La tarde de este viernes, los familiares de Mercy Morocho, mujer que apareció sin vida junto a sus dos hijos dentro de su casa en diciembre pasado, realizaron un plantón en los bajos de la Gobernación del Azuay para exigir celeridad y transparencia en las investigaciones.
La muerte de Mercy Morocho y sus dos mellizos se indaga en la Fiscalía como un presunto femicidio, según comentó Rosa, una de sus hermanas.
Con globos blancos y carteles, los allegados expresaron su malestar y ansiedad hacia las autoridades, porque luego de tres meses y medio solo les dicen que “esperen” el avance de la investigación.
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Pero, según la hermana de Mercy, también hay expectativa por saber por qué aún no se ha revisado la información de los teléfonos celulares, ni el contenido de las cámaras de seguridad del sector.
Otra situación que los tiene agobiados es que el único testigo del hecho, el conviviente de Mercy, está libre y no les deja ver a su sobrino, el tercer hijo de la pareja, que apenas tiene cuatro años de edad.
En principio, el hombre fue detenido por la Policía para rendir su versión, pero al poco tiempo quedó libre y a cargo de su otro hijo. “Mis papás necesitan justicia, necesitan saber qué pasó ese día, necesitan saber la verdad, por eso estamos haciendo este plantón”, comentó Rosa.
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Rolando Morocho, padre y abuelo de las víctimas, afirmó que la apertura de los teléfonos celulares debía darse el 1 de abril pasado, pero aquello no ocurrió. Dijo que no desea acusar a nadie, solo quiere saber cómo murió Mercy, la madrugada del 30 de diciembre del 2020, en la ciudadela Francisco Morales, norte de Cuenca.
El hecho generó conmoción en Cuenca porque en la misma habitación aparecieron muertas tres personas: Mercy junto a los pequeños Joaquín y Antonela, que en ese entonces tenían cuatro meses de edad.
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La mañana del suceso, el entonces comandante de la Policía en Azuay, Freddy Sarzosa, comentó que en la autopsia se determinó que “la causa de los dos infantes es producida por un tema de intoxicación y asfixia”, y la muerte de la mujer “por un suicidio”. Pero esta versión nunca convenció a los allegados.
Uno de los objetivos del plantón de esta tarde era que el gobernador del Azuay, José Jaramillo, saliera para escucharlos, pero eso nunca ocurrió, y los carteles, crespones negros y gritos exigiendo justicia apenas fueron tomados en cuenta por algunos transeúntes. (I)