Fanny Cepeda anhelaba que la pandemia termine para este fin de año. Desde agosto, empezó a elaborar monigotes para venderlos en las calles 6 de Marzo y Maldonado, en el centro de Guayaquil. Junto con su esposo e hijo hizo 140 muñecos, que serán su subsistencia.

Fanny tiene 51 años y lleva 20 como artesana monigotera. Aunque ella y sus familiares ya se vacunaron contra el COVID-19, aún tiene dos preocupaciones: contagiarse por la exposición a los clientes y no vender sus productos.

La vacunación masiva sería una solución a las preocupaciones de Fanny. El Ministerio de Salud Pública (MSP) tiene como meta inmunizar al 85 % de la población vacunable hasta fin de año, es decir, a los mayores de cinco años, esto es, el 77 % de la población total. El Ministerio estima que con este porcentaje se llegaría a una inmunidad de rebaño. Así lo afirmó el subsecretario nacional de Vigilancia de Salud, Francisco Pérez, el jueves pasado en un taller con periodistas.

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Sin embargo, tres expertos discrepan de los cálculos del MSP. Daniel Simancas, epidemiólogo investigador de la Universidad UTE, sostiene que el país no alcanzará la inmunidad de rebaño con el porcentaje de vacunación planteado por el Gobierno, y la cataloga como “una meta más política que técnica”.

El experto precisa que “es un error técnico asumir que con la aparición de las nuevas variantes que escapan a las vacunas y a la infección previa se quiera pensar que logremos controlar este virus a través de un porcentaje de vacunados estimados”.

Simancas subraya que es imprescindible vacunarse porque la baja cobertura de vacunación aumenta las probabilidades de mutación del virus.

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“En los países africanos y asiáticos que tienen menos del 5 % de vacunación es donde es más probable que el virus tienda a replicarse tanto que encuentre, por efecto de azar, alguna combinación que lo haga más efectivo en el contagio”, destaca.

A esta postura se suma la infectóloga infantil Carola Cedillo. Ella destaca que “lo que han logrado las vacunas es disminuir el índice de hospitalizaciones, casos graves, UCI (unidades de cuidados intestivo) y la mortalidad como tal. Sin embargo, no se ha logrado, por completo, que las vacunas tengan un control sobre la transmisión de la enfermedad”.

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De acuerdo con el doctor en microbiología Paúl Cárdenas, cuando circulaban las variantes alfa, beta y gama, se calculaba que se necesitaría un 80 % de la población vacunada para llegar a la inmunidad de rebaño; pero cuando llegó delta, el cálculo estimado subió al 90 % de la población vacunada.

“Con ómicron, y con cómo escapa al sistema inmune, ya no podemos llegar a una inmunidad de rebaño por la eficacia de las vacunas y el nivel de contagiosidad de las variantes”, resalta Cárdenas.

Así también lo indica Simancas, que destaca que, “dado que tenemos vacunas que no tienen el 100 % de efectividad, el porcentaje destinado para alcanzar la inmunidad de rebaño debe aumentar”.

Adicionalmente a esto, Simancas manifiesta que es pertinente pensar que, probablemente, el COVID-19 se vuelva una enfermedad endémica en algún momento, es decir, que permanezca en la población y provoque brotes esporádicos en invierno y desaparezca en verano.

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De ser este el caso, agrega el experto, “tenemos que vacunarnos permanentemente y el esquema de vacunación aumentaría. Así como la influenza, la vacuna para COVID-19 se debería colocar anualmente a toda la población o, por lo menos, a los grupos más vulnerables”.

En esto coincide la doctora en Microbiología y Genética Molecular Josefina Coloma, que participó el miércoles pasado, junto con otros expertos, en el conversatorio sobre vacunación completa organizado por el MSP.

“El virus está tratando de ser más endémico en la comunidad; está tratando de hacerse más infeccioso y menos mortal”, precisó, y añadió que “seguramente este virus se va a quedar como un virus de la gripe común, y en este momento está en ese proceso; pero, mientras el virus tenga tanta transmisión, puede llegar a hacer curvas de infección altas y vamos a tener otra ola con casos de hospitalizados graves y alta mortalidad”.

Avance en la vacunación

En el país se han vacunado con el esquema completo 12′209.863 personas, de acuerdo con las cifras oficiales más recientes, que tienen corte al jueves pasado. Eso es el 68 % de la población total. En el último mes, unas 50.800 personas han alcanzado el esquema completo diariamente. Sin embargo, todavía quedan más de 4 millones de personas por vacunar hasta alcanzar la totalidad de la población apta para recibir vacunas.

Las provincias con menor porcentaje de vacunación son Morona Santiago (47 %) y Pastaza (55 %). Por otro lado, las que han tenido mayor avance son Galápagos (83 %), Pichincha (79 %) y Carchi (79 %).

A principios de diciembre se inició la vacunación con dosis de refuerzo a mayores de 18 años. Hasta el jueves, se había colocado el refuerzo a un total de 777.896 personas. En lo que va del mes, la vacunación con estas dosis ha marchado a un ritmo de aproximadamente 20.200 personas diarias.

La doctora Cedillo argumenta que, aunque Ecuador tiene un buen porcentaje de vacunación, “todas las personas que puedan ser vacunadas deberían intentar alcanzar las metas de la mayor cantidad de vacunación posible para evitar, nuevamente, que haya una circulación masiva del virus y esto pueda hacer que perdamos la efectividad de las vacunas que actualmente tenemos”.

Ese escenario intranquiliza a Fanny. Ella no quiere repetir la mala venta que tuvo en 2020. “No recuperamos ni la inversión”, se lamenta. Para este año, ella y los demás artesanos monigoteros se organizaron para contar con mascarillas y alcohol en cada puesto y así evitar que suban los contagios. (I)