Cuenca.
Juan Bautista Ayabaca Barreto y su familia lo perdieron todo. Tras el sismo, su casa y otra vivienda de su hija se vinieron abajo, el fruto de años de trabajo y una deuda aún por pagar fueron sepultados por escombros.
Juan Bautista vive en la comunidad de Susun, perteneciente a la parroquia rural Baños. El afligido hombre aún no puede creer que el lugar en donde él vivía con ocho personas, incluida su esposa, hijos y nietos, se perdió en cuestión de segundos.
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Cuenta que instantes antes del terremoto de 6,6 se lavó la cara, se cambió de ropa y pidió a su esposa que se aliste para bajar a Cuenca porque debían comprar algunos alimentos para la semana.
Ya cuando estaba todo listo, la tierra se empezó a mover y ellos salieron desesperados a un terreno cercano para salvarse, y aunque nadie salió con heridas o lesiones graves, de un momento a otro se quedaron sin casa. Llegar a Susun tiene sus dificultades.
Todo el camino es de tercer orden, de tierra, y el recorrido en auto toma unos 40 minutos. Al final se llega a una loma en donde estaba la casa.
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A María Natividad Ayabaca, esposa de Juan Bautista, se la ve fuerte en medio del dolor. Mientras pasa y una y otra vez por la casa caída, no deja de trabajar picando y cortando granos junto a otras mujeres para lo que luego será el almuerzo.
Ella cuenta que cuando empezó a moverse la tierra tomó a sus pequeños de 14 años, 11 años y 6 meses de edad.
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Los sujetó tan fuerte y corrió tan rápido que rodó por la pampa y aunque por instantes perdió la conciencia, enseguida se repuso para ver cómo su casa de dos pisos y cuatro habitaciones se vino abajo.
En Cuenca. Zona donde una casa cayó producto del sismo
Posted by El Universo on Sunday, March 19, 2023
Ella no evita llorar, y espera pronto salir de esta calamidad.
Por ahora están durmiendo en la casa de un familiar, pero apelan a la sensibilidad de las autoridades para que les apoyen con ayuda para construir “una media agüita”, es decir, una pequeña casa para que puedan dormir.
Mientras el apoyo de las autoridades llega, los familiares y amigos de Juan Bautista con respaldo de los militares se pusieron manos a la obra y con el material que pudieron rescatar de las viviendas caída empezaron a levantar una improvisada casa.
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Mientras los uniformados cavaban los cimientos para poner los pingos (grandes troncos de madera), el resto apilaba los techos de zinc y otras estructuras para reparar en algo la pérdida.
María Natividad insiste en el llamado solidario, porque no tienen a donde más ir. Y aparte no entiende por qué a ellos les ocurrió esto, no encuentra razón y hasta se aflige pensando que esto fue “un castigo de Dios”.
Según la información oficial en Azuay existen dos personas fallecidas, dos heridas y quince damnificados. (I)