aprovechar los juegos como tiro al blanco o deleitarse con alguno de los alimentos que ofrecen los vendedores del lugar.

Eduardo Bueno salió con sus dos hijas, sus yernos y sus nietos, aunque dijo que no estaban todos, pues en total tiene cinco hijos y doce nietos. Al quiteño de 63 años le celebraron desde la mañana, “me sorprendieron con un delicioso desayuno”, comentó, mientras caminaban hacia las piletas del lugar.

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También señaló que decidieron salir a este parque porque le recuerda mucho a su niñez. Este fue el lugar al que sus padres le llevaron en varias ocasiones cuando fue niño. Eduardo también recordó que sus primeros años de padre también los vivió en este sitio recreativo, porque no tenían al parque La Carolina, una amplia plaza del centro norte de la ciudad.

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“De aquí nos vamos a comer en un restaurante, lo importante es compartir en familia, yo disfruto de mis hijos y nietos todos los días”, puntualizó.

Los restaurantes tuvieron buena acogida, desde la mañana. Galo Armijos dijo que los comensales llegaron en mayor cantidad que los domingos normales. “Parece que sí les nació a los hijos invitar a los padres un desayuno”, puntualizó con una sonrisa.

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QUITO (19-06-2022).- Filas para ingresar a restaurantes por el Día del Padre. Andrés Salazar / EL UNIVERSO Foto: Andrés Salazar

Pasadas las horas, en otros restaurantes de Quito se formaron colas humanas de espera por ingresar. Uno de los trabajadores de una cebichería aseguró que recibieron más clientes de lo previsto. Por eso se formaron esas filas.

Renán Mogollón tiene un puesto con galletas, chicles y billetes a los que las personas pueden jugar tiro al blanco, con una escopeta especial que desprende un dardo. Él trabaja desde hace 45 años, por el Día del Padre no se quedó celebrando en casa, “porque la economía está mala, tocó salir a trabajar, no queda más”, puntualizó.

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William Paillacho también salió a trabajar en el parque, él vende refrescos helados. No tiene hijos, pero justamente acudió con su coche porque ayuda económicamente a su padre, junto a sus cuatro hermanos. “Ya están viejitos, entonces toca ayudarles ahora que no se pueden mover con tanta facilidad”, agregó, mientras señaló que trabajará hasta las 16:00, después irá a comer con sus padres. (I)