Cuando era un niño, Ariel Goya no imaginaba que los viajes que hacía su abuela Blanca a Estados Unidos, país donde se radicó definitivamente, serían clave en su historia. Ella abrió el camino a los suyos en esa nación.

“Mi abuela me pidió cuando tenía 3 años y después de 10 años me dieron la residencia. En noviembre de 2021 recibí la ciudadanía”, cuenta Ariel, un guayaquileño de 21 años, quien actualmente cursa el cuarto año de la carrera de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Aeronáutica Embry-Riddle (Embry-Riddle Aeronautical University), en Daytona Beach, estado de Florida, Estados Unidos.

En 2016 se mudó a Nueva Jersey para completar su educación secundaria, ya que de esa forma se facilita el acceso a una universidad estadounidense. Ariel cuenta que ganó una beca, con la que financiaba el 50 % de la carrera, y que tiempo después ese porcentaje se incrementó al 80 %. “El otro 20 % mis padres me ayudan a pagar con mucho esfuerzo”, comenta el joven.

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“Yo he pertenecido al Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (American Institute of Aeronautics and Astronautics). Ahí participé en un proyecto llamado DBF (Design, Build and Fly) por más de tres años. El proyecto consiste en diseñar, construir y volar un avión de control remoto con misiones que grandes compañías nos ponen. Yo pertenezco al equipo de diseño y fabricación del avión. Utilizo programas de diseño en 3D para poder diseñar el avión y después procedo a los pasos de fabricación, utilizando maquinarias y materiales de ensamblaje”, explica Ariel.

En el 2021, su equipo quedó en segundo lugar entre cien universidades participantes, en un concurso —patrocinado por una importante empresa— que consistió en la construcción de un avión de determinadas características para lanzar unos sensores por una puerta de carga en la parte inferior del fuselaje, prototipo que podría ser usado en misiones de entrega de carga sin la necesidad de aterrizar.

“Gracias al conocimiento que obtuve en el programa recibí varias ofertas de pasantías para el verano del 2022, con compañías como Boeing, Lockheed Martin, Bell Flight Textron, Tesla y Delta Airlines. Tristemente solo puedo hacer una pasantía a la vez; lo cual, después de profundamente pensarlo con mis padres y mentores, decidí aceptar mi oferta con Boeing, como ingeniero en Producción y Fabricación en el Departamento de Defensa”, comenta. En esa misma empresa espera hacer carrera y en un futuro próximo cursar una maestría en Gestión de Proyectos.

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Diseñar para Boeing, Airbus y la empresa de Elon Musk

Diego Guerrero, de 25 años, quien cursa una maestría en Ingeniería Aeroespacial, dicta una clase sobre aerodinámica en un laboratorio de la Universidad de Aeronáutica Embry-Riddle. Cortesía.

El campus de la Universidad de Aeronáutica Embry-Riddle también ha sido testigo de los pasos de otros ecuatorianos.

Diego Guerrero, de 25 años, quien cursa una maestría en Ingeniería Aeroespacial, dice que lo más duro de su experiencia en el extranjero es la distancia con su familia.

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“Somos muy unidos y sin duda me hace falta el calor de mi hogar. El entorno académico ha sido relativamente sencillo, siento que las bases de educación que tuve en Ecuador son muy superiores a la exigencia que he tenido aquí. Estudié mi bachillerato en el Colegio San Gabriel e Ingeniería Mecánica en la Universidad San Francisco de Quito”, comenta con entusiasmo el joven, que llegó a esa universidad en 2021.

Su experiencia en ingeniería mecánica le ha servido para ganarse unas plazas laborales dentro de la alma mater.

“Al ser un estudiante de maestría puedo ser contratado por la universidad para colaborar y enseñar. He sido instructor en el Laboratorio de Túnel de Viento. Dicto dos clases a la semana en este laboratorio para la materia de Aerodinámica Experimental. En este laboratorio contamos con tres túneles de viento con distintos propósitos de estudio, en los que podemos analizar modelos a escala y perfiles alares”, detalla el ecuatoriano.

Los estudiantes de Ingeniería Aeroespacial deben tomar ese curso en el tercer año, indica Diego. Ahí, él realiza experimentos relacionados con las bases fundamentales de la aerodinámica.

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Entre sus planes, el ingeniero apunta a lo más alto del firmamento. Y lo dice sin metáforas.

“El diseño ha sido mi pasión desde que soy un niño, por lo que mi meta principal es poder plasmar mis ideas del papel o la computadora a la vida real. Me encantaría continuar con mis estudios y obtener un Ph. D. Existen muchos temas interesantes en la industria aeroespacial. Quiero diseñar aeronaves para una empresa grande (Boeing, Airbus, SpaceX)”, enfatiza el maestrante.

La migración legal a EE. UU. es una opción pero, en el caso de ecuatorianos residentes o ciudadanos, deben conocer los requisitos y montos a invertir para pedir a familiares

Machaleño trabaja en investigación para mejorar materiales de construcción de aviones

Derek Espinosa realizó un curso de aviación dentro de la universidad. Cortesía.

De a poco, los ecuatorianos se han adaptado a la vida académica, cultural y laboral de esa institución. A los estudiantes extranjeros se les permite hasta 20 horas de trabajo por semana. Derek Espinosa, de 22 años, tampoco ha desaprovechado esa oportunidad y desde el 2017, cuando empezó su licenciatura, se ha desempeñado en varios puestos.

“Empecé siendo tutor de clases de física y matemáticas de primer año, y luego fui tutor de clases de ingeniería como por dos o tres años hasta que terminé mi licenciatura. Para el primer semestre de mi maestría me ofrecieron ser supervisor de todo el centro de tutorías y me pagaron las clases de ese semestre. Después de ese semestre, me ofrecieron un contrato de Ph. D. Prácticamente, ahora me dedico a investigación y me ofrecieron beca completa”, cuenta Espinosa.

Actualmente, el joven machaleño trabaja en una investigación sobre materiales y estructuras para ingeniería aeronáutica.

“Estoy trabajando con materiales compuestos, como la fibra de carbono. Evaluamos sus propiedades. Ese material es usado en la industria aeronáutica. Nosotros estamos intentando mejorarlo con diferentes procedimientos. Entre los objetivos está mejorar su resistencia a impactos y abaratar los costos de fabricación”, explica Espinosa.

Al igual que Derek, Diego y Ariel reconocen que al inicio se les dificultó un poco la adaptación, pero que con disciplina, paciencia y un plan definido lograron acoplarse al resto de estudiantes y ganarse un espacio en una comunidad de creciente conocimiento. (I)